jueves, 25 de octubre de 2007

Recuerdos del Pasado



En un tiempo muy arcano, previo a algún ataque, así lucieron las paredes de mi cuarto: un mosaico tomografía.



















QUÉ LOCO NO?


viernes, 12 de octubre de 2007

Visitas del demonio

Desde el día en que me exhilié por decisión propia en este cuarto las conversaciones se han ausentado de mi vidam o bueno, estuvieron ausentes durante un largo (muy largo) periodo.

Pasaba yo las horas leyendo libros ya leídos porque los acutales no me satisfacen, por tanto no me quedó más que deleitarme con los libros que marcaron mi época y la infundieron de ánimos. Soy mucho de divagar y me doy cuenta de ello en estas líneas y es por eso que pido permiso del lector y, para que vean que enmiendo rápido mis erroes, retomo el rumbo del cuento.

Fueron horas largas y de profunda reflexión, donde los resultados fueron los que temía -teniendo en cuenta las desposiciones de mis territorios y el fracaso conyugal con mi esposa luego de que esta descubriese que no pude resistir a los encantos de una esbela morena que conocí en uan feria donde compraba libros- que había sufrido ahora último: ahorré y ahorré mi rencor hasta alcanzar fortunas y tener un potencial de demencia alto... y; deliraba, soñaba, recreaba, la extinción de la raza humana.

Sé que mis conclusiones son exageradas, pero tengo en cuenta el magno carácter que poseo y me permito a mí mismo dichas seducciones, alucinaciones de mi cabeza que sueñan con verse hechas realidad. En ese momento noté, como nunca jamás (porque ya me había olvidado de poder presenciar) una presencia en el lugar. Quise pasarla por desapercibida, mas me fue imposible. Enfadado al verme apartado de mis malignos proyectos miré primero de soslayo y luego giré completamente la nuca (estilo "El Exorcista", jajajaja): al costado de la maceta que adorna la puerta había un hombre sentado de cuclicllas observándome fijamente mientras los ojos resplandecían de oscuridad y su sonrisa se estiraba (o se estiró antes de que la vea porque siempre se quedó en esa posición) de oreja a oreja. Tenía la contextura de un humano promedio, solo que algo delgado, raquítico, detalle que noté dada la desnudez de su torso.

Maquiné más allá de lo que pude y ni entendí su presencia ni sus motivos. De inmediato, él, sorprendiéndome, ya estaba frente a mí y me extendía la mano pacíficamente mientras me decía:

-Soy el demonio - fijó más su mirada-, y tú yo yo tenemos muchas cosas en común.

Sin pensarlo porque a estas alturas de la vida nada me sorprendía, correspondí al saludo. Puedo decir que la simpatía fluyó como agua en río y de súbito nos llevábamos de fábula. Él era conciente que a diferencia suya yo no tenía poderes lejanos , por eso sospecho que por delicadeza no se atrevió a jactarse de ellos, y que por consideración no me invitó a unirse a su bando y a cumplir mis más grandes sueños. Es que solo venía de vez en cuando, cuando se le antojaba y siempre lo percibí en el mismo rincón de la primera visita, entonces nos sentábamos y platicábamos jugando partidas de "Ocho Ogros" y fumando una hierba que ocasionalmente me llegaba de _____ y tanto él como yo disfrutábamos el alegre sabor y la dulce sensación. Fue lo único que desató su curiosidad, e incluso una vez me confesó que nos sentía afortunados de tener tierra fertil y no fuego para así poder sembrar tal planta, capaza de llevar a los más lejanos horizontes.

Esos fueron algunos detalles que nos marcaron e hicieron de nosotros lo que somos: paulatinos compañeros de conversación y juegos de azar (tengo que resaltar que nunca me hizo trampa).

Percepción Olfativa

Exquisito en muchas cosas (el porqué es un misterio porque nunca he llevado corona ni he reposado en un trono de oro) suelo ponerme jocoso en muchas ocasiones.
El ruido, que en lenguaje es considerado como obstructor de la comunicación pero que en el lenguaje normal es “BULLA”, es una de las circunstancias que me aturden, pero a éste lo puedo evitar fácilmente inmiscuyéndome por calles solitarias, mayormente paralelas a las avenidas centrales, por tanto no suelo abrirme mucho del camino (aunque a veces sí doy vueltotes increíbles). Sin embargo dicho hastío es chancay de a veintre frente a algo que realmente me molesta: los olores.

Yo nunca me di cuenta exactamente de la situación, pero quienes a veces caminan a mi costado se han dado cuenta -por mí- que no soporto el ambiente turbado de olores: la chica que tiene el cigarro en la mano y el humo te cae directamente a ti (lo que agrava más la situación, pues me convierte en un fumador pasivo), el smog de las combis asesinas cuando es inevitable pasar por una avenida, perfumes y colonias de precios exorbitantes y hedores fabricados artificialmente (sean fuertes o suaves igual me atosigan); y es que quizá no soporte la artificialidad con que embarran el aire puro (que ya a estas estancias, el 2007) no es tan puro.

Esos han sido algunos ejemplos, es obvio que más olores me irritan; en cambio, hay un olor que sí me agrada y el que también me hicieron dar cuenta, de este s disfruto al máximo y me deleito con el tal como las muchachas de antaño con el olor de las rosas: es el perfume natural de una de las más grandes plantas madres y más históricas y controversiales -sin duda-, cabe duda aún? Ya no: la ganjha. Delicado aroma, atrayente y encantador hasta para el que no fuma o no tiene idea de lo que está fumando (claro, cuando está rica pues no?), lo digo por experiencia porque compañero lúcidos se han visto provocados si a no fumar, a por lo menos acariciar el viento melífluamente verde. Es que el aroma de limón, y ciertamente de casi cien canabinoides (dentro de los cuales el principal psicoactivo es el THC), sí resulta bueno para las fosas nasales del planeta... y por qué no? de muchas mentes cerradas.

El columpio aespacial

Todo comenzó una madrugada en los columpios. Mi cuerpo se balanceaba y la mirada se mecía sobre la posa de arena . Absorto y distraído, los ojos recibían centelleantes y minúsculos destellos reflejados y sobresalientes a la morena arena.

-Cierto, el vidrio está hecho de arena - pensé y fulminé el pensamiento. Seguí columpiándome, entonces me di cuenta que el asunto no había culminado, ya que descubrí -feliz- mi ignorancia.

Aquellos destellos resplandecientes no eran más que los equivalentes a las estrellas del firmamento, es decir, eran sus similares, sólo que en la tierra! Dicha conclusión me hizo ir más allá …. Emocionado de la habilidad de mi mente, reí de gozo al darme cuenta que lo que estaba debajo del columpio (donde yo, solemnemente, me columpiaba) no era una posa de arena, pero sí un espejo al cielo. Atravesó por mí la tentativa de arrojarme sobre él y sentir como si estuviese flotando junto a las estrellas; de soslayo, observé a mi alrededor, luego giré completamente la cabeza y noté una oscuridad total. No dudé en pensarlo: mi astucia había sido premiada, porque yo mismo me había revelado la identidad del universo. Desde ahí ya todo fue una gran revelación: los pensamientos que me habían ayudado quedaron atrás y predominó la contundencia de la realidad: yo no estaba, pues, sobre una poza de arena o un espejo oculto al cielo, sino que estaba … estaba … frente al universo y a la eternidad misma! Sí! Yo, el hombre del columpio no me mecía sentado en una silla atada gracias a cordones a un soporte vertical que permita el peso de las personas e, imagino, la fuerza de gravedad (y si no es esta fuerza debe ser otra, jamás fui bueno para la física, peor aún: tuve que rogar en quinto para que no me mande el profe a vacacional en su curso), eso era totalmente mentira, porque lo que yo hacía era trazar mi recorrido infinito (es decir, recorrer mis galaxias) sobre lo que ahora había descubierto que me pertenecía: aquel inmenso e intrigante (ya no para mí) espacio determinado.

Mi mirada, perpleja y poderosa, nunca más se movió y la sonrisa que obtuvo mi semblante -de oreja a oreja-, tampoco: ahora era yo el Rey del Universo, y ese sitio es, y será, simplemente mío, como lo es todo lo que los rodea, o mejor dicho, de lo que yo los rodeo.

martes, 9 de octubre de 2007

Antes que todo...


Bien, bien, imagino que las cosas que han ido leyendo han sacado algo de cuadro, ya por ser harto estúpidas o por ser harto inocherentes, y es que les recomendarías que antes de entrar a mi blog se fumen su buen cañón para que ya estén sintonizados en la "onda" y comprendan como así todo lo que leyeron tomó su carácter irreal(jaja). La verdad es que yo antes de entrar a mi blog me lanzo uno, pero en verdad les miento porque lo mío va más con esa canción de Sublime, "Smoke two joints", así que ese letrero de "PARE...", parece indicarme a cada rato que detenga el camino. jaja




viernes, 5 de octubre de 2007

Nadie incomoda cuando uno se siente realmente solo


Pueden pasar mil carros cerca de ti, personas están a tu lado e incluso te hablan, los objetos cen y quieren distraerte, pero eso no es suficiente. Es que cuando uno está verdaderamente solo, y no sólo que lo está, sino que lo piensa y lo asume, equivale a formar parte de lo que es nada, la soledad. Es el gran temor de muchas personas, pero también es para algunos un estado de pasividad, al que están acostumbrados y hasta lo sienten acogible. Es fácil formar parte de ella; sin embargo, los individuos que han pasado a formar parte de este círculo ilimitadamente expandible, generalmente llegan luego de varias reflexiones o de efectos de la vida misma. Pueden estar a tu lado, puedes estar acompañado, pero eso no quita que estés en el futuro, el pasado y el presente que significa la soledad. Quizá es una enfermedad, comparada a aquel insomnio del que una vez contagiado, no había cura.


miércoles, 3 de octubre de 2007

El Imperio de los Árboles


El mundo está lleno en su tercera parte de agua; y el resto, de tierra. En aquel pedazo que queda excento de agua habitan diferentes especies de seres vivos. Entre ellos destacan los humanos, quienes rápidamente se hicieron de más terrenos y fueron así ocupando la tierra, adelantándosele a otra raza, una más sabia y sigilosa, y aprovechando que su biotipo fue evolucionando hasta adaptarse a las condiciones necesarias. Fue así como el hombre fue ganando terreno en el planeta, pensando que estaban solos y que todo lo que existía era para ellos, sin darse cuenta que paralelamente a su desarrollo la otra especie, guardando silencio, solo miraba y lamentaba la caída de sus congéneres (producida por los humanos), esperando el momento preciso para levantarse y hacerse del poder, y no de la venganza, porque quien posee sabiduría no cae en la perversión de la revancha. Entonces dejaron que los humanos se desarrollen y, es más, se hicieron los de la vista gorda cuando miles de compañeros fueron talados para que los humanos puedan -egoístamente- asentarse de lo que creían únicamente suyo. Pero ya no podían más y sabían que era la hora de la gran revolución... los árboles más grandes, los que habitaron primero el planeta, serían los próceres del "gran sueño", ya que eran los que, además de poseer más inteligencia, tenían los pies (sus raíces) más cerca de la superficie de la tierra -de donde se veían encadenados. Ocurió así que de un día para otro, sin aviso previo, los árboles mayores levantaron sus raíces y, quebrando veredas o dividiendo parques, los utilizaron como pies y comenzaron lo que ahora se denomina "El Periodo de la Invasión". No hubo un solo árbol que no se levantara de su monótona posición para realizar su sueño, y es que ver a los más vetustos desprenderse para coger lo suyo los infundió de ánimos y los hizo entrar en razón: los humanos no tendrían el planeta tierra jamás. Fue un fenómeno sorprendente, en ningun lugar de la tierra los humanos podían creer lo que veían a través del televisor que en la era de los árboles no equivaldría más que a basura: árboles sin rostro -porque no poseen rostro- caminar por todos lados y pisar lo que se les venía en paso, para luego seguir y seguir, hasta acabar con todo lo que el humano haya hecho para su bienestar, pero para el malestar de la tierra y, de sus verdaderos dueños, los árboles.