miércoles, 1 de diciembre de 2010

La tierra prometida

Estoy cogiendo muerte. Dolor de estómago, dolor de cabeza, ligereza del cuerpo, vértigo, náuseas. Me sugieren vaya al baño y vomite o induzca al vómito, pero de hacer lo que me dicen echaría a la basura los tres vasos de mescalina que me he tomado. Hay cosas que pesan, que duelen, y desprenderse del dolor de ser un humano para convertirse en un monstruo trae otros dolores, en este caso, afortunadamente, corporales y no espirituales. ¿Qué prefieres, padecer del alma o padecer del cuerpo? Yo prefiero lo segundo. Lobsang Rampa dice que los viajes espirituales se inducen con la mescalina, no obtante no es la manera apropiada de hacerlo, y causa, entonces, hoyos en los chacras, así se desequilibra la mente-cuerpo. A mí no me interesa, en mi hoja de vida llevo cuatro años experimentando con psicodélicos fuertes, primordialmente con MDMA, LSD-25, mescalina y psicobilina, además de otras sustancias más ligeras y a la vez más perniciosas, como el floripondio, viaje del cual regresé con fortuna vivo y con fortuna con mi vista intacta. O eso es lo que pienso... Combato el dolor que sufre mi organismo, blanqueo la mente, cierro los ojos y me teletransporto por caminos ágiles y rápidos que siguen caminos sin rumbo aparente. El cuerpo hace lo suyo, y arremece... bebo agua, fumo cigarrillos, por el momento no deseo THC -milagrosamente- temo que empeore la situación. Mis compañeros están preocupados, aparentemente me debato entre la vida y la muerte, y esta es la batalla entre ambos que más reñida está. Los veo difusamente, en derredor mío, cogiéndose el rostro de preocupación, bebiendo ellos también agua y fumando cigarros. Comentan mi situación, o eso creo, puesto que no los ecucho muy bien. Uno de ellos me acerca un falso de cocaína, mas lo rechazo; nunca ha sido lo mío, por lo tanto no tiene por qué serlo. Lo único que me sanaría es... entonces mi visión se aparte de los miles de túneles interconectados que recorro a toda velocidad y visualizo una planta de marihuana en lo más alto del cielo, en la cúspide de este y otros universos. Esa es la salida, la madre me está llamando. Pido un porro, exigo un porro. Me alcanzan el que ellos están fumando, doy un par de caladas y siento el humo expandirse por mi cabeza, la neblina verde apoderarse de mí. Es ahí cuando la imagen de la marihuana se hace más lejana, casi inalcanzable, y es ahí también cuando siento mi cuerpo desprenderse de mi alma, y esta elevarse sobre mi yo-física y volar. Con los brazos extendidos y una mirada anodadada me transporto, me acerco más a la Reina María, la de cabellera verde, la de brazos cálidos, la que tantas veces me ha asistido. Entonces comprendo todo: me está llamando. Exploto de alegría, y recuerdo a mis compañeros; bajo la mirada, siguen donde estaban, esta vez discuten con mucho más preocupación que hace un rato, algunos se lamentan, mi cuerpo yace apoyado en una roca, la mirada vacía, la boca denotando una sonrisa melancólica. Sin embargo, tengo que seguir mi camino. Continuo flotando, y veo cada vez más próxima a la Reina Madre de Todos los Seres de La Naturaleza. "Ahí voy, estoy acudiendo a tu llamado", alcanzo a pronunciar, aunque me doy cuenta que mis palabras n se materializan, que gesticulo la boca y nada más. Escucho una voz estentórea y femenina: "Ven a mí, te acogeré en mi reino". El celeste del cielo y el blanco de las nubes se tiñe de verde y quedan atrás estas imágenes. Veo un bosque flotante, lleno de árboles y de frutas, y de hombres libres que corren desnudos o que se apoyan en los árboles o las piedras, meditabundos pero felices. Es ahí donde tenía que llegar, tarde o temprano, la vida me ha sonreído, he muerto en éxtasis.


jueves, 21 de octubre de 2010

Esputo

Ya a estas horas es muy difícl leer. Ya a estas horas es muy difícil dormir. Es fácil escuchar música, es lo propicio. La única luz la del monitor, y el único sonido el de los estereocascos. El minimal de Barem, la Party Animals. Ibiza, la isla, España, nuestros conquistadores. Injustos conquistadores. Cuando capturaron a Atahualpa, el Inca leyó su suerte en las hojas de coca: "les des o no el oro ellos te matarán". Furioso, el inca arrojó las hojas al suelo y maldijo a los españoles, estarían condenados ellos y sus generaciones siguientes por el poder de la planta. La planta y el misticismo con el hombre, hoy en día la cocacína pervierte el alma del hombre, ursurpándole su lado humano y dejándole su lado animal, desposeyéndolo de su ser espiritual. Por eso no me gusta la coca. Henrry Miller está bien entretendio, mi vida, aunque monótona, también. ¿A qué me refiero con monótona? A hierba, a trabajo, a juerga. Trabajar todos los días tiene que tener una justificación: el gasto del dinero en un fin de semana. Drogas, alcohol, placeres. De ese lado se coge mi adicción, soy demasiado hedonista, vivo por el placer y no por el bienestar. Tengo un perro, se llama "Hedón". La farándula está por todos lados, incluso por la escena electrónica del país. Cuando algún desapercibid@ me lo recuerda me ganó por K.O. Me quedó callado, sin palabras, sin decir nada, sin gesticular, sin respirar. No, nunca estuve con ella. Estuvo una vez en una fiesta pública conmigo, sólo fue para el deleite visual. Ella ahí y una sensación difícil de explicar. Se movía, sonreía, fluía. Yo la miraba, la miraba y viajaba... No pensaba por uno, pensaba por dos. ¿Una chela? ¿Un cigarro? ¿Un agua? Vaya, hombre, estás cordial. Intento alcanzarle todo, pero no la alcanzo a ella. Está cerca, sí, a como dos pasos, mi mano la puede tocar, la puede tocar a ella, a su cuerpo, no a su corazón. No estaremos desnudos en una cama como sueño, tendidos en una sábana blanca, viendo el techo dar vueltas por la locura. Mientras tanto sigue bailando, se mueve bien, me encantan sus pasos, los sé de memoria, me la sé de memoria, a ella entera, a su voz, a sus gestos, y a sus labios, aun por lo poco que he probado de ellos... fue com o darle un mordisco a la manzana, sólo uno, y luego ver que regresaba al árbol del pecado. Ella bailaba para mí, ahora no, baila para otros, se me escapó de las manos, no la he vuelto a ver, pero, ¿y cuándo la vea? ¿Qué expresión fingiré? Ella, su piel blanca, sus senos pequeños y su repertorio de mentiras. Mujeres, fuente de la demencia... En mis sueños puedo volar, ya cogí la técnica, se me hará costumbre de acá a unos días. Me abstraigo, nada más me queda. Las calles, su bulla, el mar, las estrellas, el mundo que me rodea y que no quiero que me rodee. Yo quiero ser parte de otra dimensión, pasar el umbral, sintonizarme con otra galaxia, volverme loco, perder la cabeza y la razón, dejar de vivir en el mundo, vivir en mi mente, embriagado de alcohol y no-sobrio de hierba. Yo quiero que mi cabeza sea un huracán. En definitva me equivoco, mi cabeza ya lo es. Un torbellino constante de ideas que giran sin cesar. Si existe el nirvana es el no-pensamiento, el colapso de la sinapsis neurológica. Se sufre con el corazón y con la cabeza. Tú, por qué dejaste de estar tan cerca... De saber tocar el arpa te compondría mil y un canciones. Y eso es que no fuiste tan importante.,Y es que no lo eres. Y es que me empeño tanto en pensarte. Es que sí, me gustaste, me atrapaste. Maldición... Tardes llenas de sol, sol que quema la piel, que produce cáncer, que mata y reseca. Ya no basta con lo secos de espíritu que estamos, que ahora el sol nos seca hasta la piel... Cerrar los ojos y volar, conectarme con mi cabeza, desaparecer. Fumar, fumar, fumar, fumar, fumar. El humo me envuelve, me oculta de las personas, me muestra con dificultad, se forma como mi aura, me representa. El humo, sale de mi cabeza, de mis oídos, de mi boca, de mis poros, y contamina el ambiente, lo envuelve de mí, de ese pesimismo tan mío, de esa incertidumbre tan propia, de esa confusión que soy. Todo un mundo: una cabeza. ¿Cuántas cabezas en el mundo? Ahí el número de realidades. ¿Y las cabezas por cabeza? Un logaritmo de realidades. Miles de probabilidades, así como las estrellas. Las estrellas, la luna llena, las figuras del cielo en ese azúl oscuro, marino, lívido, el azul, el celeste, el blanco, el rosado, todos los colores del firmamento. El cielo es de varios colores, y yo tengo diferentes personalidades. Vendedor por la mañana, lector por la tarde, ocioso por la noche, erudito por la mañana, yonqui los fines de semana. Todos mezclados en uno, mal mezclados, por lo cierto. Estoy seguro que ese problema de depresión es un problema de química neuronal y nada más, una dieta balanceada y está compensado. Pero yo no voy a ir al médico, que venga y me atienda, el que tiene la vocación de salvar vidas es él y no yo. A mí me gusta hundirlas, esa es mi especialidad, tal Mar Medieval en contra de barcos piratas y excursionistas sedientos de beberse todo el mar para encontrar todos los lados de la tierra y descifrar los misterios del universo. Yo las hundo, comencé por la mía y no pude parar, me gustó esa sensación de vértigo que finaliza en el estrepitoso, calaminoso, desastre de chocar fuertemente contra la tierra y salpicar por el pavimento. Y entonces ser lo que somos: nada. Un montón de partes descompuestas. Lo que me gusta de los niños es que lloran por todo, ya de pequeños son sensibles y parecen entender la naturaleza de lo que formarán parte. El insomnio no me deja dormir, dentro de unos minutos me revolcaré en la cama, golpearé la pared, requintaré a los mil demonios que no me dejan descansar en paz, que me hacen pensar y pensar. Sí, yo fui condenado a pensar. Pienso de más, hasta saturarme, y hasta cuando estoy saturado no puedo dejar de hacerlo. Cosas simples no existen, cosas complejas, sí, todas son así, para mí, sí. ¿El amor nos salvará a todos nosotros? ¿O será el odio el que nos extinga y acabe este suplicio? Tiro desesperadamente la pluma, me pica el cuerpó, los testiculos, la cabeza, las prostitutas de veinte soles, la cama en ese motel de San Juan, que huele a sudor, que luce como una cárcel, con esa cama tan incomoda, tan dura, el camastro que gime en vez de la mujer que estoy penetrando porque ya no tiene de qué gemir, ya está acostumbrada a su trabajo, es como para una secretaria sentarse a redactar una carta para su jefe. La mujer que me da placer la tercera noche de todas las semanas, la que me ve llegar al bulín y se alista las ligas y me menea el culo. Sabe que me trae. A mí pues, un aparato erectil. Y las cosas seguirán bajo esta luz roja y este clima tan displicente, porque son veinte y dos años y una vida por delante, llena de mierda, mierda que ves, mierda que sientes, mierda de la que eres. Una mosca pasa sobre mí, me huele, da vueltas, soy muy sucio para ella, sigue su vuelo, se va. Más allá el gordo que recibe los documentos de identidad y cobra por las prostitutas la chanca con su tosca y gorda mano. Ha muerto. Uno menos. En este momento un bebe abre los ojos, una mujer respira de alivio el parto, ya sufrió, ya procreó. Un bastardo más para el planeta, su padre no pretende firmarlo, dentro de unos años empezará su calvario, y entonces tal vez también garabatee en las páginas de sus cuadernos, como yo. Entonces se sentirá impotente y en su mundo aplastará las construcciones, demolerá a los hombres y a sus ideas, profanará a dios, y se embriagará de su sangre y de su sed de odio y de venganza. Ahí sabrá que es un humano, y que nada puede hacer. Y que no la alcanzará, por más cerca que la tenga bailando...

miércoles, 13 de octubre de 2010

Buenos Aires


No reconocí el número, ya lo había eliminado y no lo tenía en la memoria.

-Cómo que quién es - dijo preguntando.
-Qué quién es - a veces me pongo bien displicente, en especial por el teléfono celular, no me gustan esas pichuladas de que alguien te llame y no sepas quién es.
Si se quiere llegar a una buena conversación vía celular conmigo pues primero hay que anunciarse. Y si es que te conozco y no sé de dónde has sacado mi teléfono pues hay que responder eso, porque de lo contrario me comporto como un total necio.
-Soy yo -me dijo, y me dio su nombre.
-Ah, tú. Qué tal?

La verdad que le respondía de compromiso nomás, prefiero alejarme de la gente chiflada e hipócrita. Se confunden si creen que tengo algo en contra de los chiflados, no, contra ellos nada -si no me repelería a mí mismo-, mas contra los hipócritas sí. Sólo que la hipocresía y la chifladez hacen un mal conjunto, son como el agua y el aceite. Bueno, la chifladez sería como el agua, osea, que sí se pasa en muchas ocasiones, pero la hipocresía como el aceite. No creo que nadie beba unos sorbos de aceite solo, habría de estar chiflado. Me caen tan pésimos los hipócritas que ni me interesaba que esta chica me quisiera abrir las piernas, además su único atractivo es el traseraso que se maneja, de ahí nada más, incluso huele mal. No saben, las axilas le apestan horrible, ahora, sí así le apestan las axilas, cómo le apestará la almeja... No, dejo de imaginármelo porque no quiero vomitar mi almuerzo, estaba bastante rico. Afortunadamente se dio cuenta que no quería hablar (les digo que soy bastante displicente cuando quiero) y me dijo que llamaba en otra ocasión, cuando yo no esté trabajando. No volvió a llamar: una suerte.

Andaba yo bien malhumorado. Por lo general ando así, es cierto, pero esta vez no sé, lo andaba más, creo. Estaba malhumorado por una chica, esta me había atraído y en el momento decisivo se tiró para atrás. Detesto que la gente me falle, y ella me falló. ¿Pudo ser mi amiga? No, tampoco. Que se joda. Que se joda. Cuando estoy así me apetece un cigarrillo, pero cuando imagino el primer golpe se me van de inmediato las ganas, es que el cigarro tiene un sabor horrible, no hay duda: su consumo está ligado a su adicción. En las mañanas que voy al trabajo veo a gente fumando cigarrillos cuando hace tremendo sol. Qué calor, qué asco. Mi madre criticaba duramente mi consumo de marihuana, pero un día entró a casa y me preguntó si estaba pasando café. Me maté de risa y le dije :"Ya ves que la hierba es rica, si hasta huele a café". Mi mamá se quedó callada, estoy seguro que lamentaba mucho haber dicho eso.

Me metí a una cafetería, el Shehadi. Es muy buena porque te atienden unas chicas con unas súper minifaldas (que tienen de malo el parecido a un tablero de ajedrez) y en las noches tocan jazz en vivo. Absolutamente diferente al prostituido Starbucks, esa mierda de café norteamericano que tiene como logo una mujer de piernas abiertas (al menos eso es lo que yo siempre veo -hay quienes sostienen que soy un pervertido empedernido-) y donde siempre hay tíos con sus laptos y de piernas cruzadas, fingiendo ser tan importantes cuando son tan nimios. Pobre de ellos, el espíritu lo deben tener más vacío que un pozo olvidado. Pasaban un partido de béisbol por la TV, bueno, nada es perfecto, y en eso estaba lo feo del Shehadi: en que transmitían béisbol de vez en cuando. Vamos, soy peruano, a mí que me importan los bateadores mexicanos o norteamericanos, gilipolleses. El café es un buen lugar para estar cuando andas con los ánimos mal. Te sientas, ordenas el café que deseas, y te concentras en pensar. Puedes ir acompañado también, y si lo que pretendes es una conversación agradable pues la vas a conseguir. Pareciera que los cafés favorecieran a la comunicación. En fin, me pedí un frapé moca, en verano es un delito pedir un café caliente. En el Haití, el café de la siguiente cuadra, veo a tíos -esos ya de edad, que vivieron toda su vida en Miraflores y que de jóvenes tenían los cabellos dorados y ahora los tienen blancos o simplemente no los tienen- con blazers y bebiendo café caliente. Cuando estaba en el colegio me dijeron que esos tíos eran maricas, desde entonces lo creo, y creo que además de ser maricas son unos huachafos de primera, es que con tanto calor ¿qué vas a beber algo caliente? ¿Qué pretenden? ¿Mojar sus camisetas? Pues si eso quieren deberían hacer algún deporte, viejos zamarros. Una chica que era nueva me trajo el frapé. Le pregunté si esta noche habría jazz. A la pobre la confundí demasiado, se notaba a leguas que era nueva, la muy tonta pensó que jazz era un tipo de café que servían en veladas especiales. Tuve que aclararle que el jazz era un género musical, y así se sintió más tranquila. Nadie nace sabiendo, por último cada día se aprende algo nuevo. Hoy, ella aprendió del jazz. De que lo escuche de aquí en adelante o no, ya no es mi tema. Si no les gustan los tíos que redundan, pues pasen a la siguiente página web y nunca más abran la mía, porque yo adoro darle vueltas a ni mierda. De joven, en eras escolares, sacaba de las mejores notas en los cursos de letras. Era un experto. Nunca estudiaba nada, y si estudiaba lo hacía muy poco, me bastaba con prestar atención a ciertos momentos claves de la clase, almacenar uno que otro dato y en los exámenes me desplayaba lo más que podía sobre la nada. El resultado era la sonrisa de mis padres al ver de los diecisiete para arriba. Años más tarde un compañero de clase de uno de los tantos institutos por donde pasé me encontró en un bar. Sabía que yo poseía siempre marihauana (nunca me vio entrar a una clase sobrio de hierba, ni él ni nadie del instituto) así que se acercó a hablarme un rato, a lisonjearme en realidad, entre las lisonjas me decía que yo había sido el mejor expositor que había visto pasar por el instituto, que era el único capaz de no saber nada de la exposición pero demostrar saber todo. En eso no se equivocaba el tío, se ganó su joint. Su joint, porque mi simpatía no.

Da que cuando uno más quiere encontrar a alguien no lo encuentras, y que cuando ya tiraste la toalla, empiezan a aparecer pretendientes a por doquier. Así me había pasado con esta chica, la que les digo que me había atraído (verbo que utilizo porque me da vergüeza admitir que me ilusionó, o que bueno, me ilusioné yo). Yo iba a matar un amor, uno de esos que se tiene por primera vez y que pasan los años y no te deja en paz. Claro, ya me había comido hasta un año de internamiento en un psiquiátrico para poder olvidarla, y una vez afuera todavía la recordaba... Esa tarde discutimos por el teléfono, y yo había decidido olvidarla por completo. Entonces iba a esa discoteca de mala muerte que abre los jueves, fui con un amigo que es un coquero empedernido y que como no tenía dinero debía pasar primero por la casa de una amiga, quien también iba a ir y le facilitaría la lana. Yo iba a ese lugar porque me iba a encontrar con una de esas mujeres que son unas perras, les dices un par de cosas lindas (y si no, también) y te ponen todo el trasero encima. A las dos horas, están entrando a un hotel contigo. La iba a ver a ella, decirle un par de cosas falsas y luego follarla con tanta ira que me olvidaría de las mujeres por un buen tiempo. Zorras todas. Pero teníamos que pasar por donde esa chica que iba a prestarle el dinero al coquero empedernido, Kiara se llamaba (vaya nombresito... salido de los anuncios de "Relax" de los periódicos). Cuando la vi recordé que yo la conocía, hacía un par de años habíamos estado en un privado, en esos entonces ella estaba separada de su ex y vivía sola. Ahora ya no vivía sola y su ex era parte del pasado. No sé cómo pero simpatizamos muy bien, tanto así que a la otra zorra que me follaría con mucho odio ni la miré. Es que esta tal Kiara me parecía tan angelical... Aunque en realidad todo era una máscara, el problema es que eso lo descubrí mucho después, cuando el daño ya estaba hecho.

Yo suelo tener problemas con las mujeres, uno de esos amigos que no son amigos de fiestas y de drogas, sino que son tus amigos íntimos, me decía siempre lo mismo: que las mujeres (junto a la depresión) eran mi punto débil. Tenía razón. Es que yo no puedo pegarme mucho a una mujer, me ilusiono rápido, las quiero rápido, las divinizo, y luego me molesto si no tienen nada serio conmigo. Por lo tanto, siempre me molesto. ¡JA! Llevo años sólo, me voy ya para el lustro. No obstante, ya estoy acostumbrado, después de este último desaire estoy curado. O al menos eso digo... Uno nunca sabe de su futuro, de eso no. Soy un obsesivo de primera. Y un romántico, también. Mi psicóloga siempre me decía con tono cansino (ya aburrida de reconocerlo tantas veces) que yo estaba enamorado de la hierba. Tenía razón. No era para menos: es la única mujer que nunca me ha defraudado, y que ha estado en todos los momentos de mi vida, desde los celebérrimos hasta los paupérrimos. Tenemos un romance de primera. Como soy bien voluble, en algunos aspectos, no quiero tatuarme, porque sé que tarde o temprano querré cambiarme el tatuaje por otro, pero no es el display de tu messenger, y no es tan fácil de cambiarlo. De todas maneras, en el caso de que un día se me ocurra taturame (lo cual dudo por las razones expuestas) pienso que será una hoja de macoña. Es que es lo único que me gusta constantemente. Y lo digo de verdad. La chica esta, la de nombre de chica "Relax", se quedó anonadada cuando le dije que esto sería lo único que me tatuaría. "No quiero verlo nunca", me dijo. No lo verás, no nos veremos de nuevo. Y así está bien, ella no me entendía, estaba tan o más chiflada que yo, y ahí va un punto: ella es de los chiflados que no me gustan. Supongo porque ha chiflado en inestabilidad. Y la inestabilidad de por sí es insoportable. A nadie le gusta escuchar que un día a una persona le gusta el chocolate y al otro no. Salí del café a la media hora de bebido mi frapé.

Esta vez me metí a la librería "La Familia". Ese local, el de Miraflores, me gusta bastante. Es bien acogedor y su estructura es vanguardista. Es como una pequeña habitación de tres pisos, y las escaleras son en caracol. Están todas las paredes llenas de libros, tantos que uno se cansa de leer los títulos. Borges elogiaba la biblioteca, y decía que la cantidad de libros que hay es infinita. Aunque esta es una librería y no una biblioteca, creo que es muy parecido a lo que se figuraba Borges. Las luces son blancas y las paredes verdes, y no están esos ayudantes cargosos que andan detrás tuyo preguntándote si te pueden ayudar en algo o anticipándote el precio de alguna obra. No los soporto, cuando estoy en un establecimiento, de cualquier tipo que sea, y me cruzo con uno de estos pues soy un cliente que se perdió, puesto que de inmediato me salgo del local y prefiero no comprar nada. Ya me han pasado varias cosas, no las suficientes, estoy seguro, porque mientras que uno avanza en la vida encuentra nuevos obstáculos que superar, lo que hace a la vida un camino de constante aprendizaje, pero con el bagaje que poseo por el momento estoy bien.

Llega el momento que uno se da cuenta que tiene que tranquilizarse, bajar las revoluciones, no siempre puedes ser un muchcacho febril de dieciocho años al que le apesta toda la clase social y por lo tanto quiere derribarla para implantar una nueva, una donde se viva en paz y todos seamos felices. Es un bonito ideal, claro, pero es, también, una utopía. Quizá si todos viviéramos en paz la vida no sería vida y todo sería muy aburrido y no tendríamos como aprender nada, nos volveríamos unos holgazanes comiendo de los frutos de la naturaleza y follando con las mujeres sin distinción alguna, así como los animales. A mí ya me pasa eso, que siento que estoy bien, que no tengo todo lo que quiero y que sin embargo estoy bien, hacía años que no me sentía como ahora, que digo "qué buenas vibras tengo, paso por uno de mis mejores momentos". Es mas, ya no recuerdo cuando fue la última vez que creí pasar con mi "mejor momento". Pero el momento ha llegado y es ahora, hoy, el presente, y no estoy dispuesto a dejarlo pasar. Lo mantendré lo máximo que pueda, y para esto necesito dejarme de niñerías, madurar, y empezar a ser más conciente. Tengo las cosas más claras que agua caribeña, y sí, soy feliz así, solo pero no mal acompañado. Total, conmigo siempre está maría.

Meto mis manos al bolsillo y saco unos moños, miro mi mano y digo:

-Vamos a caminar un rato, acompáñame por el malecón, para ver y escuchar el mar.

Entonces esbozo una sonrisa enorme y me voy desmenuzando la hierba, a continuar con mi camino. Atrás mío los carros hacen bulla y todo un bolondrón, qué se puede esperar, es Miraflores, a mí no me importa, la felicidad está dentro de mí. Que se jodan, que se jodan todos esos a los que les gusta joder.




martes, 14 de septiembre de 2010

Séptimo día

Otra mañana de otro domingo más. Prometo todo: no volver a beber así, no combinar tantas sutancias ni abusar tanto de ellas, concentrarme -¡ahora sí!- en mi trabajo, olvidarme de las noches de bohemia. No hay nada, entonces, de sorprendente hoy; es un domingo corriente. Me fastidia todo: haber gastado desmesuradamente mi dinero sin siquiera haber fornicado una mujer, la sequedad de mi garganta, el cansancio corporal, el estar solo, sin alguien a mi lado, aunque sea un bendecido perro que me ladre. Nada de serotonina y un montón de semén en los porongos. Hoy es el día del arrepentimiento, de esos se tratan los domingos en mi vida. Me levanto a duras cuestas de la cama. No tengo nada: hambre, ánimo, una compañera... Preparo un café con leche de desayuno y lo acompaño con mis pastillas psiquiátricas. Desperdicié dinero, tiempo y neuronas en una noche de furor, en la cual nada fue real: los amigos, las sensaciones, el lugar, lo que experimentaba en síntesis. ¡PUTAMADRE! Sin éxito me tiro en la cama para dormir. Llevo más de un mes sin producir nada. Me estoy desperdiciando, me estoy quedando atrás; estoy fracasando, y porque yo hago que sea así. Mis intentos frente al papel son garabatos inconexos. Mi rostro luce tan desgastado en el reflejo del espejo -y de seguro en los ojos de otras personas-: ojeras, barba, desorden. "Ya no estás para estas tretas", pienso, "es tiempo de un break". Un duchazo de agua fría me despierta, me saca las impurezas y me refresca. Con la prestobarba arraso los vellos faciales. Aprehendo la laptop, calzo mis zapatillas preferidas y salgo de la habitación. Llevo clonazepanes, este receso no tendrá hierba. No es el momento de. Ya cerca a la estación de buses que parten cada tres minutos al centro de Lima, arrojo mi celular a la pista, donde un amarillo automóvil blindado de PROSEGUR lo arrolla. "PRAC", suena; "por fin un sonido que no sea un BIP". Ahora sí, la relajación total. Compraré unos libros y me sentaré en un parque a leer mientras las palomas se alimentan del maiz que les tira la gente. Hoy será un verdadero séptimo día, un día de descanso y relajo. Alabado sea el señor, que pasa vendiendo cigarrillos.



lunes, 6 de septiembre de 2010

Aniversario


He estado muy distraído en estos días, absorvido por el trabajo, el consumo de sustancias, y la juerga. A esas razones se debe el descuido de mi hijo, el blog, el tren. Además mi ordenador sufría los estragos de ver mucha pornografía online; se contaminó con un virus que imposibilitaba la conexión de internet y el uso de algunos programas. De viernes para sábado salí a la noche dispuesto a todo, sin mucho dinero en el bolsillo y con la idea de pagar el tercio del precio de venta de una entrada a la primera fiesta de una cadena de fiestas que se celebran en toda la orbe. No tenía éxtasis, tenía un vino dulce y hierba, estaba en desventaja. No llegué a entrar. Preferí quedarme en mi bohemio y bizarro distrito fumando, inhalando, roleando y alcoholizándome. Hay que añadir que terminé improvisando un género de música no muy considerado por mi persona (todo es posible en la locura) en el segundo piso de una hamburguesería de mala muerte cerca al parque municipal. De esa manera fue como se celebró la madrugada del 4 de setiembre del presente año, 2010, el tercer año que EL TREN DEL VAGABUNDO vagabundea por las redes del internet.


Gracias a todos los lectores por el apoyo.


El vagabundo

martes, 17 de agosto de 2010

Sueño Despierto

El otro día me preguntaron cuál era para mí la mujer ideal. Yo me pongo a pensar a menudo en cojudeces, pero no tanto como para ponerme a idealizar en mi cabeza una mujer que va a ser imposible encontrar. Así que no respondí mucho, por no decir que no respondí nada. La otra noche exploraba por la web y vi una foto que jaló mi vista. A mí no me interesa si sabe cocer, si sabe brodar o si sabe abrir la puerta para jugar, a mí lo que sí me interesa es que tenga un gusto especial por la ganjah, al igual que yo. Ahí les va, esa es la mujer ideal según el Vagabundo, su humilde servidor:



¡A ver qué no voy a dar la vida por esta mujer pues!

domingo, 8 de agosto de 2010

Teorías generales de la vida


Hay un nuevo libro que anda en creación, su nombre es "Teorías Generales de la Vida" y es exactamente lo que el título dice, nada de afirmaciones, solo conclusiones extraídas de lo experimentado en la vida. Es un libro que hace mucho tiempo quiero hacer, y que de andar con una libreta de notas ya lo tendría por la mitad, porque esas teorías nacen, no se elaboran, crecen en un momento rápido de lucidez, en un rapto de lucidez, a causa de algún acontecimiento o una nueva experiencia. Es un libro jodido en verdad, la vida no es fácil, está llena de avatares que descuadran cada vez más nuestras creencias y ponen a prueba nuestra fe y esperanza, llegando muchas veces a desmotivarnos y a desengañarnos totalmente de lo que vivimos, a repudiar del juego macabro de la vida, que finalmente no es otra cosa que un camino de aprendizaje constante. Las teorías abarcan desde frases populares hasta conclusiones que extraemos de nuestro día a día, nosotros, humanos, mortales.

TEORÍA GENERAL PRIMERA
"esa es la única debilidad no?, las mujeres, después no hay otra"

Detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer. Dice un dicho popular de hace años. Lo que se olvidó de decir el dicho es que detrás de las tragedias de un honbre, ahí también, está una mujer. Es lo único que nos estanca. Las mujeres son deliciosas, claro, alegran la vida y todo. Pero también la arruinan. Parecerá un pensamiento homosexual, pero yo creo que si no fuera por las mujeres el hombre ya hubiera alcanzado la máxima evolución. Porque la mujer es lo único que lo distrae, lo que lo aleja de sus metas, lo que lo ciega y lo aparte de todo. La mujer es la única que te puede poner en contra de todos tus amigos. Son buenas, pero también son malas. Así de simple.

TEORÍA GENERAL SEGUNDA
-no confíes en nadie, y jamás creas lo que la gente te dice

La gente dice la primera mierda que le sale de la cabeza. Por compromiso, por caer bien, por ganar puntos, por cualquier cosa menos por sinceridad (salvo casos ínfimos). Créeles, pero hasta cierto punto nomás. Créeles, pero no confíes en sus palabras. Las palabras se las lleva el viento, no son más que espontaneidades del acto de la comunicación verbal, salen de la boca y se van a cualquier lado excepto los corazones o los sentimientos de las personas. Las palabras son tan vacías como un abismo. Y, quizá, es por eso que se crearon los contratos legales, porque el hombre sabe de su naturaleza traicionera.

TEORÍA GENERAL TERCERA
-Todo cae por su propio peso

Todo lo que sube, tiene que bajar. Ley de gravedad, ley de la vida. Lo que solo se va, solo regresa. No es una ley física, pero sí de la vida. El karma se paga sólo, la vida es sabia, y el Ser Superior recompensa, provee. Él es quien hace justicia. El hombre no la hace, el hombre la deshace. Así como sucede con todo lo que toca. Porque todavía, aunque crea que tiene las cosas claras, no las tiene.


TEORÍA GENERAL CUARTA
-La cocaína es la madre de todos los males

Como todas las sustancias, pasa la factura. Pero esta con mayor fuerza que las demás. La coca es una planta sagrada que ha sido degenerada, ultrajada, por el hombre, y es por eso que, al momento de consumirla, lo que todavía queda de la planta en la sustancia química cobra vengaza y golpea al hombre. Lo engaña con toques de vanidad y presunción, con percepciones de sabiduría y magnificencia, para luego arrastrarlo por el lodo y hacerlo sufrir, abrirle los ojos y que vea su más triste realidad. La coca, la que degenera, pervierte, y mata. la sentencia la dicen en cualquier esquina de cualquier barrio: "la cocaína está en todos lados, compare".

Estas fueron cuatro pequeñas "Teorías", un adelanto nomás que fluyó así de la nada. Es que hay que ir apuntando... Ahora voy a seguir escuchando a Adam Beyer at Cocoon Amnesia Party Animals del 27 de julio de 2010, para que los tragos de saliva amargo bajen mejor.


jueves, 22 de julio de 2010

Historia de Humo

Ehh... haha... haha.. I'm relaxed... I was smoking a big joint in my backyard... The seventh of the day... Thbe story of my life is the story of a marihuana's smoker... That's I'm... And I'm proud of this... Haha...






Ilustración de David Shrigley.

domingo, 11 de julio de 2010

La presión de la prisión

Es la presión de regresar al centro lo que me tiene así. Que no me deja fluir. Que no me deja crecer. Es como estar en Disneylandia sin poder subirse a los juegos. Es un feo feeling, estar siempre asustado y teniendo en mente que probablemente serás privado otra vez de tu libertad... y en vano. La fiesta de ayer estuvo espectacular, igual todo lo que le metiste al cerebro, con la diferencia de que ahora todo está bajando y tienes que parar nomás. Ya no estás en un stage aislado de la sociedad disfrutando lo mejor que puedes del momento sin que existan karmas ni temores, estás de nuevo en la calle, in the real life, and you know that things are different. Podría pasarme horas frente a un compañero o a un estúpido monitor como este contando lo más sensiblemente los episodios de mi vida que me marcaron y que dejaron huella hasta el día de hoy en mí, es la magia del MDMA o es lo más peligroso del MDMA. La absoluta sinceridad. Podría hablar cosas que no debería hablar, podría lamentarme de más, podía sensibilizarme de más, podría olvidarme de todo de más. The life we chose. A hard life. A fast life. A plastik life. A new life. Cause we're the new generation. We are Babylon. We're the revolution. We're the no society society. We're our begining and our end. El cuerpo irá mejorando en los siguientes días, la situación mental-emocional también. Es, una vez más, cuestión de tiempo, de dejar que las cosas pasen. Si tan sólo tuviera una mano derecha con quien conversar... pero no la tengo, y por eso no me puedo sentar a esperar y callar. "Si tan solo muchas cosas". En fin. Total, si te mandan, parar nada más, una vez más parar.

miércoles, 7 de julio de 2010

NINTENDO

Puta.. que la verdad que no entiendo qué es lo que tenemos en la cabeza los de mi generación, güey, pero parece que estamos medio quemados, loco... haha. Bueno, güeys, ahí les mando la última tomografía que me sacaron a ver si les sirve de ayuda, porque la verdad que yo no entiendo nada!


lunes, 5 de julio de 2010

Prematuro


A Clau


El olor del cuarto más placentero: una mezcla de sudor, marihuana y sexo. Dos cuerpos tendidos en la cama, sus pechos sobre mi pecho, sus piernas cruzando las mías, una mano tomándola del hombro y la otra cogiendo un porro. El humo se emposa en el techo de la habitacón y forma figuras incomprensibles (aunque con audacia y creatividad son descifrables) que se crean y desvaneces con la misma rapidez. Conversaciones que no tienes sentido y que van a ser cortadas repentinamente por otras de las misma irrelevancia. Por qué su amiga es tan dura con su enamorado, por qué el le responde como hombre -tan perro- , qué mascota es mejor, ¿un elefante rosado o una jirafa tricolor? ¿Cuántas cuadras hay que caminar para llegar al cielo? Corresponden como respuestas risas y besos en la boca, en la oreja, en el cuello, en el cuerpo... y marcas púrpuras en la pìel quedan de éstos. Amor de dos jóvenes inmaduros no preparados para la vida. Impresiones incrementadas y bañadas de chocolate blanco.




Nota del Autor: Este escrito pertenece a mediados del 2009, época de mi exhilio político.

viernes, 2 de julio de 2010

Perversión

Un huracán de canabis en mi casa. En al silla donde estoy sentado frente a la pantalla del ordenador escribiendo floto. Las patas de la silla levitan sobre el suelo. Pienso en fotos amateurs de mujeres desnudas publicadas en una web, en sus senos pequeños, sus traseros blancos, sus rostros rosados, los calzones semi transparentes que usan, la inocencia de sus miradas con la lengua en una verga, u raja en un primer plano. Una buena idea para comenzar mi navegación en la web. Pienso en españa y la música techno y minimal que arman tremendos fiestones allá, y en Amsterdan, donde la prostitución es legal y el consumo de hierba de igual forma. Razón para sintonizar www.ibizasonica.com. Mucho tiempo no voy a poder hacer el amor, le conté el otro día a mi amigo en una conversación en la ciclovía a las 10.30 de la noche con una pipa en la mano. Interpretó que no iba a tener relaciones, yo me di cuenta en sus gestos y le expliqué que no voy a hacer el amor, sino que voy a tener relaciones sexuales nada más, y que será hasta dentro de un buen rato. Me ha dado la misoginia. Se queda igual medio tonto, para él estoy loco, estoy hablando de una utpía: tiene novia, está a punto de casarse y le declaró su amor en un barco en medio del Amazonas, los demás tripulantes se quedaron anonadados y las mujeres rompieron en llanto. Él está en otra nota. Diviniza la imagen de la mujer. Yo la denigro. Son un aparato reproductor, en eso se basa su existencia, y en poder sacarle la leche al hombre. A cada palabra estoy más loco que la anterior. La mujer es divina, insiste. Detenemos la conversación y en otra, cuenta su experiencia en Estados Unidos, donde cogió un montón de gringas y adoró verles la cara mientras le mamaban la verga, sí, en ese entonces odiaba a las mujeres, Alicia tenía la culpa. Se retracta. "Sí tienes razón, está bien lo que vas a hacer. Ódialas". Recuerdo las tardes que pasabas entre mis brazos, bajo la luz blanca y entre las paredes azules. La imagen es tan preciosa que por eso la horrorizo para odiarla en vez de desearla. El penúltimo colombiano que concocí fue un mochilero de dreadlocks y filosofía rasta que llegó con un grupo de colochos desde el Brasil, pasando por Iquitos y después a Lima, y que fue a Barranco porque el distrito es un referento bohemio de la capital Peruana y en uno de sus bares compró junto a sus amigos de excursión un paco de cocaína a un camello ambulante para la noche de alcohol y cuando se metió el primer disparo a la nariz se asustó tanto que botó el paco al WC como si fueran los cuernos del demonia, y salió temblando a sentarse con sus amigos y a mirarlos repetidas veces con desconfianza y admiro, cuando le pidieron el falso para ellos también conectarse casi lo matan cuando se enteraron que éste estaba mojado en un inodoro. Se lo perdonaron porque salieron a comprar otro y tras el primer tiro estuvieron tan asustados como él. Es Amsterdan chico. Las confesiones sexuales del otro día de mi amiga me dejaron estupidizado, la vi como una amiga pero esta vez me calentó tanto la polla todo lo que me decía y cómo hacía que la provoque para que al final me diga que pare porque pensaba en su enamorado que se portaba tan lindo con ella. Fue un juego, lo sabíamos. Yo la debo comprender, también me ha pasado, lamentablemente comprende la cabeza de arriba, la de abajo se queda colorada de la ira y otra cosa más. Fue rico. Pero sus senos TAN grandes cómo decía? Hasta ahora tengo la duda. ¿Cuántas noches la soñaré desnuda siendo desnaturalizadamente penetrada por un perverso en marihuana? Para mi amigo que te succionen el miembro viril muestra la superioridad del honbre frente a la mujer y la admisión de ésta frente a tal planteamiento, y eso creo que es lo que a mí también me excita. Una mujer puede rehusarse que su concha sea lamida pero no a mamar tu verga. Son las 3am de un día viernes y tres canutos en mi cabeza y un arroz chaufa con tallarines saltados en mi estómago y ningún cigarrillo en el bolsillo y cinco petardos para fumar hoy cuando me despierte luego, ya en la mañana, junto a una amiga en parques de San Isidro. Me gustan los lugares que me han acogido bien y aparte de mi distrito siento cariño por San Isidro, nunca tuve casa ahí, pero me consideré casi residente de sus calles y sus árboles de Olivo. Leí que hay 14 formas de sexo y que una es el sexo con tu ex. Cómo será me excita y me intriga. Me gusta el remember por una cuestión mental. Todo es muy mental. Mientras más prohibido es mejor. Seis años de asistencia a raves me confina los fines de semana a bares de mala muerte en mi distrito, con salidas supermánicas de los baños, lo único que me falta es mi capa y mi corbata. Mas no siempre. Otras estoy chino de la risa y bebo y río. El frenesí ya pasó de moda. Adiós 16 años, qué viva el cerebro del homo sapiens que cada vez crecerá más por la cantidad de conocimientos que adquirimos con más frecuentas frente a la gran cantidad de descubrimientos de la actualidad, además del futuro sedentarismo del homo sapiens por el mayor uso de botones que simplifiquen los movimientos corporales y hasta nos harán olvidarlos. Prefiero fumar king sizes en vez de blunt porque la combinación de hierba con tabaco no me gusta mucho, se lo dejo a los europeos, acá estamos en Sudamérica y la cosa es diferente. Acá se fuma pura hierba, blanco delgado y alto de gestos inmutables. Mañana tengo que despertarme temprano, funciono generalmente de noche, mi cerebro está encendido y sólo tengo el computador y estoy tan volado que no se me ocurre qué buscar en la internet que sea realmente de mi interés. Terminaré viendo Family Guy o una película pornográfica de Alexis Amore, porque yo apoyo lo nacional. Tengo tantas cosas en qué cavilar y pocos cigarrillos para fumar.

jueves, 1 de julio de 2010

Una calle llamada Orgasmo










Me puse dark. Siempre las vamos a amar(*), mujeres. Ya saben por qué.

*Aunque yo estoy en un camino de misoginia inédito.

lunes, 28 de junio de 2010

martes, 22 de junio de 2010

The test


Nos encontramos en el “Z”, Diagonal de Miraflores. Aunque me demoré, llegué temprano. No quise sentarme en una de las bancas e ir ordenando algo, me paro frente al quiosco y leo titulares de periódicos y novedades de revistas miscelánicas. Tarda, y estoy nervioso. Me despegó de uno de los titulares y está ahí, aproximándose. Fuerte impacto. Cachetada en la cabeza. Puñetazo al corazón. Me acerco y la saludo como se saluda a una dama; con un beso en la mejilla. No pretendo más que eso, supongo es lo ideal. Se acerca más a mí y me da un fuerte, ¿cálido? (¿habrá sido cálido, habrá sido un engaño, habrá sido algo?) abrazo. Correspondo, como haría siempre a cualquiera de sus pedidos. Tiene un polo de Barbie que no me gusta y está un poco cochino y el cabello amarrado en un moño encantador. De acuerdo a los convencionalismos –qué sociedad que somos, qué robots que somos- contestamos preguntas habituales tipo cómo estás, qué tal te ha ido, después de cuánto tiempo. Caminamos un poco, ¿A dónde vamos? A tomar un café. La verdad yo no lo quiero tomar en “Z”, sin saberlo ya estamos cerca de McDonalds y propongo ir a Dunkin’Donuts. Me gusta la combinación café-dona-de-chocolate. Entramos al lugar y no da gestos de aceptación. Salimos: ningún café de ahí le gustaba. “Quiero tomar un café de un café”. Bueno, son ¿dos, tres? años, yo qué iba a saber que no le gustaba la combinación que a mí sí, yo qué iba a recordar que a ella no le gustaban las mismas cosas que a mí y viceversa (exceptuando el sexo y la marihuana –del sexo supe que le gustaba, mas no con exactitud si conmigo, de la marihuana supe que le gusto, mas no si tanto como a mí). Estamos entusiasmados o eso demostramos, o intentamos demostrar, o yo qué sé, vivo y punto, que fluya. Sigue bien simpática, bien simpática… Como todo hombre, tengo mi lado animal, y como todo homo sapiens, tengo memoria, e imagino sus sujetadores rosados que usaba o las tobilleras que nunca se sacaba al hacer el amor o al tener relaciones sexuales o al encamarse conmigo, no sabría como describirlo, porque para hacer el amor se necesita de dos personas, dos personas con un mismo sentimiento, para tener relaciones o encamarse se necesitan dos órganos reproductores complementarios y nada más, porque le daba mucho frío. Qué rico, igual, la chupada de teta. Sigo en el parque en verdad, me fui un poco, así soy yo, bien imaginativo, sin censuras, las cosas como son, sin tapujos. Su radio suena, lo saca de su cartera, “ah, dios mío, dónde estás, no te veo”, dice con emoción, voltea, allí está su amiga, quien era su vecina cuando vivía en su casa de San Isidro, una chiquita dos años menor que ella (creo), pero ya está crecida, yo la veo: ya no es una niña, aun así guarda el encanto de una de ellas. Ya ninguno de los que hace dos años o tres eran niños lo son, el tiempo no pasa en vano, han crecido. Su amiga le había dicho “estoy viendo a una chica igualita a ti caminando por el parque Kennedy con un chico igual a Bryan”. El tipo debía de ser alguien parecido a mí, mas no yo, yo era parte del olvido en la vida de Miel, ¿cómo así me desenterró? No sé. Tal vez ella tampoco. Tal vez solo sea un intento, una prueba para ver qué hay. Saludo a su amiguita y me hago a un lado de la corta conversación. Seguimos caminando. No hay mesa libre en la parte del café que da para la calle, en la zona de fumadores, así que cogemos una mesa de adentro. Sentada en mi frente la confundo con mi psicóloga y entonces descubro porque era tan abierto con mi doctora: su rostro es similar y sus senos de proporciones análogas; la imagen se desvanece rápidamente, no pasó nada. Se suelta el cabello, inclina la cabeza, me sonríe. Suspiro mentalmente. Qué bonita es. Cuánto detesto qué sea tan bonita. Si al menos ya no me gustara… Pero la belleza no se puede negar, yo no soy de ese tipo. La mesera, delgada, de jean y polo morado, se acerca, nos saluda, se presenta y nos deja la carta. “Siempre he querido trabajar en este café, pero ahora ya no, no sé por qué tiene que decir su nombre, qué antifashion”. –Felizmente te desanimaste, si no estaría como cojudo haciendo que mi vida gire en torno a este café, pienso-. Hace unos días me cogió un pequeño resfriado, estuve con la garganta fastidiada un par de días y de noches, aunque me encanta el frapé, esta vez elijo un moka común y silvestre. Ella se decide por una cerveza Corona. Me animaría, de no ser porque la cerveza se toma helada y porque es un psicoactivo y quiero estar con mis sentidos en su cabalidad, quiero estar objetivo, no dejarme distraer por subjetividades, suspicacias o distorsiones. Se demoran trayendo nuestro pedido y parece que se incomoda un poco, se disculpa porque va a tener que hacer una pequeña llamada. Tal vez es un break para la cita, para pensar qué está pasando, qué va a hacer. Yo aprovecho para ir al baño, donde derramo estúpidamente todo el jabón líquido en el lavabo. ¿Nervios? Damn. Me siento nuevamente, conversamos trivialidades, cuento algunas anécdotas del centro, como lo hacía antes trato de presentarle mundos que desconoce para que sepa más, para que conozca más, para que tenga más de qué hablar. Me estiro en el asiento, me acomodo, me desparramo, espero impaciente mi frapé que se demora más y más. Llega por fin la mesera, de nombre que no recuerdo, no trae mi orden, trae la de ella, la cerveza, y se confunde creyendo que es para mí. Según los patrones machistas establecidos de un país tercermundista la cerveza debería efectivamente ser para mí, no obstante ya estamos en el siglo XXI, despierta y vive, las mujeres ya no son las amas de casa de los setentas de faldas largas, corsés y picardía pero con reservación, es tiempo de descaro. Nos reímos. Me pregunta cómo va el limón, que nunca ha sabido cómo, bueno, yo tampoco, por lo que veo no es la primera cerveza que le despachan en el “Z”, después de todo han pasado años, yo estuve lejos y aislado y no era ni parte de su vida tampoco. Interpreto de varias maneras el pedido de la cerveza, sin saber cuál es la verdadera intención. ¿Soltarse? Es decir, tomar un poco para que la cosa fluya como fluyen las cosas con un poco de alcohol en la cabeza caliente. ¿Relajarse? Es decir, destensionar un poco y aminorar la presión del momento, tal vez incómodo ya por esas estancias. ¿O simplemente ninguna? Creo que estás siendo muy suspicaz, Bryan, no puedes con tu genio, afortunadamente sabes cómo eres y te das cuenta, si no ya estarías hecho un desastre y un mar de cólera, bestia. Llega mi moka, por fin. –Estás un poco gordita –le digo. Se incomoda, parece, ríe, no sabe cómo salir: -Sí, es que he estado tomando pastillas anticonceptivas y como que te alteran las hormonas. Y la putamadre. ¿Quién mierda preguntó sobre tu vida privada y peor aún de tu vida privada sexual? Carajo, ahora sí voy a ser suspicaz, me llega al pincho. ¿Qué coño me tratas de decir: a)”llevo una vida sexual bien abierta”, b)”me gusta que me den a pelo, detesto el condón, así que la que me cuido soy yo”, c)”no se puede confiar en que los hombres tengan un condón y a veces me pongo tan cachonda que lo tengo que hacer y no quiero tener todavía hijos”, d) “después de ti han pasado varios así que ni te sorprendas, y sí que me han dado”, e) todas las anteriores. Hija de puta. Así de rápido como se me desorbitaron los ojos los orbito de nuevo, nada ha pasado, tranquilo boby, tranquilo. Uno, dos gestos, y salí de la frase, fue una frase. Nada más. Cambio de tema. Ya ni sé qué hablar. Me cuenta algunas cosas de su ex enamorado, que se enamoró, que el huevón era un perro, que habló pichulada y media después de ella. La historia no es muy disímil de la que escribió conmigo. Claro que yo no me la pasé hablando pichulada y media, pero sí hice el cagadón. No tomo esto como una indirecta-golpe-bajo. Reacciono normal, entonces. Yo no tengo mucho que hablar de mujeres, y así lo tuviera, me reservaría de hacerlo. Ella era muy celosa, recuerdo, no podía ni tener amigas yo, más rápido me cuadraba… Así que hablo de otras cosas: “¿Fumamos?”. No quiere ir muy lejos, no acepta ir hasta el faro. Qué pena, es un lugar bien bonito para prender barulo. Entonces la bajada Balta, donde siempre fumo cuando mis bróders de Free Town y yo quedamos en encontrarnos en un punto medio para reír, fumar, y conversar. Ella está hecha una loca con la lengua (no, no me está besando, lamentablemente), y conversa de sus amigas, de cuántos hijos tuvo cada una, de que a uno lo cuidó en una guardería y que cuando un chico simpático se le acercó ella le dijo que era su hijo para quedar linda, y etcétera. Yo, cuando se trata de la hierba, entro al ritual y no me desconecto. No le falto el respeto, no la dejo de escuchar, tomo atención a todo lo que me dice, y pregunto si estoy interesado o acoto si es necesario, pero mi vista está fija en las ramitas, las hojitas, la carnecita y las pepas, mi tacto concentrado en esa especie de polvito que se te pega en los dedos cuando desmoñas buena hierba, y mi olfato en el perfecto aroma del cáñamo. Mis oídos sí son todos de ella, hemos quedado en una cita, y estoy en una cita. Si acepté es porque la quería ver, porque la quería escuchar. Y eso estoy haciendo. Ella me importa, así a veces me haga renegar, así me haya dicho lo de las pastillas anticonceptivas, que no me deja de merodear por la cabeza pero que ya qué importa, todos somos libres, déjate de pelotudeces, Bryan, be quiet and drive. Me alegro, porque recuerdo que a ella le gustaba fumar, que le gustó la hierba, y que en un momento compartió el mismo sentimiento que yo hacia la planta madre, yo era muy feliz, ella era mi aprendiz y me sentía orgulloso porque correspondía la vibra, parecía destinada a que la madre de todos los bienes, la hierba, la acoja hasta la eternidad en sus brazos, y que ahora iba a volver a fumar después de mucho tiempo. Y yo sé qué es volver a fumar después de tanto tiempo… es una alegría. “Dios salve a la Reina. Y la Reina se llama María”, pronuncio como parte del ritual una vez ya entubada la hierba en un canuto casi calculado matemáticamente, y, con solemnidad, lo enciendo. Ahora estoy con ella, mi madre, mi mentora, estoy en sus brazos, sus tiernos brazos... Comparto el placer con mi ¿compañera?, a quien como de costumbre se le apaga el canuto luego de un par de toques; no muchas cosas han cambiado, veo. La hierba la acelera más y ahora conversa a la velocidad de la luz; es impresionante. Yo la observo y me río, trato de imaginar qué está pasando por su cabeza que es tan divertido. Me cuenta miles de cosas, pero pasa lo que pensé podía pasar: se suelta mucho y se frikea. “¿Con cuántas mujeres te has acostado?, me pregunta, ¿Cómo se llaman? ¿Cuántas perritas de tus amigas han sido tuyas?”. Preguntas inadecuadas, Miel, una bomba nuclear cayó en nuestra cita. Mal paso: al abismo. Meto el parche: “Hey, hey, qué pasa? Tranquila, ninguna, esa pregunta no es adecuada”. Y ella lo sabe; se disculpa. Se le subieron un poco los caballos. La hierba es un psicoactivo, pues, hay que estar preparados, después de tiempo el viaje puede ser fuerte y las impresiones, por ende, también y con mayor razón. Se le destapó la caja de Pandora a mi chiquita, putamadre. Este incidente eclipsó todo. Yo me mantengo más callado que conversador y no recuerdo muy bien cómo sosteníamos el hecho de estar uno al lado del otro, muy probablemente detestándonos y sin saber cómo huir de esto, sabiendo que sería descortés dar por terminada la cita con un accidente tan desagradable. Así que hacemos lo que se hace en la calle: caminar. El silencio nos ha visitado, y forma parte de nuestro encuentro, se ha instalado incomodando a ambos. Ella ya parece tener que irse, tiene que ir a una fiesta en la noche sí o sí, por lo que noto, soy un caballero, y ella es una dama, debo acompañarla a tomar su carro. Caminamos hacia Angamos con Arequipa y en el transcurso un a joven nos ataja. Usa su labia y nos engaña diciéndonos que si respondíamos a un pequeño test publicitario nos daría un regalo: Nada perdemos, así que aceptamos. Nos echa un poco de perfume a cada uno en la mano, según ella es un Carolina Herrera, pero en la caja no dice eso y Miel se lo hace notar, la chica evade. Nos ofrece una oferta: por la compra de uno llevamos el otro gratis, o sea uno para hombre y uno para mujer. “Para que le regale a su enamorada”, me dice. Ráfaga de viento en la cara. Miel disimula la incomodidad riéndose y aclarando que yo no soy su enamorado, yo hago eco de lo que dice. La joven nos pide disculpas y cuando preguntamos cuál era el regalo resultó ser la oferta. Siendo estafados y confundidos como una pareja seguimos hacia Angamos. En el paradero le recuerdo que se eche gotas en los ojos. Le pregunto si se siente bien, si tiene controlada la stoneada. Me dice que sí y confío en ella. Su carro pasa al rato, se despide apurada con un beso en la mejilla y sin el abrazo ¿cálido? del saludo. Veo como se embarca, que esté bien, que sea el carro correcto y retrocedo a las bancas del paradero. Me desparramo en la banca, algo inquieto, observo los carros y la gente pasar, tiro mi cabeza para atrás, veo el cielo, ya azul lívido, cruzo mis manos y no sé qué hacer. Es temprano. Es de noche, además. Debo quedarme en la calle. Yo, a diferencia de ella, no tengo nada en particular para la noche, a mí me tranquiliza y me contenta fumar, no necesito unos tragos y un montón de gente rodeándome, necesito a alguien con quien se pueda tener una conversación interesante y entretenida para estar contento. Me acomodo en la banca un rato, sin saber qué hacer, a dónde ir, con quien conversar. Los carros pasan frente a mí, son imágenes, nada más, puesto que yo estoy concentrado en otra cosa, o en muchas otras cosas. Pienso, y veo que los carros no dejan de pasar.

lunes, 7 de junio de 2010

Regénesis


Tomó mi café, esta vez no es un frapé, por más que me agrade me abstengo, de lo contrario voy a estar peor de la garganta y faltan pocos días para el sábado. No me pienso perder la noche en Bernabé. Una chica pasa a mi lado y se sienta una mesa más allá. Prende un cigarro y apoya los codos en la mesa. Nos miramos de lejos y parecemos reconcocernos, no se de dónode. Alzo la mano para ver si responde a mi señal y así pasa. Se acerca a paso lento y toma asiento en mi misma mesa.

-Nos conocemos?
-No sé, tal vez de otra vida.
-Debe ser, me pareces conocida, es como una intuición, mas no sé de dónde. Debe de ser, com tú dices, de otra vida. Por lo que escucho crees en las otras vidas.
-Creo en las otras vidas y en otras cosas más.

Su serquillo no me deja verle el ojo izquierdo, el derecho, que sí veo, es color café. Sus labios son delgados y pequeños, no tiene ningún tipo de maquillaje en el rostro. Está natural.

-Interesante. Pareces caerme bien, pero no todo lo que parece es. ¿Qué te has pedido?
-Un cortado.
-¿Muchas ganas de quitar el sueño?
-No, ese café era el favorito de mi padre. Soy su primogénita, y continúo con su tradición. Espero que mis hijos, si los tengo, sigan con esta.
-¿Cuántos años tienes?
-¿De cuántos parezco?
-Pareces no tener edad, tu rostro es eterno.

Bota una bocanada de humo, mentolado, afortunadamente. Se me antoja y yo enciendo uno de los míos también.

-Eres el primero que me dice eso, será porque identificamos conocernos de otra vida.
-Debe ser eso. ¿Qué te trae por este café?
-Nada en especial, venía de chequear unos libros en Crisol y se me apeteció una bebida caliente. Y a tí?
-La nostalgia. Sentarse en el café a beber es para mí sinónimo de pensar y meditar, tomar las cosas con calma, hacer una pausa.

Su cuerpo es delgado, no tiene muchos senos y tampoco trasero, esto no es impedimento, la ropa que usa es bien relajada, le cae perfecto, se le ve muy bien, es la onda que me agrada. Cruzo las piernas y me arrecuesto en el asiento. Aspiro el cigarrillo y pregunto con comodidad.

-¿Ya cuántas vidas vas?
-No las suficientes como para pagar todos mis karmas, me falta mucho que recorrer por la rueda de las reencarnaciones, soy conciente que aún no he llegado a la perfección, estoy lejos del Nirvana.
-Parece (una vez más, parece) que atravesamos la misma situación.
-Llenos de coincidencias, ¿eh? ¿A qué lo atribuyes?
-Al universo, el encargado de que todas las piezas del engranaje concuerden para que siga funcionando esta máquina. Todo esta calculado, hasta cómo terminará esta tertulia, aunque lo que bebemos es café, en verdad.

Emite risas. El café es como la biblioteca de la que hablaba Borges, es un lugar donde están contenidas muchas historias, todas las historias, la diferencia es que en la biblioteca todas las permutaciones imaginables están escritas, perpetuadas en el papel, en cambio, en el café la transmisión es oral, lo que hace que hayan muchas más permutaciones aún, porque es sabido que la transmisión oral varía de generación en generación hasta que no se sepa cuál fue la historia original. Nosotros no somos los únicos que estamos sentados, parecemos serlo, porque los demás están a mucha distancia (no física) de nosotros, ya han habido muchos otros como nosotros que han ocupado estas mesas e incluso las mismas bancas cubiertas por sacos de café donde se reposan nuestros traseros. Es posible que hasta nosotros dos nos conozcamos de otra vida pero de este lugar, es sólo que el universo se encargo de recolocarnos. No es una casualidad, porsupuesto. Algo debe de haber.

-¿Soltero?
-Sí. ¿Cómo así?
-Se nota en tu rostro, vamos, tú y yo sabemos que vemos más profundo que nuestros ojos, llevas mucha melancolía dentro (además me lo has dicho). Ha pasado bastante tiempo y sigues así, te preocupa en parte, y en parte, no. Estás libre de alguna forma, y tus amigos están ahí. A ellos les suceden cosas similares, a la gente común también, pero nosotros somos más vulnerables, no sé si sea un defecto o una virtud del espíritu, de todas formas asimilamos los eventos con mayor gravedad que la gente corriente, y el impacto causado genera heridas.
-Sabes más de lo que pensaba que sabías. Una vez más me ganaron mis prejuicios. Lo tuyo es ¿Cocaína?
-Lo era, ahora sólo porros, tratando de mantener las cosas en calma. Tú, porros, de hecho.
-Psicodélicos en general, pero los estoy dejando, ya no me gusta mucho el frenesí, ¿sabes? la época de mi vida en que seudo solucionaba mis problemas ingiriendo más y más bombas que desolarían mi cerebro ya pasó, es mejor relajar. Lo mío es relajar. Indudablemente.
-Psicodélicos... deben ser fuertes. Nunca los he probado. Me gusta Warhol, The Velvet Underground, y esa onda bien ácida, pero el estado locuaz de la cocaína...
-Sí, es rica la cocaína, lamentablemente muy perversa. Es importantre tener en cuenta que es una planta que el hombre la ha denigrado, sabes que la coca es una hoja ancestral, desde los tiempos de los incas, sin embargo el hombre, por su avaricia, codicia, y perversiñón, la ha contaminado con químicos despreciables, el resultado es que luego, esta planta transmutada, toma venganza sobre nosotros, y los efectos que nos produce pueden ser en un inicio agradables, mas después, son aterradores. Te ha pasado, te lo aseguro.
-Aciertas.

Mi café se está enfriando, bebo lo que queda de un par de sorbos.

-¿De qué época seremos, no?
-Siempre intriga. Pero no hay que darle tantas vueltas, woman, vive la realidad. Hace mucho descubrí que tanto redundar en la cantidad de universos paralelos que existen no sirve de nada, puesto que su conocimiento no saca beneficio del unierso en el que estamos situados. Pueden haber mil universos y mil épocas, mil Rolandos paralelamente a este, que toma café contigo, Melani, pero en este momento el único Rolando del que soy partícipe es este.
-¿Cómo supiste mi nombre?
-¿Habíamos quedado en que nos conocíamos, no? Me lo dictó el universo, y punto.
-Sí, nos conocíamos, pero yo no había descubierto tu nombre.
-Mi identidad es compleja, soy mil hombres a la vez. Jamás podrías acertar.
-Te apuesto a que sí.
-¿Soberbia?
-No, confianza, seguridad.
-Vale, me caes bien.

En el universo, una galaxia es absorbida por un gigante vortex, un hoyo negro, y estos dos bebedores de café desaparecen repentinamente. Aparecen otra vez, uno al lado del otro, separados por el tronco de un árbol. No llevan ropa, sus cuerpos están desnudos. Se miran, con asombro.

-¿Tú eres la del café, cierto? Yo te conozco de otra época.
-Sí, tienes razón. Tú eres Adán.
-Descubriste mi nombre.
-Me tocaba a mí, no en todas las dimensiones ibas a ser tú el gitano de la bola de cristal.
-Vale, entonces tú eres Eva.
-Estás en lo correcto, porque sí tú eres Adán y yo estoy aquí sentada y desnuda y no veo más que animales...
-Debemos reproducirnos y crear otra humanidad.
-Así parece, también.
-Bien, cumplamos nuestra misión.

Enlazan sus piernas, enlazan sus brazos, enlazan sus cuerpos, mientras que una serpiente, desde una rama del árbol de la manzana, serpentea con su lengua, y fija bien ambos objetivos en su mirada. En esta ocasión no les hará nada, no logrará convencer a Eva de que coma del fruto prohibdo, y en esta versión de la humanidad todos andaran desnudos, puesto que no poseen la vergüenza, ya que todos son iguales, y comerán del fruto de la tierra por siempre, así cómo convivirán con los animales, a los que les han ido poniendo sus respectivos nombres. A la serpiente un águila la cazó y no se supo más de ella. El edén se cumplió, es otro universo más, es la cabeza de otra persona, quizá.

domingo, 6 de junio de 2010

De buenas y malas

Existen buenas y malas rachas. Buenos y malos tiempos. Yo estoy pasando por una mala racha. Ya desde hace vario tiempo. Las malas rachas se caracterizan por ser desagradables, frustrantes y desesperantes. Parece que todo te sale mal. Estás tuerto: tienes la capacidad de ver lo negativo, mas no lo positivo. Filtraje. En una mala racha puedes reaccionar de diferentes maneras, puedes lamentarte o cuestionarte de por qué atraviesas esa racha tan negativa de la que te quieres deshacer, y retroceder en los hechos para hallar que hiciste de mal a quién o con qué para encontrar qué karma estás pagando. Puedes hacerlo, y ten por seguro que no vas a llegar a ningún lado. En una mala racha hay varias cosas por hacer, como ya dije, pero la que se debe hacer es una: ser fuerte. Resistir. Sobreponerse. Eso es. La mala racha no va durar toda la vida, su nombre lo dice, no es más que una “racha”. A veces sí se ponen bien trágicas las cosas y quieres asesinar la racha con una ráfaga de cocaína en una noche de conversación privada. Es parte de la mala racha, si sucede o no, no altera la situación. Es válido, después de todo. Es como la guerra, todo es válido, pero siempre conciente. Puedes engañarte pensando que quieres distraerte y alocarte todos los fines de semanas o días juergueables para salir y escapar de la racha en unos tragos de alcohol o en la almeja de alguna mujer que conociste esa noche y que sí ayudó, porque te sacó la leche, mas no te satisfizo; le diste con desprecio, sin pasión, la arrimaste a una esquina de la cama, no la besaste, sino le extrajiste su boca, dejaste que te la chupara mientras veías como sus ojos de zorra sedienta, también, quizá, tal vez, por lo mismo que tú, por una mala racha, miraban tus ojos extraviados, la abriste de piernas, le lamiste la concha –si es que se dejó, si fue tan valiente como para recibir placer-, la cogiste por la cintura, le diste la vuelta, la penetraste contra la pared, arrojaste todo tu sudor sobre su espalda y tu animalidad sobre su persona. Desahogaste. Nada más. Ayudó, sí; solucionó, no. Al final fumas un poco más de hierba y o te quedas echado sin importarte qué siente o qué sintió y dejas que se bañe y se largue a su casa. Una zorra, al fin y al cabo. Sin embargo cuando ya eres más pensante, tomas con calma la mala racha. ¡Porque sabes que va a terminar! Que “todo tiene su final”. Entonces pasas los tragos amargos de saliva y los soportas. Estás opacado, underground. Yo ya pasé el mayor tramo de la mala racha, supongo, y ya no me importa salir a podrirme un fin de semana para olvidar en vez de superar. Pienso, tengo 22 años, no soy un púber más con la polla caliente y ganas de lucirme con mis amigas de cabellos castaños, ojos claros y cuerpos delgados maquillados por la ropa de moda. Soy de un barrio bohemio, nostálgico, melancólico. Soy parte de éste barrio. Soy un escritor, un artista, un abstracto. Se complementan ambos. Tengo un trabajo que no me gusta, que es parte de mi mala racha, y no tengo con quién conversar. No obstante, nací sólo y cuando muera, será, también, sólo. Así que tengo que aprender a vivir solo. Tengo uno o dos amigos y confío en ellos, salimos, fumamos petardo, y recostado en la palmera o en las bancas celestes con vista y oído al mar, me tranquilizo, y pienso lo mejor: que todo esto va a terminar. Porque la mala racha es espesa, pero un solo hecho la aniquila: un buen golpe de suerte. Una cosa que te pasa bien, que sientes que verdaderamente fue buena, y puedes alzar la mano y despedirte, porque la mala racha quedó ahora donde debió estar siempre, atrás tuyo, a la vuelta de la esquina, lejos, y sin intenciones de aproximarse. Y cuando menos lo creas, vas a mirar atrás y vas a cagarte de la risa de lo que te pasó.

viernes, 21 de mayo de 2010

At that Café

cafesito, cigarrillos, conversando, los carros que pasan y su ruido que no interesa, no interrumpe, estamos solos, los dos, estamos aparte, en este café pero en otro café, en otra dimensión, separados, excluídos del resto, el pelo mojado, una sonrisa, estrechamos la mano, una caricia, un beso, guiñamos los ojos, sigamos conversando, darling, que el tiempo no existe, tenemos de aquí hasta la eternidad, disfrutar, este café y este momento, siempre serán nuestros.

domingo, 16 de mayo de 2010

miércoles, 5 de mayo de 2010

Acerca de las Sustancias




"constituye un potencial veneno y un potencial remedio, el hecho de sser nociva o benéfica depende exclusivamente de: a) dosis; b) ocasión para la que se emplea; c) pureza; d) condiciones de acceso a ese producto y pautas culturales de uso".
-Antonio Escohotado

martes, 4 de mayo de 2010

Barrio

"Un hombre alado prefiere la noche"

-Soda Stereo.


Él ve el sol, si es que lo hay -porque ya terminó el verano y ya empezó el otoño y no todas las mañanas son soleadas y si lo son es porque el calentamiento global ha indefinido las estaciones y ya no es como antes que a cada temporada correspondía determinado clima, ahora son sólo denominaciones; el clima siempre está desordenado, predomina uno sobre otro, pero sólo eso, predomina- antes de entrar al trabajo. Es perezoso, puede despertarse temprano a hacer deporte, pero le da flojera, así que se despierta para bañarse, desayunar, alistarse e ir directo a la tienda. Es a través de las lunas del transporte público y de sus gafas (ya que haya o no sol las usa siempre por el día) que lo ve. En la tarde durante su refrigerio tiene la opción de salir un rato a dar una vuelta y fumarse un cigarrillo, como lo hacía cuando recién ingresó, pero es peresozo y ahorra ese tiempo para dar una cabeceada en el sofá. Sale tarde, no tan tarde como el concepto que él maneja de tarde, pero en la actualidad lo es. Valora mucho su tiempo. Regresa en el transporte público, aunque usualmente lo tienta la idea de regresar a pie. Es que la noche es... todo. Siente el friesito en su cuerpo y ve el cielo seminublado, con las luces de los faroles apañadas de agua en estado vaporizado y le entra el antojo, la nostalgia, el caminar solo y pensar, ahondar en sus pensamientos y analizar cómo van las cosas y cómo irán. Al llegar a casa cena, está medio peleado con sus padres, tienes sus diferencias debido a las distintas maneras de pensar y de tomar la vida, no es algo sorprendente, es lo contrario, totalmente natural: ambas partes han crecido en épocas completamente difrentes y han vivido cosas de índole, también, desiguales. Ha perdido el buen hábito de leer, está en sus planes retomarlo, pero quiere leer tantas obras que no sabe por dónde empezar, tiene pensado desde releer algunas obras como la trilogía de Tolkien o investigasr en la mitología nórdica, Beowulf e historias similares. Tesoros, aventureros, codicia, tierras lejanas, dragones, todo eso lo atrae. Debió nacer en esa era, piensa y desea de vez en cuando. Ya no quiere leer a Sartre, ni Camus, tiene claro que nada de existencialismo que respalde creencias pesimistas. Esa noche tiene planeado entrar a casa y ver History Channel, comunmente encuentra programas atractivos, pero luego de agradecer, como ahora acostumbra, a Diosito por cuidarlo, dirige su mirada al cielo y ve la luna llena, la resplandeciente luna llena. Inmediatamente siente el agua fluir por su cuerpo y sus ánimos se inquietan. El año anterior no disfrutó ni una sola noche de frío en su barrio, y quiere sentirlo de nuevo. En Barranco la mayoría de los jóvenes, y hasta viejos, fuman hierba (y consumen otras sustancias psicoactivas). Es común en ellos, el distrito es bohemio de por sí, el distrito los hizo así. Está en el aire. Hace un par de llamadas con la radio y en diez minutos está en las bancas donde él solía fumar y donde Ricky, un conocido pastelero, recogía ripios de hierba para armar sus cigarrillos de pasta básica y dormir, bueno, eso fue hasta que alumbraron las bancas y no hubo más espacio para él, un zombie. Ahora deambula por los buses con su guitarra -que por fin logró poseerla más de cinco noches sin que se la roben mientras dormía- cantando "María" de Vico C mientras babea y hace el peor espectáculo jamás representado y presenciado. En fin , se dice que por pena los pasajeros le dan unos céntimos. Se encuentra con uno de sus bróders del barrio, quien se ha vuelto un petarderazo y le ha dado la razón a quienes le decían que tarde o temprano terminaría comprando pacos de hierba, que fumaría en su casa, que fumaría solo, que computartía pesos y que ventanearía por un tiempo para que su vicio le salga gratis, él no quería admitirlo porque argumentaba que si hacía toda, o una de esas cosas, sería un fumón, y él no lo era. No lo era, ahora lo es: le da igual lo que le decían y se siente orgulloso de lo que es. Está bien, defiende sus derechos tercamente, ningún serenazgo lo bota de ningún parque por fumar hierba. Está en su derecho, como todos nosotros. Él tenía siempre hierba, actualmente no. No importa, la hierba no se niega, al igual que el agua, es fruto de la tierra y está para que la compartamos, así como las ideas que nos inculca. De todas maneras enrrolla el petardo, ha salido un buen petardo, en todo sentido: tamaño, forma, calidad. La ley del duende: el que lo enrrolla lo prende. Acerca el encendedor a su boca, donde sostiene el wiro entre las comisuras de sus labios. Lo enciende y le da los primeros toques. A la neblina del cielo se adhiere el humo místico. Y ahí están, haciendo honores a la luna llena. Sosegándose.

martes, 27 de abril de 2010

Regresó el Tren

Jódanse. Estoy de vuelta. Ya lo remodelé, ya lo arreglé. Y ahora estoy de nuevo, listo para seguir jodiendo y posteando textos más acidos y crudos que los anteriores. Porque yo soy así, realista, y la realidad es para los hombres, no para los débiles. Lo digo porque lo he pasado, Agárrense que se los lleva el Tren. Bua! A ver quién me detiene PE.


miércoles, 21 de abril de 2010

OUT!


Este blog está fuera de servicio momentaneamente porque está bien anticuado, ya necesita una actualización brava. Sinceramente lo veo y como que su vejez no me inspira, en este mundo y vida todo evoluciona, por lo tanto este blog tiene que hacerlo también. Así que hasta que no esté apto para ser revisado no se trepará nada a la red. Pedimos paciencia, todo cambio es para mejor. Va a estar más chévere el blog, cuestión de esperar un toque nomás a que encuentre las plantillas adecuadas, etc.

miércoles, 10 de marzo de 2010

viernes, 19 de febrero de 2010

La vida continúa (Life Goes On)

-¿Y no le dijiste nada?
-No.

Está sentado en una banca en la misma avenida, cerca a su trabajo. Ha llegado unos minutos antes y se toma su tiempo para fumar un cigarrillo antes de entrar. Ve por la pista cruzar al personaje que lleva el corte y la musculatura del Soldado Universal. Lo reconoce en un instante, sabe quién es, no puede olvidarlo. Paulo, de cabello hirsuto, corte militar y gestos rudos, se le acerca y lo saluda. -¿Cómo estás, bróder? -Bien, ¿y tú? -También, y terminaste esa huevada? -No, me salí. Paulo mueve la cabeza, vuelve a hablar: -¿Y, ya la cagaste? -No, miente Román, estoy tranquilo, alza la mano, muestra el cigarro, fumo mis cigarritos nomás. -Está bien, le responde Paulo, yo estoy metiéndome mis wiros. -¿Osea que ya no vas a Surco? -No, con qué cara voy a ir, un día me pegué una trancaza y nunca más regresé. Ya no pienso regresar nicagando, la vida continúa. Estoy haciendo harto deporte. -Manya, está bien. -Sí, bueno bróder, nos vemos, voy avanzando, un gusto. Se estrechan la mano y cada uno vuelve la mirada a su lugar. Román da las útlimas pitadas a la colilla y se prepara para ingresar al trabajo, algo consternado.

-Pero le pudiste decir algo.
-Sí, pude, pero no lo hice. Es increíble.

El sujeto que le hizo la vida imposible desde el día que entró al centro y demostraba tanta capacidad, rigidez y motivación a cambiar no había resistido la calle y había vuelto al consumo. Román no le había dicho nada porque para él era algo normal, sabía que la condición del adicto es complicada, y que prácticamente éste no puede resistirse a su enfermedad y frente a los placeres -cuales sean- que se le presentan. Siempre le decía: "En la calle no es como acá, si la cagaste la cagaste, y te vas por un tubo". Quizá Paulo estaba ya en el tubo, pero eso no interesaba. Su comunidad no parecía una comunidad, parecía un batallón del ejército, no por la cantidad de personas sino por la actitud que demostraban y el entrenamiento que llevaban. Más que estar siendo preparados para rehabilitarse y reingresar a la sociedad sin temer pasar frustraciones y emociones equívocas parecían estar siendo entrenados para la guerra. Eran la comunidad más sólida del centro, y los de más confianza. Día a día sudaban gotas de pudor en el patio y se reparaban ante la indecisión y el sentimiento de derrota. Lo que pasaban era duro. Pero Paulo estaba ahí para hacerles compañía, se encargaba de dirigirlos y aconsejarlos, ponía la mano dura, pero al final del día, en la noche, antes de ir a dormir, conversaba con los muchachos y los motivaba a cambiar, a seguir adelante, a no regresar a esa vida pasada de mierda que habían tenido, se los decía él, que era consumidor compulsivo de cocaína, que estaba por segunda vez en el centro, que ya no quería sufrir más. Él, que también luchaba, que también se esmeraba, que también hacía todo lo posible para rehabilitarse, porque sanarse no podría nunca, porque los adictos no se curan jamás, mueren enfermos. Él, él había caído, y ya no le importaba, seguía adelante.

-Fue lo más importante que me dijo: "la vida continúa". En el centro era duro con sus palabras pero certero, y esta vez también lo fue. No podemos dejarnos caer por un simple tropezón, nuestra vida sigue, y nosotros no podemos pararnos por un percance. Hay que hacer frente a lo que se nos presenta, total, para eso hemos sido entrenados.
-Osea que te parece bien lo que está haciendo? Estás loco.
-No es que esté loco, es simplemente que yo sé que es pasar por ese lugar, y no creo que esté rehuyendo a su realidad, como ahí le dirían, sino que está llevando su vida como él cree que debe llevarla y punto. ¿Por qué habríamos de privarnos de algunos placeres? Solamente porque una o dos veces no lo supìmos llevar? No creo que sea así.
-Creo que te estás justificando para un futuro -dijo.
-Tómalo como quieras.

Ella retomó su postura dulce y decidió atacarlo por otro lado: se acurrucó en su pecho y le masajeó del cuello, como se lo hacía a su gato cuando lo quería engreír.

-Prómeteme que no vas a volver a fumar ni a drogarte -le dijo-, ya me tienes a mí, ¿qué más puedes querer? Has sacado clara ventaja a los demás de la tienda. Te envidian -ríe.
-Sí, sí... Está bien, tienes razón, te lo prometo, no te preocupes. Eso ya pasó para mí, ya sé qué es, qué se siente, no es ninguna novedad -recordó qué es fumar un joint, qué es meterse un par de buenos tiros, que es mascar unas cuantas pastillas bien amargas y sintió el gusano correr por su estómago.

Ella despejó su cabello castaño y lacio para atrás y cambió de posición; se puso de costado, lo tomó por el mentón y lo besó. Él le correspondió, pero mantuvo los ojos abiertos, viendo su rostro colorado y sus pesones rosados de 17 años.

Poesía

Los niños fuman hierba como los grandes,
y como no saben terminan metiéndose harto químico al cerebro,
deshonran a sus padres y arrochan por las calles
destruyen su masa gris con un porro de hachís.

Las niñas juegan a ponerse zapatos de taco
y lucir como sus mayores, tan finas, tan putonas,
y creen serlo, mientras practican sus primeros besos entre ellas
y se meten el dedo.
Marcas de labial en sus calzones y colorete de tatuaje.

Las tiendas se prostituyen por un par de prendas
y más dinero en el bolsillo
y las mujeres y los hombres de esta época
abastecemos su truculento negocio
La ciudad es una zona rosa, llena de burdeles.

El mundo es sintético y plástico,
y nuestras ideas más que platónicas
son plástico-tóxicas.

Los padres o:
no se casan
o se divorcian
o no conviven y se pelean frente a sus hijos
y sus hijos son descreídos de Dios
y apoyan movimientos existencialistas-atéos
en el mundo donde Dios es el único que nos cuida
y nos dio la vida;
Sobrevivir dentro de tanta mierda es producto divino.

Qué vivan las fábricas
y las gentes que las gobiernan
haciendo dinero de los huecos
de la capa de ozono
Que se paseen en sus Porsche
y nos vendan artefactos que en un mes
no nos van a servir porque ya sacaron otro.

En Sudamércia se construyen
más colegios, más centros de rehabilitación,
y en sus selvas, más cocinas de cocaína.
Estados Unidos compra armamento
y Holanda, más metadona para sus heroinómanos.


Nuestros padres se juntaban y bebían alcohol
y comían parrillada;
Nosotros nos juntamos y pensamos como
podían beber sin meterse un chute de coca,
mientras prendemos más porros y
preparamos más líneas
Pero somos personas felices
no lo hacemos como vía de escape
ni nada, fíjense.

Es el fin del mundo y lo sabemos.