jueves, 30 de octubre de 2008

Comunicado

Mi otro blog, Trip.Ear, acaba se ser levantado de la web. Un conglomerado de razones me llevó a la decisión. Principalmente, es que no le puedo dedicar el tiempo suficiente. Dudé un poco porque en parte tenía ya un contenido, pero no cumplía su objetivo. Pretendía ser una especia de biblioteca virtual de videos musicales estupendos, pero al no recibir la atención debida carecía de importancia. Quizá equivoqué al momento de plantearle la temática, quizá a eso se debe el fracaso. Pero como ya les dije, es principalmente que no tengo el suficiente tiempo. No dedico muchas horas a Internet y las pocas no las dedico a Youtube sino a leer uno que otro blog y preocuparme por manterner el mío actualizado. Bueno, nunca tanto a pelo eso de revisar otro blog, porque no soy de esos lectores voraces que buscan ávidos en la web más y más blog para recepcionar más y más información y colaborar más y más en esos dominios, cumplo con leer los blogs más importantes que tengo en mi lista, ya que algunos de ellos están más que todo porque sé que su contenido puede resultar de interés para muchos de mis lectores. Claro, esos enlaces son enlaces que en parte yo considero tienen algo que ver con el Tren. Me salí del tema, ahora regreso, exactamente donde nos quedamos: el tiempo a penas me alcanza. Tampoco es que esté metido en mil cosas, que todo el día tenga labores que cumplir, es sólo que ando en otras cosas. Hay varios proyectos en mente, básicamente, expandirme. Ya no sólo escribir sino también graficar o producir. Esos son los planes, que favorecerán más que todo a este Blog, El Tren del Vagabundo. Este blog también tendrá algunas modificaciones, la temática del blog se desvió un poco de la que tenía en un inicio, esto no lo considero malo, por eso vamos a volver a darle un giro. Un giro para bien. Más ideas, principalmente. Sin embargo no es el final definitivo de Trip.Ear, ya cuando tenga más tiempo y más facilidades lo relanzaré. Por lo pronto, sigan disfrutando de su tren.

martes, 28 de octubre de 2008

Not Even Jail

Cómo están mis estimados lectores, esta vez escribo para comunicar algo injusto que me sucedió la semana pasada, porque si bien es cierto que no comunico lo que me sucede y menos de forma personal, esta vez, como "artista", me veo en la obligación de, bajo ésta índole, alzar mi voz para hacer una protesta, porque eso es lo que siempre hacen los artistas pues no? comunicar todo lo injusto que acaece. Estuve, pues, a punto de estar tras las rejas, tal como le sucedió a personajes peruanos como Vallejo o Arguedas sólo por cumplir una tarea más del escritor: ser fiel a sus ideales. Sucede que la semana pasada, después de conectarme a Internet y subir la entrada de paz y amor, busqué a un amigo con barulo en el bolsillo porque, después de varios días de ajetreo finalmente había entregado mi campaña esa tarde, por ende por fin tenía una noche tranquila nuevamente y quería salir a relajarme y por qué no, a conversar. Entonces salimos, pero en vez de ir al parque de la vuelta de su casa o al malecón de nuestro distrito, optamos por dar una breve vuelta por Miraflores, ya que él quería hacer tiempo para no ver a su enamorada, y yo estaba, como ya dije, en pleno hueveo. Estábamos caminando en una de esas calles vacías, por donde de noche no pasa nadie, sólo una que otra alma que se mete a su casa, cuando una pathfinder pasó cerca a nosotros, yo seguí liando y no hice caso, pero cuando dimos la vuelta y cuando justo estaba ensalivando la risla para cerrarla, se estacionó la sigilosa path a nuestro lado y dos desesperados tombos (policía en lenguaje callejuno), de seguro muertos de hambre, bajaron listos para el allane. Yo, que he estudiado derecho y conozco a gente de dicho entorno, sabía muy bien mis derechos, entre ellos que no me podía revisar, que no podía quitarme mi identificación, y que mucho menos podía olbigarme a subir a su pathfinder y peor enviarme a la comisaría. Me negué, entonces, a todos esos requisitos, con los brazos alzados, sin producir revoloteo alguno. Pero esos perros tenían otros planes, y lo único que hicieron fue armar ellos mismos un escándalo y terminar atacándome. Mi compañero veía la situación y me decía que cooperara, pero yo sabía que sólo me querían sembrar (poner ganjah en mi poder) para que les baje algo de coima, mientras tanto, yo me rehusaba a que me "apresen". Finalmente, y luego de haberlos hecho sufrir bastante intentando cogerme, lo lograron: uno de ellos me hizo una zancadilla y el otro me aprehendió de los brazos; así me subieron a la path. Eso no es todo, yo no estaba dispuesto a ceder frente a esos puercos, así que como uno de ellos no estaba aún en el carro, y el que sí estaba se distrajo, abrí la puerta y salí disparado como un cohete. Corrí como cinco cuadras, caminé como tres, porque la respiración y las fuerzas ya se me habían terminado; en ese trayecto el policía sucio me persiguió sin frutos positivos, incluso cuando voltié vi que se había caído al piso como basura y que intentaba disparar al aire, acto que evitó puesto que él sabía la verdad: lo que perseguía era un inocente hombre que salía a relajarse a la calle y que él pensaba sembrar para poder crear una culpabilidad legislativa en él, y si este sujeto en la persecución se negaba de tal manera, ya imaginaba que en la comisaría no iba a dar mi brazo a torcer. Mi escape terminó en mal lugar: una iglesia. Pensé que ahí me refugiarían y que me permitirían llamar a mi padre, quien en el acto daría final a tanta payasada de los puercos, pero esos malditos cristianos no ceden frente a nada, y terminaron desamparándome, permitiendo que el policia, que al momento llegó, me llevé en su carro. Subí y soporté todo tipo de agresiones verbales, compuestas de insultos a mi consumo y cosas que no me importaban, qué le puede importar a uno al lado de un corrupto? Llegamos a la comisaría y me sentaron en una sala, donde veía como mi apresor escribía una sarta de estupideces en su acta. Yo, como había comido antes de salir a fumar ese bate que me tenía en ese momento en la comisaría, estaba muy agotado y recurrí al baño a vomitar cuatro veces, después de lo que me bajó la presión durante media hora y se me agitó el ritmo cardíaco, frente a lo que no se hizo nada, puesto que solicité una aspirina y el tombo, muy encabronado por la mala jugada que había hecho (capturar a un "rebelde") y por la vergüenza de haberse visto tendido en el suelo al no poder atrapar a alguien, dijo que no se me brindaría hasta que él termine su acta, la que demoró más de una hora y fue arrugada más de tres veces. Después de esa hora que me hizo esperar, por fin me subió al otro piso a encargarme a otro sucio puerco pero de un nivel más alto. Fue un alivio, ese sujeto, de aspecto pusilánime y fracciones similares a Mr. Bean, llamó a mi padre. Estuvo ahí, frente a fente, preguntándome por mi consumo y por los lugares dónde adquiría ganjah. Descarté esa pregunta recurriendo a un lugar donde todo el mundo compra ganjah, uno de esos lugares clandestinos que abundan en mi país. Después, llegó mi padre. Entabló conversación con el sucio puerco ese, quien le contó lo "sucedido". En el acta escrita decía que yo portaba más hierba de lo que llevaba en verdad, así que repetí a mi padre, quien por supuesto me creía, que me habían "sembrado". El policía se asustó quizá, y me preguntó si yo de verdad creía que el cuerpo policial compraría droga para sembrarla y así sacar dinero de coimas, a lo que respondí que sí, y a lo que mi padre, asolapadamente, también afirmó al decir que me creía a mí, quien, al respecto, jamás le había mentido. Ahora el policía sucio estaba en un problema, pues toda la mierda que salía de su boca era inverosímil tanto para mí como para mi padre. Entonces, sentado frente a nosotros, no le quedaba más que seguir disimulando y terminar toda la digna acutación del cuerpo policial con una que otra frase que lo haga quedar bien, como aludir que si esto sucedía era porque estaban en búsqueda de los proveedores y porque se preocupaban por la salud de la sociedad. Era mentira, sólo querían unos soles más, ilícitos, por supuesto. Al final, salí de la comisaría al lado de mi papá; no nos llevamos bien, pero sabía que si estaba ahí era porque yo no era un mentiroso y lo que traté fue solo de hacer respetar, verdaderamente, mis derechos. Esto es prácticamente una denuncia a la policía de mi país, netamente corrupta, y es algo que quiero que ustedes, lectores en mayoría de otro país, se enteren: que aquí, en los países tercermundistas, cada quien hace lo que le viene en gana. En otros países las cosas se solucionas de manera simple, te paran, te dan una multa, y listo. En cambio acá no, todos ven que sacar el mayor provecho, así tengan que mentir o no. Lo que no se dio cuenta el policía es que grabé en mi memoria su nombre y la placa de su carro, y no sabe que ahorita mismo mis chacales están investigando dónde vive y quienes son sus familiares, pues se equivocaron de persona, no encontraron un rebelde sino un justiciero que encanta de hacer justicia con sus propias manos. En fin, bueno, eso fue lo que me sucedió, ahí está escrito y ahí se quedará, muchos lo leerán y dirán que todo fue mi culpa etc, y a todos ellos les diría que poco me importa. jaja. Vagabundo en prisión? Jamás.

jueves, 23 de octubre de 2008

Eternamente

Siempre les dije que yo no me tatuaría, que no me plasmaría toda la vida una imagen que, en primer lugar, cualquier día querría que desapareciese o que cuando sea viejo se vuelva una masa chorreada de carne en apariencia carcosa. Les mentí. Porque yo sí tengo un tatuaje. Sí. Lo llevo en el corazón. Y si me lo hice es porque es más que una imagen, es algo que estrecha lo racional con lo emocional, lo objetivo con lo idealista, porque representa la perfección y el estado más lúcido del pensamiento. Porque llevo la jovialidad, la alegría, porque lo más agradable son miles de caras con sonrisas. Porque soy fiel a la lealtad y mi medida báscia de vida es la amistad. Porque no creo en eso de que como Babilonia nos vamos a quemar, porque creo en la redención de las personas y de la misma humanidad, porque todos llevamos dentro el sentimiento de paz, solo que nos falta encadenarlo a nuestra forma de pensar. Porque sé que algún día nuestras discrepancias desaparecerán. Porque la única salida es que todos seamos uno y mientras tqanto hay que apoyar la moción, porque de granito en granito se pueden construir más que montañas: peldaños mismos al cielo. Porque sí, creo, centralmente, en la redención y en la unión. Paz y Amor.

martes, 21 de octubre de 2008

Partículas Particulares


Mis amigos cometen errores. Como pasarme la voz sobre lo último que ha llegado. Lo peor: ponerme todas las facilidades sobre la mesa. Yo, ni huevón, aprovecho las oportunidades. Veamos qué tal, la estrella.

Fiebre de Sábado por la Noche ("Come with us")

Ese sábado planeó hacer nada, los dos últimos fines de semana habían cubierto el apetito de su cerebro y le habían pedido un pequeño receso, por eso hoy lo dejaría descansar. Salió temprano de su casa, ya que el solcito asomó con fuerza y so lo animó. Cargaba en su bolsilo un bondadoso cops, producto de una inversión rápida e inteligente, de esas que desearía jamás dejar de hacer; estaba sobrado. Luego de estar en la casa de Fer, a las ocho, se dirigió al lugar que pensó serúia su última parada, la casa de su amiga Danitza. Era una sorpresa, hace tiempo que no la visitaba y quería impresionar con su presencia. Tocó el timbre y esperó en la puerta.

-¿Quién? -preguntó Orlando asomándose por la ventana de su cuarto, en el segundo piso- Ah, eres tú. ¡Daniiiitzaaa te buscan!

Continuó parado, tratando de recordar si la casa de la tñia de Alfonso era la rosada de la derecha o la verde de al frente, hasta que Danitza abrió.

-Hola, amiguito. ¿Cómo estás? -le dio un cálido abrazo- hace tiempo que no se te ve por acá.

-He estado en otras cosas, estudiando y dándole a los fierros -sonríe-; por fin me matriculé.


-Vaya... no te quieres quedar atrás. Ven, pasa al cuarto.

La misma luz amarilla tenue de siempre alumbra la sala, que termina donde comienzan las escaleras que ellos suben sin cautela; Danitza va de primera y le avisa a sus padres de la llegada de Ramiro. Empuja la puerta de su cuarto, dejando escapar el olor café que tiene la marihuana quemada.

-Yo también tengo -dice Ramiro. Ve a un sujeto sentado en el extramo de la cama.

-Te presento a Chito -dice señalando al tipo-; Ramiro, Chito. Chito, Ramiro.

Cambian unas palabras. Ramiro nota algo raro en él. Cuando le estrechó la mano estaba sudorosa, así como su respiración brusca y agitada.

-Estamos esnifando rol -Danitza enseña un papel lleno de polvo amarillo y lo ofrece- ¿Quieres?


-Bueno -dijo sin dudarlo y metió sus buenos arañazos- ¿Nunca cambias, no?


El panorama le cambió un poco, se sirvió un trago de whiskey y empezó a liar un joint.

-Para que la suba -le dijo a Chito, tratando de entablar conversación.

Danitza se sintió un poco incómoda y le dijo a Ramiro lo que tarde o temprano, por más que dilate el tiempo, le iba a tener que decir:

-Ramiro -dudó dónde fijar la mirada- por si acaso yo ya estoy de salida, me voy a un tono en Rinconada.

Quedó atónito. "De saberlo no hubiera peñizcado ni mierda". Sentía que había sido sólo para despistarlo, pero no importaba, total, esos dos peñizcazos no eran nada. Aunque cuando lo pensó bien reaccionó: era sábado y él era el anormal y aburrido que no quería salir a ningún lado por querer quedarse tranquilo, fumanchando.

-Bróder, yo me quedo -dijo Chito- fácil hacemos algo por ahí.

Ramiro afirmó. Siguieron tomando. Cruzaron más palabras y descubrieron que tenían algunas coincidencias: música, conocidos de barrio, aventuras en los mismos bares. Se enteró que lo que le invitó Danitza era de Chito y no de ella, pensó en la posibilidad de que este compañero de su amiga esté más cargado. Pasó la lengua por los labios. Habló con Danitza, que no dejaba de alistarse cuasi maníaticamente; ya se había probado diferentes sweatters pero por ninguno se decidía. Al final se quedó con uno verde que iba en perfecto juego con su jean rosado bien apretado y las zapatillas Converse del mismo color, había dado con la combinación exacta. Danitza intentó convencerlos para que también vayan al privado, pero para Ramira no había forma, era "muy lejos".

-Pucha, yo sólo he salido a loquear un rato -se excusó- pasé a visitarte porque tiempo que no lo hacía, al menos si fuese por acá...

Ella lo aceptó, pero bajo una condición: que el próximo fin hagan algo juntos. Él accedió.

-Entonces ya vamos saliendo -cogió su cartera.

Chito se paró con inmensa pereza de la cama y secó su vaso de un sorbo largo. El la puerta, junto a Ramiro, se despidió también de su amiga tambaleándo de un lado a otro, no lo podía evitar. Miró a Ramiro y le preguntó:

-Y ahora, ¿qué hacemos?

Ramiro no tenía muchas ganas de hacer algo, es más, recordó que había planeado no hacer nada. Además esos peñizcazos ya le habían bajado y ahora sólo quería fumar y conversar. Pero sabía que su compañero estaba en otro tipo de estado y eso lo inquietaba porque así como estaba de seguro que no pensaba en irse a su casita o en estar tranquilo por un rato. Se ponía en su lugar y lo comprendía, así que trató de decírselo de la mejor manera.

-Bróder... -interrumpió su celular- un toque, me están llamando. Contestó. Leonardo estaba al otro lado de la línea, le tenía que decir algo importante: había un privado en la casa de Esteban y había trago y flaquitas ricas, que su pata no importaba, que vayan nomás.

-Habla, vamos a un privado en Surco -le dijo a Chito.

Chito aceptó sin rodeos, la cabeza le dolía de tanta presión y lo mejor que podía pasarle era que tenga que meterse a cualquier lugar que tenga música y que la entrada sea gratis. Tomaron un taxi, recién el tercero en parar les cobró "lo justo". El carro pasó por el óvalo Higuereta y continuó por la derecha, doblando para la Castellana y enrrumbándose para la Capullana. Cuando ya estaban a cuatro cuadras, Chito habló:

-Mira -metió la mano a la casaca y sacó un frasquito que en su base tenía un poco de líquido.

-¿Qué es eso? -preguntó intrigado y con los ojos que se le salían. Las cosas cambiaban, y mira qué rápido. Era un sábado de sorpresas.

Chito respondió con tres consonantes que cuando se juntaban en el debido orden signficaban caos e intensidad: la décimo segunda, la vigésima y la cuarta. Ramiro abrió la boca como puta y dijo desde lo más profundo de su ser:

-¡INVÍTAME ESO!

El taxi se estacionó frente al Chifa, en la esquina de la Iglesia. Pagaron exacto y a medias, bajaron del carro, acomodaron sus billetes y se dirigieron donde Esteban.

-¡Por favor men! -insistió Ramiro.

-Ya, estpa bien, pero sólo tengo esto -mostró bien el frasco; en el poto, bien inclinado, se veían un par de gotas- pero hay que conseguir agua.

Ramiro aceleró el paso hasta la casa de su amigo, cuando llegó presentó a su compañía al grupo y cogió un vaso de whiskey que estaba suelto.

-Acá está -lo entregó.

Chito preguntó por un lugar más caleta. Ahí sacó el frasco y vertió el contenido en el vaso, a continuación dioo un sorbo y dejó lo demás para Ramiro, quien se lo llevó a la boca mismo sediento en el desierto. Una vez más, había cambiado la perspectiva. Sintió el sabor correr por sus agallas, así como el calor trepar para la cabeza y la presión a su sonrisa. Caminó en búsqueda de su grupo. Los encontró en el patio, apoyados en la mampara que separaba éste de la sala de visitas, al costado de la pisicina que estaba vacía porque todavía no era la temporada.

-¿En qué estás?

-Dos gotas -todos lo miraron asombrados.

Darío, el más experimentado del grupo y el encargado de infundir las nuevas ideas, posó su palma sobre el hombro de Ramiro y le deseó "buen viaje".

-Quédate acá, hay mucha gente -advirtió, por la cantidad de gente y sus karmas concentrados en la atmósfera. Sabía que su compañero estaba expuesto.

Mientras, Chito se concentraba en las paredes, en el suelo, y en todo lo que no se movía. lo agobió el ambiente, el no conocer a nadie, se dio la vuelta y sin que nadie lo sepa se fue. Ramiro estaba sólo en el viaje ahora. Se separó un rato de su grupo, una antojadiza curiosidad lo motivaba a darle un vistazo a la fiesta. Rondó por los cuatro ambientes y se quedó un rato en la sala, donde estaba la cabina del Dj, cerró los ojos y viajó por los colores de la música que sonaba, cerró el puño y lo agitó de arriba a abajo. Una presencia le dio frío. Abrió los ojos y vio un par de chicas, hermanas en apariencia. Le llamó la atención la más pequeña de estatura, y probablemente también de edad, teniendo en cuenta los rasgos faciales, le intrigó su edad. La menor, que sentía que la miraban, buscó los ojos observadores. Ramiro no aguantó mucho el contacto visual y salió de nuevo al patio a juntarse con su grupete. Estaban enrroillando, aportó con un par de carnecitas bien pulposas, ver la cantidad de jah que tenía le producía satisfacción, la cual se resumía en la sonrisa que lucía. Sintió su risa... y el eco de su risa en su cabeza, y el eco del eco, y el eco del eco del eco, perdidos en su demente cabeza.

-Cuéntame tu viaje, a ver -le preguntó Darío.

Ramiro le contó las sensaciones iniciales y se detuvo en la historia de las hermanas de la cabina del Dj. Al contarlo lo pensó con tanta fuerza que a los segundos las vio pasar por el patio, donde se acercaron a la mesa para servirse otro vaso.

-Mira a ese par de tías -dijo señalándolas con discreción- la más pequeña es de la que te hablaba.

-La mayor es mi ex, yo las conozco. La menor se llama Pía, son un par de joyas, de aquellas.

"Pía", almacenó su cabeza en un lugar seguro, no quería que se extraviara. Un par de flashes atravesaron su vista. Cambió el tema de conversación. Conversaba con Darío lo de los rayos lásers. Intercambiaron experiencias. Ramiro comenzaba a hablar a mil, como una máquina que tipea oraciones automáticamente; su amigo, tranquilo y sosteniendo su vaso con seguridad veía como se le deformaba el rostro, como los ojos se le achicaban y agrandaban gradualmente, como se envilecían, como su risa sonaba más frágil y similar a la de un niño, como penetraba en su pensamiento, traspasando el pasado, el presente y el futuro, convirtiéndolos en un sólo tiempo: un tiempo inexistente. Él no percibía estos cambios, estaba concentrado analizando a Pía. No era el color de cabello, no era la simpática cola, no eran las pequeñas y formadas balas de su pecho ni el abultado trasero, era.... su aura. En cada uno de los movimientos de ella sentía la energía que descargaba y captaba la libertad de sus brazos y piernas. Iba para adelante y para atrás, sin control, dejándose llevar. "Es una locaza". Hacía rato que él también bailaba, pero no se percató. La chica habló con varios sujetos pero parecía que a ninguno se acomodaba, ya que les daba bola un toque y de ahí los dejaba solos, ellos la perseguían como huelepedos. "Arrechitos". Las chispas estaban de moda en su campo visual, se habían instalado en su cerebro y pensaban ahí quedarse. La cerveza se terminó en su grupo, así que fue a la mesa y cogió otra, era un pretexto para acercarse a Pía, que estaba ahí. La tropezó suave.

-Disculpa -le dijo.

-No hay problema -respondió él- pero, ¿Cómo te llamas?

-Un gusto -cogió un vaso- ¿quieres que te sirva?

Aceptó. Le sirvió primero a la dama y luego se sirvió para sí mismo. Empezaron la conversación. Se contaron cómo habían llegado allí, a la casa de Esteban, pero al momento la hermana la llamó y ella tuvo que, después de pedir "permiso", irse. Ramiro no le tomó mucha importancia a esto, lo más importante ya lo había concluido: dar el primer paso. Además ya estaba bien colocado y no quería bajar por sentirse huevón persiguiéndola como los demás. Si algo se tenía que dar, no tenía por qué forzarlo, las cosas vienen por sí solas y caen por su propio peso. La velocidad de su pensamiento que escudriñaba escrupulosamente todo lo que veía lo abstrajo, excuyéndolo de la conversación. Los otros se reían, adivinando la etapa en que se encontraba el pequeño saltamontes pegado a los papeles y las gotas de Ramiro.

-Ya dibujaste tu círculo -dijo Darío, refiriéndose al círculo que todos trazamos cuando bailamos, ese círculo que es de nuestra propiedad, espacio inviolable. Ramiro río, lo sabía.

-Sí, jajaja -señaló a Pía- eso también me atraía de ella. Mira la confianza que se tiene, mira que bien que ha dibujado su círculo, no deja que nadie se inmiscuya en éste. Es una capa.

Darío notó que cuando pensó que Ramiro estaba concentrado en su psiquis realemente estaba fijándose en Pía, entonces decidió contarle más. Le dijo que las dos hermanas habían sido bien freakys de jóvenes, que también les gustaba harto el trip y que recontra roleaban en los tonos, pero que ahora, después de tiempo practicando ayahuasca, se habían calmado y consumían ácidos en pocas ocasiones, siendo su viaje favorito el del mezcal. Para Ramiro todo se aclaró, esa vibra que desprendía Pía la conocía y ahora la reconocía, miró el cielo y vio la luna llena. Estaban en un verdadero viaje. Estaban en el ritual de la muerte. Que a ella también le agrade el pedro despertó un interés que no tenía previamente. La vio para certificarse y sí, lo sentía, lo precibía. Pensó, otra vez, con tanta fuerza, que su aura atrajo al aura de ella.

-Qué bien bailas -le dijo, y se colocó en su delante.

Ramiro eliminó el pensamiento y ahora era pura acción. la enredó en sus brazos, sin importarle que la hermana mayor lo estuviese viendo con mala cara, sin importarle que creyera que sólo se quería, como todos los hombres, hacer a su hermana menor, porque eso había escuchado hace rato, cuando se alejó de ella en la mesa. Hizo que sus ojos choquen, que ambos se penetren con la mirada hasta lo más hondo de sus personalidades. Quemaban.

-Ahora estás en mi círculo -y advirtió-: a ver sí puedes salir. Muy al contrario de lo que pensó, escuchó:

-JA. Eso esta por verse.

Una protuberancia salió de su jean. La respuesta lo samaqueó como un maremoto japonés, supo que esa mujer era más de lo que esperaba, que estaba superando sus expectativas y que probablemente iba a aprender algo positivo de este encuentro. Sin embargo, intuyó que la máxima lección la iba a dar él, ahora lo iban a conocer bien. La apretó de la cintura e hizo caso omiso a la mala vibra que sintió de al fondo, de la mesa, de la hermana mayor, esa maldita perra que no hacía más que tratar de intimidarlo, pero eso no iba a pasar, su conspiración no iba a dar frutos, él sería el único, junto a la chica esa, Pía, por supuesto, ganador. Se movieron, rosándose ambos cuerpos, juntando electrones, produciendo chispas, creando electricidad en un circuito circular. Sonrisas retadoras y miradas provocativas.

-Yo tampoco me voy a quedar atrás -pensaron empaticamente.

La luna ya había decidido todo.


lunes, 20 de octubre de 2008

El llamado

Bajó en la cuadra ocho de la avenida Arequipa, frente al paradero donde siempre tomaba la combi, casi siempre de noche, de regreso a casa. La ruta por la que llegó no era la que solía tomar cuando iba ahí, porque el tránsito por la Arequipa era tedioso y resultaba más rápido ir por la vía expresa, pero la vía expresa estaba clausurada por la construcción del Metropolitano que no tiene cuando terminar y y a pues, no le quedó de otra. Ni por la cabeza se le cruzó en todo est e tiempo que algún día volvería a ese lugar, a toda esa zona que tenía algo más subjetivo que edificios y personas, pero la vida trae sorpresas y esta era una de esas. Caminó por la acera del parque del agua, la sensación del pasado se distraía en las multicolores caídas de agua, obras del reciente edil, era una buena obra y un buen espectáculo. Cruzó por las otras academias, las que se dedicaban a otras universidades, y por las tiendas donde iban a comprar cigarros o besos de moza, hasta que llegó a ver aquel lugar. Estaba muy diferente. Las rejas ya no existían a primera impresión porque habían sido reemplazadas por una estructura grande de vidrio. Había evolucionado la jaula. La puerta ya no estaba vigilada por Marlón, le intrigó el desde cuándo estaría ese rechoncho sujeto. No entró, era muy temprano para hacerlo (en tiempo de impresiones y no en tiempo cronológico; en este último, ya era tarde). Dio un par de vueltas al pedazo de manzana que ocupaba el recinto y se quedó observando algunos detalles. Primero estaba la ventana por donde se escapó una vez incitado por Lechuga, su amiga a la que siempre le habalaba él parado y ella sentada, porque ella siempre iba con escote y él tenía que estar a "la altura" para poder apreciarlo. Intentó recordar porqué le decían "Lechuga" pero a la memoria se le hizo muy difícil y abortó la misión, tal vez otro estímulo del lugar despertaría ese recuerdo. Más allá estaba el comedor, ahora reducido a escombros, tal vez por una refracción del lugar. Le hubiese gustado encontrarlo tal como lo dejó, con tantas cosas que se vivían en el comedor, entre almuerzos y tareas, de hecho había mucho por resucitar de las lagunas. Ahí estaba de nuevo, pues, en el sitio donde estuvo hace tres años. Es sorprendente como la vida te regresa a los mismos lugares, aunque no siempre bajo las mismas circunstacias, como le ocurría en esta ocasión a nuestro personaje. Ese recinto al que nunca había querido regresar porque representaba una época esclavizante de su vida. Estar metido ahí de ocho a ocho (muchas veces, infinitas veces, casi siempre porque nunca terminaba los ejercicios de matemática)... nunca lo iba a olvidar. En general, la incomodidad venía por la nostalgia. Conoció muchos amigos, la mayoría de los cuales le tenían mucho afecto y respeto. Allío aprendió a tolerar a todos sin discriminar a nadie por la raza o por el status, ahí comprendió que todos, en nuestro fuero interno, somos grandes personas, llenas de una capacidad inigualable de compartir. Tuvo un gran amigo, con quin siempre bromeaba en conquistar el mundo. Y tenían sus fanáticas... eran populares irrebatiblemente. Allí también dejó un amor inconcluso, una ilusión. De ahí partía, quizá, el trago amargo que circulaba por su esófago cuando veía ese lugar, era la revancha de no haber podido concluir algo que él quizo que se dé, una batalla que lo hizo perder la guerra, retirarse del campo de batalla, huir del enemigo. Algo no muy fácil para alguien de orgullo intacto. Esa chica, que jamás quiso ser su amiga otra vez ni regresarse en la misma combi con él... Tantas pesadillas empezó a tener con su centro de estudios que fue una suerte abordar el intento suicida a la universidad particular y abordar la nave de las simples universidades particulares. Chau Pamer, ese fue el final. "Fue". Ahora había un nuevo inicio, por eso estaba allí, parado frente a la fachada, dcispuesto a enfrentar el reto y comenzar un nuevo ciclo, en ese mismo lugar. La vida, quizá, le había concedido su revancha: estaba allí, para enmendarse con el pasado y no dejar nada inconcluso. Así no pensó cuandop leyó por primera vez la carta de invitación de la academia a formar parte del docente, ya sea como profesor o tutor, porque ¿qué se podía esperar de un sujeto más despreocupado que el carajo? ¿Tutor, y llevar en la espalda el destino de muchos, no estudiantes sino sujetos esperanzados en conseguir un fin? Era difícil... quién alienta sin tener el aliento? Y ahí fue cuando se detuvo. Él sí tenía el aliento. ¿Acaso algún día no quiso revolucionar el mundo, cambiarlo a su forma postiva? La enseñanza era una manera de impartir ideas, y él tenía muchas que dar. Ya no tenía 15, 16, 18, tenía 20, y tenía una misión: cumplir el llamado de su destino. Entonces se decidió y lleno de resolución, pasó el umbral de la puerta y sin asco se adentró en el reciento, un gran olor, olor a recuerdo lo atacó, pero no se dejó vencer y siguió, con paso firme, como todo hombre que sabe que los pies están en el piso.

lunes, 13 de octubre de 2008

Hábitos Ancestrales


El hombre, en su evolución, aprendió muchas cosas, porque eso era lo que tenía que hacer para poder permanecer con vida, de lo contrario hubiesen muertos presa de los ciclos de la naturaleza. Descubrió el fuego, entendió como tallar la piedra y la madera, innovó cultivando la tierra. Pero entre todo lo que aprendía hubieron cosas que se volvieron hábitos y, otras, malos hábitos. Entre ellos está el fumar. El hombre fue más allá y combinó el producto de la tierra, la planta, con el fuego, que lo combustionaba, entonces descubrió que podía aspirar el humo, tragárselo. Pero lo más importante es que percibió que esto lo relajaba, que lo hacía “sentir bien”. El hombre ya no sólo cultivaba y comía el producto de la pacha, sino también lo fumaba. Era una innovación. Y el hombre fue tan inteligente que desarrolló su capacidad de discernimiento y escogió las plantas correctas que debía fumar. Encontró muchas, de diferentes efectos cada una. Entre ellas estaba la marihuana, la más tranquila y relajante. Esto produjo que el hombre siga evolucionando, ahora, además de en el plano empírico, en el de los confines del pensamiento. El hombre, animal sujeto al placer, adquirió el fumar como una práctica frecuente; un mal hábito. Este mal hábito, nacido de un gran descubrimiento que demostraría la capacidad de comprender el mundo y las cosas que hay en éste no lo dejó jamás y aun en la actualidad lo practica. La hierba, a diferencia del tabaco, se ilegalizó por motivos arcanos y siniestros, sin embargo esto no impide que hombres continuen practicando lo que practicaron hace muchos milenios de años sus antecesores primigíneos,: el arte de fumar, demostrando, así, sabiduría.

Palabras que quedan









"Tu mente cree que es correcto
pero tu corazón dice que es un error"
-Bob Dylan

jueves, 9 de octubre de 2008

Mente Sucia

Abro el blog y veo bien. El primer post me sorprende: “No hay más coca”. Será el blog de mi primo? Pienso: Se habrá metido él, también, a la coca? Me llama la atención la imagen del “Mundo enfermo y Triste”, de Daria; es el símbolo del blog, al parecer. Solía tener esa imagen en mi avatar del Messenger y de un foro en el que participaba, lo recuedo. Es increíble viajar a través del tiempo, a través de los recuerdos, regresar a una vida de acontecimientos pasados, resucitar sensaciones por una imagen, por un olor. Pero aún tengo una duda: es ese el blog de mi primo? Por suerte lo tengo conectado al Messenger, le pregunto qué onda con ello, que si ese segundo blog que tiene de subnick también es de él. De ser así, pienso, debería ir yo, por lo menos, en el tercero. “No nada, estoy de participante”, me responde. Entonces, qué es de ese post de coca? Se estará juntando con ese tipo de personas? Regreso al blog y leo el contenido de la entrada: Algo acerca de que va dirigido para emos, y abajo un video de youtube. Malinterpreté todo, todo el escándalo que armé en mi mente no tenía sentido, me preocupé en vano, y por dos cosas: que mi primo tuviera un segundo blog, lo que quedó descartado por el hecho de que solo sea un participante; y que estuviese metido en esa nota que se meten todos sin saber en qué se meten y luego no tiene salida, lo que quedó descartado por la mala asociación de la palabra “coca” en mi carcomido cerebro, ya que ahora que lo pienso bien, puedo significar también que simplemente se había acabado al Coca-Cola. Al fin, todo está en orden.

Que llegue la pizza

El Pizza Hut lo consideraba el peor lugar para ir a comer una pizza, ya que yo ya había trabajado ahí y sabía lo que era la atención en ese lugar. En una oportunidad (yo aún andaba de novato) me enviaron a la mesa de corte a trozar todas las pizzas y/o sacarlas a to-go y/o enviarlas al counter de delivery, cuando una pizza de ocho slices, muy inofensiva, me creó problemas. La corté bien, las líneas imaginarias habían sido seguidas perfectamente, así que la puse en la paleta y debía dejarla en el counter de to-go, a menos de un metro de distancia de mí, separado por un pequeño espacio vacío. No debía existir ningún problema en trasladarla de mesa a mesa, pero al momento de hacerlo, la paleta chocó contra el filo de la mesa de corte y, splash, se inclinó diagonalmente y la pizza cayó al suelo. Carajo, la jodí, pensé, pero para mi suerte tenía un ángel al lado: Johanny. Ella era una mesera entusiasta y se llevaba bien con todo el personal de producción como de servicio, quizá por simpatía se hizo cargo de la situación.

-¡Recógela! - gritó inmediatamente.

Estaba tan dopado y sorprendido por mi torpeza que no obedecí en el acto. "Vamos, vamos, antes de que nos vean, esto tiene arreglo", me incentivaba. Al fin reaccioné. Recogí la pizza; estaba toda arruinada, lucía dispareja y una parte de la masa superior y los ingredientes se habían destartalado. Todo estaba perdido... para mí, mas no para Johanny, quien acomodó lo que se había caído como pudo y con mirada traviesa me dijo:

-Ojalá no se den cuenta - al rato regresó, me chocó esas cinco y me regaló un beso. Esa Johanny... toda la vida una coqueta.

Yo sabía que eso pasaba miles de veces al día, porque en ese establecimiento no se preocupaban por el servicio sino por sacar la orden y punto. Pero en ocasiones hay que ceder y esta vez fue mi turno, así que apoyé a Graciela, mi enamorada de hace cinco días, y bien agarraditos de la mano nos fuimos al Pizza Hut, a que la dama coma su pizza favorita. Yo no estaba precisamente enamorado de ella, me parecía encantadora y un partidazo, no era de las que te hablan miles de superficialidades y luego te la llevas a la cama, es más, a las justas me daba “besitos”; sin embargo, era buena compañía y por esas fechas eso no me caía a mal. Pedimos una “suprema” porque yo soy un carnívoro total y porque a mí me tocaba escoger qué íbamos a ordenar. Como ella no tomaba ni fumaba (y si fumaba –cigarro- lo hacía en circunstancias especiales en extremo) pedí que nos traigan unos jugos en vez de la clásica sangría, ¡en fin!

El tipo de la orden se fue a pasar el pedido y me dejó como quería: frente a ella, cara a cara, qué delicia… Disfrutaba a pleno esa imagen, aquel angelito me movía el piso… un poquito nomás, esteee, jeje. Estuvo conversándome algo, mas yo me distraje con la calle así que sólo asentía positivamente con la cabeza. En el edifico de al frente, en el segundo piso, seguro seguía viviendo ese viejo holgazán que me presentó Bruno cuando recién entré al trabajo hace meses, por la calle, parejas caminaban, dos o tres se estaban peleando. Entonces interrumpió mis divagaciones con una pregunta que no podía responder asintiendo o negando con la cabeza, cómo llegó hasta ahí la conversación no lo sé.

-Amor –me agarró de la mano y me miró con ternura como para que no fallara la respuesta, ¿por qué las mujeres serán así?-,¿cómo te imaginas nuestra boda?

Con la visión total de sus ojos, volé… Una lista gigante con los nombres de todos mis amigotes, para que no me aburra en la celebración y esté ahí, como me agradaba estar, con “la gente”, ah claro, también su familia y mi familia, ah verdad, sus amistades también, aunque de segundo plano. ¿Yo? En mi gloria: hecho un maldito desgraciado (con la camiseta 10 en la espalda, la cinta del capitán, y el equipo al hombro, “vamos pa’lante muchachos”). Una gota directo a la lengua una hora antes para estar “IN BLOOM” cuando tenga que decir el “sí, acepto”. Fresco, como siempre, con una moderada camisa verde, blazer, jeans y unas clásicas zapatillas samba, las que me acompañaron en mi juventud… toda una burla (como debe ser). Sonreía cada vez más, frente a ella. Luego del sí, en vez de arrojar arroz, gramos de md. En el carro, en el paseo previo a la fiesta, toda una diablada de sexo. ¡Ohhhh SÍ! Y había más. En la fiesta yo ya estaría a mil con el ácido, cagándome de risa y chacoteando con la gente. ¿Qué había para ellos, para mis invitados? Mozos que desfilaban con bandejas de bombitas, para todos y sin excepción ¿Qué más? Alcohol para los que les gusta estar borrachitos y para los que lo usamos para que la suba. Música electrónica en el patio, a la luz del día a y a la luz de la noche, ambientado lo más freaky posible. Y ah, por supuesto, también mi novia, linda ella. Esta fiesta duraría dos días, y la luna de miel sería historia aparte… entonces desperté de mi ensueño y la vi esperando la ansiada respuesta. Imaginar es ilimitado, todo lo que viví en mi cabeza en un fracción de segundo.

-Como tú me dijiste pues amor, en el día de la primavera y con una recepción estupenda en tu iglesia favorita, donde estarían todos nuestros familiares y sólo nuestros más cercanos amigos, algo discreto nomás, que sea recordado por la calidad y la mesura.

Sonrió y me besó.



lunes, 6 de octubre de 2008

En esta habitación (El Cuarto Blanco)

De pie en el centro de mi habitación viendo mis paredes y en ella mi vida girar, llena de imágenes y sensaciones, viajando sin movimiento, dejando de verlo como un simple paralelepípedo careciente de signficación. Aunque no he vivido toda mi vida en este cuarto (sólo desde hace cinco años) ha bastado con que mi pensamiento desmesurado haya llenado este lugar de energía malcalificada, es decir, negativa. Y no sólo he sido yo, sino también otras personas, como mis mismos padres, que han tenido alguna vez algún tipo de intervención tensa en este lugar. Además, proyecto en ellas el mundo girar, siendo yo el eje, en torno de quien el universo gira, protagonista único de la vida, y por ende, configurador de un mundo, el cual sólo se verá como luce porque es así como yo lo veo. Entonces comprendo la gran importancia de esta habitación en mi transcurso por la vida: es el espacio donde se concentrará con mayor intensidad mi energía. Soy conciente, ahora, de la importancia de su color, ya que este influye, es un instrumento para descifrar la "luz". Estoy descontento con este azul eléctrico, no necesito ahondar con demasiada cavilación para darme cuenta de que este espacio, futuro templo, necesita una renovación, ser de color blanco, energía pura. Imagino cómo será después de eso y la sonrisa asoma por mi rostro. Sé que quedará genial, como toda obra realizada con conciencia y buena vibra. Aunque una duda obstruye mi proyecto: qué será de las paredes. Paredes que ahora no tienen nada, sólo los rastros (nada peor que un rastro, una huella del pasado) de los afiches, las fotos, los pósters, las citas y los dibujos que en un pasado no muy lejando las adornaron. Estoy seguro de que en esos vértices (donde queda el pegamento de la cinta adhesiva) se concentra la cantidad más copiosa de energía malcalificada. Pero qué será, entonces, ahora de ellas? Redibujaré el ojo entre diamantes, la manzana solitaria, el árbol sin florecer? O debería practicar nuevos duibujos, manifestaciones de una "nueva era", semánticamente diferentes? O quizá sea lo correcto pegar imágenes insólitas o fotos de personas sobresalientes en el mundo del pensamiento, de la comprensión de los siete cuerpos de los hombres, de las artes, y afines? Existen muchas más: pintar el techo con rayas blancas y negras, creando una especie de ilusión óptica, gráficar en el centro de la pared un vórtex, o crear una puerta que penentre en otras dimensiones... uffff. Es importante el significado y el sentido que le atribuimos a las cosas, pues son parte de la configuración de nuestro panorama del mundo, de la vida, y de la vida en el mundo y el mundo en la vida. De pie, en el centro de mi cuarto, me alejo de él para estar, ahora, en un portal de energía transformador de luz, de pie, en el centro de esta habitación, vuelo lo más que puedo con el poder de mi mente, siento gran agitación a mi alrededor, abro los ojos y veo mi cuarto, ahora de color blanco, perfecto.

Cosas que pasan

Cooosas que pasaaan...

Que te sientes tan capaz de todo que siempre lo dejas para mañana hasta que sólo queda en un proyecto mental inconcluso en la praxis...

Que le preguntas a todos desesperado dónde está tu lápiz y no te das cuenta que lo tienes en la boca...

Que vas a escribir algo y cuando por fin encontraste el lapicero que sí tenía tinta y la hoja, dejas el pulso en el papel, sin recordar qué ibas a escribir...

Que te entregan tu examen y tienes que esperar diez minutos para empezarlo porque o no entiendes qué te quieren decir los enunciados o porque cuando leías las letras te saltaban a la vista y se movían o porque era más importante cualquier detalle dentro del aula...

Que te quieres ligar a esa tía pero la estás cagando porque le preguntas por cuarta vez su nombre porque después de las tres primeras que te lo dijo se te olvidó...

Que intentabas decir algo y te quedaste en el intento porque lo único que te salió de la boca fueron unas cuantas palabras incoherentes y sin sentido...

Que llevas tieeempo peleado con un amigo y un día te lo encuentras por ahí, en cualquier lugar, uno inesperado, y están tan peace and love en el momento, y el también, que todo se soluciona con una estrechada de mano...

Que te tiras a la cama y ríes porque explotas de la felicidad...

Que te están dando instrucciones y sólo ves a la persona que te habla bla bla y cuando te pregunta si entendiste responde afirmativamente con la cabeza de inmediato, sin saber, en realidad, nada...

Que te tiras a la cama y ríes, porque esas cosas pasan, y nada más...

jueves, 2 de octubre de 2008

El Túnel













No importa la naturaleza o la prefundidad del túnel, siempre, al final del camino, hay una luz. Sólo hay que encontrarla, el que la sigue la consigue. No todo está perdido, entre la oscuridad y la eternindad, está la salida. Sumérgete.