miércoles, 25 de junio de 2008

Una chaqueta, unas frases...

Invierno. Hace frío, ahora más que antes. Y es una mañana de lluvia.. El jueves mi madrina envió en un maletín ropa abrigadora para que sus parientes peruanos no padezcan de frío y no se enfermen y no gasten un montón de dinero en remedios y jarabes, entre las cosas había una casaca reversible. Por una cara color azul y, por la otra, verde e impermeable. Aunque se la envió a mi padre por su larga amistad, a él no le quedaba tan bien como a mí, conque la usé yo.

Era cómoda, para qué! El frío no me afectño en lo absoluto y me fascinaba su aspecto en modalidad impermeable: inflada y firme. El estilo no quedaba atrás, esta chaqueta sí que era seria.

Entré al salón y me senté adelante de Bicky, una chica super reeeegia del salón. Me acomodé bien en la silla y en un movimiento la chaqueta se infló al contactarse con el respaldar.

-Ayyyy! Qué regia tu casaca -me dijo y aplanó un poco el impermeable -está muy bueno.

-Claro - respondí -tal y como quien lo usa- Lo justo, no? Tú sabes, pues.

Reí. Ella me siguió. Continué con lo mío, pero Vicky, que era parlanchina al extremo, no dejó de detallar:

-Pero si es super gruesa - y agregó: -debe ser super abrigadora.

-Claaaro -respondí y añadí: Tiene que tener la calidad del dueño, pues, tú sabes. Siempre tiene que haber un ambiente caliente.

Vicky siguió en risas, muy coqueta ella. Ahora era mi turno, ya había empezado, unas frases más..

-Y mira -abrí el cierre de la casaca, demostrando el interior reversible- si te aburres, cambia de aspecto, así que ni por error te aburres, y ese lado es aun más cálido. Siempre como el dueño.

Vicky y yo conversamos amenamente toda la clase, a ella le gustaba comer unas hamburguesas que quedaban cerca del instituto y me invitó a acompañarla. Seguimos conversando ahí, con más connfianza y entre más risas.

Esa hamburguesa abrió nuestra relación y después de esa oportunidad seguimos saliendo. Primeor a comer, luego a bailar, y finalmente a todos lados. Vamos a tener ya tres años de noviazgo, estamos a punto de casarnos (faltan sólo tres meses, esperando el verano, por supuesto) y antes de esa plática no habíamos mantenido mucho contacto, no nos llevábamos mal ni bien, en oportunidades intercambiábamos palabras y nos saludábamos (Hola, Chau) cuando nos cruzábamos, mas nada más. Ella ni sabe que la casaca no era mía, que se la quité a mi papá. Pero ahora ya qué importa, jaja, igual la amo, e igual me ama.

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