viernes, 29 de enero de 2010

Pensando en ti

Sale del trabajo temprano (5' antes), ha tenido suerte. Ha sido una jornada tediosa y sobretodo aburrida, las últimas horas pasaron más lento de lo normal. En la sección de zapatos de caballeros no debería estar tan aburrido, las impulsadoras de otras marcas y los del mismo shopping (Saga) están cerca, pero él es antisocial, no conversa con nadie, pareciera que le han puesto butapercha en la boca. A la hora del almuerzo tampoco lo hace, va al comedor, calienta su comida y no se sienta cerca a grupos de personas, sino busca el espacio vacío. Así es su naturaleza. Quizá con el tiempo tome confianza con uno u otro, pero eso no lo sabe, sabe que al menos él no se va a acercar. Antes de entrar a su casa pasa por la de su tía, donde tiene que recoger las llaves y quedarse un rato para saludar a su primita que está de cumpleaños y cumplir con el compromiso. Sacó provecho en algo, tiene dos cigarrillos más, esta noche no tendrá que comprar otra cajetilla. Llega a casa ansioso, desea escribir, desde hace días que no lo hace porque llega con ganas de dormir nomás, y se conoce; si es que se sienta frente al computador nadie lo sacará de ahí en un mínimo de dos horas, y él prefiere descansar para no levantarse amodorrado al día siguiente e ir desganado al trabajo. Pero mañana tiene día libre, y esta noche podrá escribir. Prende el ordenador y pone algo de música, comienza su tarea literaria y la interrumpe por el calor que hace. Una ducha lo refresca. No se arropa, aprovecha que no hay nadie en casa y se queda en boxer, prende un cigarrillo en el cuarto y sigue escribiendo. Ha leído, en las cabinas, el mensaje de su amigo, casi hermano, que no está en Lima. "Ya no seas huevón, deja de llamarla", le respondió al mail que él le había escrito. Solían contarse las cosas, especialemente las dudas del corazón. Pero su amigo, casi hermano, es incoherente, no llama a su ex pareja pero si le recibe las llamadas y luego está confundido. Cosas que nos pasan a los hombres, hombres que fueron tocados por el amor. En el trabajo ve con frecuencia a chicas muy simpáticas, es cierto que en la boutique de Tommy, en el Jockey, veía muchas más, ya casi estaba acostumbrado, y que en Miraflores ve de todo, pero siempre hay alguna que sorprende. Sin embargo, no deja de pensar en ella, no logra sacarla de su cabeza. La ha llamado dos veces, ambas sin ningún éxito. Pero parece estar entrenado para el fracaso, a veces piensa que le gusta flagelarse, y tal vez eso piense también su amigo, casi hermano, pero no, sabe contener el rechazo y verlo de manera positiva. No lo alienta, lo desalienta, le quita las energías y lo pone melancólico, pero no sabe por qué después de renunciar por unos segundos, le regresan las ganas de intentarlo de nuevo. Una especie de imán. No quiere nada en particular, nada de lo que ella piensa, sólo que se preocupa y le interesa saber cómo está, y claro, le gustaría escuchar el tono agradable y cordial de su voz. Cuando ella le habló, semanas antes, él correspondió; mas por eso ella no debe necesariamente corresponderle. Así que es consciente de cómo son las cosas. "No puedes con tu genio", le dijo su amigo, casi hermano, y agregó: "Eres un maldito". Era una forma de llamarlo, nada más, pero si se arreglaba la oración, pensaba él, podía tener algo de correcto: "Estás maldito", sonaba mejor, más acomodado. Las veces que se conectaba a internet demostraba que no podía con su genio. Recurría al facebook y la buscaba en la red, y cuando la encontraba le hacía click y ponía sus fotos. Obviaba en las que salía acompañada de su ex pareja, porque tampoco era un idiota ni le gustaba sentirse mal, veía en las que salía sola o acompañada de sus amigas, y la veía tan bella, tan hermosa, que todas las mujeres que veía a diario en Miraflores -debido a su trabajo- eran insignificantes. A él le gustaba ella, siempre le gustó. No sólo físicamente, sino en aspectos generales. Su carácter no era de lo más dócil, era lo contrario: caprichosa, engreída, voluble y hasta revanchista y resentida, pero así le gustaba. Veía las fotos y se deleitaba, viajaba de ida y regreso a la luna viéndola parada en su casa, en centros comerciales, en la playa. Veía a diario a chicas con shorts apretados, con escotes, con mini faldas o faldas atractivas a la vista, pero a él no le interesaban, le bastaba verla a ella con sus tops o bvds y sus jeanes, clásica, pero hermosa, genial. A veces miraba una foto por minutos, por horas. Se perdía en el espacio. Y le parecía que la escuchaba, que ella le decía cualquier cosa, aunque sea "Vete a la mierda deja de joderme la paciencia ya no te quiero más eres un imbécil ha pasado TANTO tiempo" pero no era suficiente para que se rinda. Él admite que sí, que quisiera tenerla a su lado y darle todo lo que no le pudo dar y que ahora se considera apto de brindarle, se cree capaz de hacerla feliz, y probablemente eso es lo que más lo motiva, porque su felicidad de ella para él es el cielo. Mas no lo sabe, quizá está viviendo su felicidad ya, sola y lejos de él, pero es terco como una mula. La ve en la playa, con su cabello ondeado, su mirada extraviada, sus gestos encantadores. Y no puede más. Crea poesías en su cabeza que nunca logra plasmar en el papel porque puede que sean muy grandes para un papel, un simple y ordinario papel, y escucha canciones y la visualiza a ella, sola o a su lado, en el pasado o en el presente, y hasta en el futuro. Será buena en todo lo que haga, piensa. Va a ser una verdadera mujer, aquella de las que se envidia tener, porque son buenas de corazón e inteligentes de mente. En oportunidades, en el trabajo, escucha canciones románticas de latin pop u otro género, y entonces le parece que el mundo lo condena -y ordena- a no olvidarla, porque esas canciones le hacen recordarle y pensar en ella mientras se olvida de los zapatos Tommy y las ofertas que debe ofrecer a los clientes. Si fuese Gustavo Cerati, Alejandro Sanz, Marc Anthony, le cantaría miles de canciones, todas se las dedicaría a ella, y no serían canciones despechadas, sino canciones entregadas al corazón desde otro corazón. Pero no es más que un simple escritor amateur, y lo único que puede hacer es escribir sus imperfecciones, pero lo hace con la mayor dedicación, esperando que salga bien, y que las líneas representen la inspiración y la razón que lo llevó a escribirlas. Ha escrito un cuento, intermitentemente, porque por momentos se quedaba pegado en lo que siempre se quedaba pegado, pensando en ella. Lo lee, lo corrige -la última vez que hablaron ella le llamó la atención por la cantidad de faltas ortográficas y desde entonces se preocupa de no tenerlas o de tenerlas en la más mínima cantidad- y lo deja así, ha sido una buena ficción, ha combinado bien las historias. Debería fumar otro cigarrillo porque ya quiere acostarse, no lo hace, apaga la PC y se echa en su cama, abraza a Doggy y a Bethoven, los peluches de su hermano que ahora son de él, y cierra los ojos, agradeciéndole a Dios por un día más de vida y de perseverancia. No lo sabe, pero esa noche soñará con ella. Y será un sueño bonito.

martes, 19 de enero de 2010

El día de San Canuto, EL SANTO








Hoy ha de ser el día más triste de mi vida -por un par de razones, una casi deductible, que no vienen al caso en esta entrada-. Hoy es, pues, "El día de San Canuto", y yo me encuentro muy afligido porque esta vez no le voy a poder prender ninguna velita, y yo, muy devoto, en su día -peculiar- le prendía más de diez "velitas". No me lo puedo creer, estoy atentando contra mí mismo. No saben las ganas que tengo de ir en contra y prender una vela, ni qué vela, ¡un cirio! Pero bueno, es su día y de todas maneras lo respeto, tal vez no me pueda unir a la celebración, pero qué puedo decir. San Canuto estoy contigo. A todos los devotos les pido un favor, que no se olviden de nuestro santo que siempre nos alumbra -puesto que yo estoy seguro de que me sigue alumbrando porque sabe que en el fondo yo lo quiero y lo estimo bastante- y le prendan la mayor cantidad de velas, si es posible que se acaben sus cops encendiéndole sus velitas. Vamos, muchachos, es sólo unavez al año y es un día especial. Y háganme el favor de prender una velita a mi nombre ¡Por favor! Un año más, ¡Qué viva San Canuto! El Santo de los fuekes, porreros, canuteros, pñetarderos, o cómo prefieran denominarse.

Reencuentro

Regresé caminando. Estaba medio molesto porque entraba a todos los autoservicios y no encontraba el helado que quería, es más, no encontraba ni la marca. Me di el lujo de pasar por el Olivar y ver mis recuerdos; el lugar donde fumaba cañón en vez de entrar a clases y las bancas donde me sentaba cuando recién empezaba mi primer amorío; desde que salí no había pasado por ese parque, recién me atrevía. Intenté atreverme pasar por la casa de un amigo pero desistí. El helado no estaba en la cadena de Plaza Vea y tampoco en la de Metro; a la vuelta de mi casa hay un grifo Primax y ahí sí venden con seguridad. Me encaminé al Primax más cercano: Benavides con República de Panamá. En el camino encontré el supermercado Vivanda, y como es sabido que ahí hay variedades, entré. Estaba por la parte de los quesos cuando vi a una chica que me parecía conocida, pero que no estaba seguro de conocer. La miré. Me miró y, ella sí, me reconoció. Entonces despejé mis dudas y supe quién era: Erika. Se acercó donde yo estaba comiendo unas papitas creo, no me fijé bien, no era lo importante. Estaba sorprendido, después de mucho tiempo la veía, y días antes me había acordado de ella.

-¿Y, cómo estás bróder? -me preguntó.
-Hola Erika, a los años -masticó sus papas.

Movió los hombros. La miré perplejo, casi hipnotizado, la boca abierta, los ojos bien concentrados.

-¿Qué haciendo?
-He venido con Marta, está por ahí con su flaco y unos bróders.

La eterna amiga, el obstáculo, la última vez que hablé con ella me dijo que ya no se juntaba con Erika porque se había follado a un chico que a ella le gustaba, entonces pensé que ya no se juntaban, pero las mujeres siempre se hacen perradas unas a otras y después se disculpan y vuelven a ser las mismas mejores amigas de antes, como si nada hubiera pasado, esa es su naturaleza: hipócrita y cansina. A ella no la podía ver, cuando regresé la llamaron por radio y solo dijo que me saluden, sabía a lo que se arriesgaba, ahora tenía una relación y debía mantenerla. Lo que no sirve se deshecha, así habíamos actuado ambos.

-Entonces creo que me tengo que ir -le dije.

Movió de nuevo los hombros, se le veía bien relajada. Parecía natural, casi le pregunté si estaba stone, pero era una pregunta estúpida, cómo no iba a estarlo, el único que ya no andaba stone era yo; es que ni se le notaba en los ojos... Seguía perplejo.

-Has cambiado bastante, Erika.
-Lo único que ha cambiado es tu cerebro, bróder.
-Si,puede ser. Dudé, y le dije: -¿Sabías... no?

La reticencia era evidente, si es que lo sabía.

-No, recién me enteré hoy. Justo le pregunté a Marta que había sido de tu vida y me contó.
-A...
-Has crecido, ¿no?

Sólo miraba sus senos, esos polos de lana delgada son todo, ese sujetador negro le quedaba preciso.

-Sí -le dije-, y a ti te han crecido los senos, se te ven enormes.
-¿Te gustan? -llevó sus brazos a sus senos y los frotó en mi cara pelada, les daba vueltas, los apachurraba, los juntaba... Su voz me despertó.

-¡Hey! Has crecido, ¿no? -me repitió- te has quedado pegado.
-¿Qué me decías?
-Que si has crecido... ¡¿Dónde estás, bróder?! ¿Estás stonazo o qué?
-No, ya no fumo -me pongo triste-. Ah, sí, un par de centímetros. No sé cómo porque ya tengo veintiuno, casi veintidos.

Yo seguía mirando como estúpido.

¿Dónde estás viviendo? -pregunté.
-En surco. El otro día te vi, y el otro también, y la otra vez también.
-Mira, qué raro. ¿Por dónde?
-Por el Cortijo. A la espalda, en esos edificios, ahí estoy viviendo.
-Ah sí, por ahí siempre paso. Sí recuerdo esa casa, creo que una vez fuimos a un "after". Manya.

Qué naturalidad de la mujer, estaba muy cambiada en definitiva, y cómo le habían crecido los senos. Nada que ver con la Erika de aquel 28 de julio, ya no tenía lentes, el cutis estaba más terso, daba ganas de acariciarla, de decirle vamos a tomar unas cervezas, yo las pago, estoy grueso, vamos a conversar; pero no, estaba su amiga, el eterno obstáculo (valga la redundancia). Así son las mujeres, no comen del plato y no dejan comer. Nada me costaba arriesgar, hacer la canallada, total, ella estaba con enamorado, no tenía nada que ver, pero no iba a arruinar una amistad por mi concupiscencia.

-Estás con la bragueta abierta.

La subí. También estaba con la verga erecta, felizmente no me lo marcó.

-Bueno, me voy a buscar a Marta. Cuídate, bróder.
-Un gusto. Cuídate, Erika.

Nos despedimos con un beso y una especie de abrazo. Buena vibra. Yo tomé el camino contrario, a la salida del supermercado. Cuarenta y tres cuadras antes, cuando prendí un cigarrillo, prometí no prender otro hasta llegar a casa, o al menos hasta estar por el Cortijo, cerca. Pero no pude. Saqué uno de los mentolados y lo prendí. No era suficiente. Boté el cigarrillo sin acabarlo y crucé la pista, entré a una tienda y me pedí una cajetilla de Lucky Black Series. Era lo que necesitaba. No fumé un cigarrillo, si no fumé varios, y me olvidé completamente del helado. La verga seguía erecta. "La estoy pegando de curita ya, esto es anormal, no puede ser", pensé. Me estaba quedando loco. Ese encuentro me dejó idiota. Ojalá me la encuentre otro día y esté sola y yo esté menos estupidizado. Yo lo recuerdo, nunca lo voy a olvidar, nunca olvido, esa noche me deseó y yo estaba tan drogado que ni me percaté, todos se dieron cuenta menos yo, el elegido. Imbécil.

lunes, 18 de enero de 2010

Un viaje extraño

Al llegar a Cusco lo primero que se me vino a la cabeza es que era un delito estar en ciudad con características tan autóctonas; sus empedregados y casas con balconcillos y tejados, rodeada de valles en todas las direcciones y dibujos que representaban el curso de una cultura predominante en su época, lúcido. En realidad, últimamente todo me puede parecer un delito refrente a la lucidez, porque ya la olvidé, no sé cómo es. Tardé algunos días en cambiar mi opinión; luego de estar unas horas en Cusco fui a Calca, una ciudad que está a 45' del centro donde debía cumplir con un, digámosolo así, "retiro espiritual". La casa donde me alhojé era confortable y desprendía olor a serenidad y calma. Me recibió una argentina, esposa del "Señor de las Ceremonias". Esa noche dormí, debía hacerlo puesto que al día siguiente empezaba "el trabajo". Estuve cinco días ahí, y tuve que alimentarme sin sal ni azúcares debido a la medicina; eso yo no lo sabía, y cuando me enteré me llevé una mala sorpresa, no obstante, la comida estuvo a la altura. Tampoco podía salir, mis energías estaban siendo calibradas y no podía permitir que los demás se aprovechen de eso. Me molesté cuando me lo informaron -auqnue no demostré el enojo para que no se lleven malas impresiones desde un inicio-; "no puede ser", pensé, "nuevamente estoy encerrado". En el alhojamiento habían dos españoles, uno un joven que terminaba su tesis en biología y otra una mujer de recorrido curioso, muy buena gente ella. Recién a los dos días pude salir a la calle, y cuando pisé nuevamente las afueras me embargué de alegría. Era el simple hecho de caminar lo que me alegraba. Soy un caminante neto, eso ni dudarlo. Dentro de las cosas que debía de hacer figuraba ir a un baño termal con propiedades propicias para una de mis tantas enfermedades. Las noches eran de puro trabajo, introspección y meditación, algo nuevo para mí. Un viaje más, una experiencia más. A comparación de las experiencias y viajes que ya he tenido, ésta era una totalmente nueva, e incluso, como no me suele suceder, le tenía miedo; sin embargo las cosas salieron bien, y si es cierto que fueron cuatro noches seguidas de intenso trabajo, acabado éste sentí una frescura y una vitalidad que me permitían estirar mi cuerpo y sentir el bienestar recorrerlo, un optimisto inédito también fluía. La última sesión fue acompañada de una chica cusqueña que también debía despejar ciertas negatividades para poder seguir su camino con claridad; ella era muy parecida a mi en varios aspectos, pero el más parecido era la antisocialidad. Ella tenía sus motivos, yo, los míos. Simpatizamos, nos gustaban diferentes tipos de música pero éramos afines a películas independientes -de las que me enseñó mucho-, terminamos contándonos nuestra historia: el por qué estaba cada uno de nosotros ahí. Ambas eran impactantes en su ámbito. Esa no fue la única historia que conocí, días antes había intimado con la española de nombre curioso, Elhamiel, que cuando lo escuché me sonó a frencés y por ignorancia o atrevimiento deduje que se escribía "L'Amelie", pero cuando se lo comenté me corrigió. Mayor que yo de edad, había vivido más; sabía más. Me instruyó en el campo de la espiritualidad y sembró, también, varias dudas que aún tengo y que debo resolver. En sus tiempos también había sido consumidora de ácidos, hasta, estando en "viaje", se paraba en las esquinas y le invitaba a los londinenses una taza de té, sin limón pero bien ácida. Una vida loca; un matrimonio con un holandés y una torta de hachís en la ceremonia no es broma, los padres se fueron en sueño cuando la probaron, me contó, no sabían que había sido bien "enderezada". Me provocó algo de envidia eso de la torta, ya que en mis buenos tiempos, tiempos de demencia, deseaba que mi boda -si es que la llegara a tener- fuese así, a lo "hippie", con meseros repartiendo bombas de mdma en sus bandejas y licores con ácido incorporado, sin faltar, claro, la invevitable marihuana, también en bandejas. Ahora yo ya no estoy en eso, una lástima. ¿Ya me tocará? Ja, ¡Quién sabe! Por las noches salíamos a caminar y yo le contaba de mi enfermedad mayor: el amor. Y cada vez que mencionaba a mi amada me daban retorcijones y suspiraba, un encanto, parecería. El español, que también había radicado en Inglaterra, no guardaba una buena impresión de ellos, "pueden estar dándote la mano y por dentro mentándote la madre", decía, "son de lo más frívolos e hipócritas, no se muestran como son". Había pinchado en ese país y tenía hasta sus producciones -de las cuales guardo varias en un cd- bien minimal techno, en sus tiempos había decantado de productores como Richie Hawtin a.k.a. Plastikman, Mathew Dear a.k.a. Audion, Luciano, Ricardo Villalobos, Whignomy Brothers, Aphex Twin y demás -la lista es larga-, pero todos de la vieja escuela del techno. Dejó los sintéticos por sí sólo, pero no sucedió lo mismo con los cigarrillos, que dejaba por temporadas y volvía a retomarlo. De él aprendí a fumar mentolados, no sé cómo pero ahora les encuentro su gusto. Pero no todo debía acontecer en Calca, bueno, debía ser de esa manera, pero estaba en Cusco y no iba a desaprovechar la oportunidad de pasar unos días en el centro de la ciudad, así que terminado el "retiro", alisté mis cosas y, de noche, partí rumbo al centro. En el bus estuve acompañado de Camila, con quien me entretuve platicando durante el camino, y de no haber sido por ella me hubiese tenido que contentar con escuchar uno de mis tantos sets de minimal techno o, quizá, si estaba feeling, con Alejandro Sanz (inédito; así están las cosas ahora) o Aventura (más inédito aún). Bueno, felizmente estaba ella. El camino fue aburrido, se supone que eran 45' pero tardó más. Una vez en la terminal caminamos hacia el centro, ella se dirigía a la casa de su mamá porque en su habitación no había ni comida ni agua caliente y yo me iba a Tambo de Montero, a darle el alcance a Arabia. Nos despedimos en el Market "El gato" -conocido por sus altos precios- y quedamos en mantenernos en contacto. Caminé debajo de la lluvia escuchando a Loco Dice buscando el Illyasray, que quedaba en una subida que me costó escalar. Después de cinco días veía a Arabia, era el reencuentro. Le habia ido, como yo, bien. Nos trasladámos de habitación, estaba bien enchulado el sitio, teníamos speakers y podíamos escuchar música a nuestro gusto. Oh Yeah. Arabia me enseñó unos tracks inauditos, destacaban "The March On Swan" y "Tic Tac", que me sumieron en un viaje expectacular. Tenía buena música, ergo, tenía de qué jactarse. A la mañana siguiente me despertó temprano, era increíble que un consumidor de hierba se despertara más temprano que un no-consumidor, lo digo porque es común que las drogas te aletarguen, pero bueno, él era de los porreros a los que por madrugar Dios los ayuda, y estoy seguro de eso. Mi compañero fumaba hierba con naturalidad, y a veces, cuando lo veía y me situaba a analizar la situación no comprendía com mi vida podía haber dado un giro tan drástico, de no haber desaparecido todo el 2009 la historia hubiera sido otra, y a él y a mí nos constaba ésto, pero así no pasó, así que la historia no es otra que la que estamos viviendo; no puedo caer en la trampa del subjuntivo tampoco, si no viviría lamentándome de miles de cosas. Yo tomaba café en el mercado por las mañanas y durante el día fumaba cigarrillos, esta vez de mentolados, de manera extraña le encontré el gusto a estos y la displicencia a los rojos o a los azules. En fin. Pasear los Andes Peruanos es cansino, estás en una altura diferente a la acostumbrada y el corazón pasa factura. Además, fumando cigarrillos como yo lo hacía era un hecho que me tenía que cansar más de lo habitual. Llovía a cualquier hora del día, sin previo aviso, al menos no para nosotros, un par de limeños que no sabemos leer el lenguaje de las nubes, y cuando sucedía teníamos dos alternativas: una, ir al internet y "matar" el tiempo (una falacia, es imposible asesinar el tiempo o siquiera pararlo) o refugiarnos en el hotel, viendo TV por cable o escuchando algo de música, si es que el dueño del hotel no se había llevado los speakers, lo que no ocurría con mucha frecuencia, felizmente. En el hotel, él fumaba hierba, yo, cigarrillos, pero aprovechaba por olfatear el delicioso aroma de la macoña. Bueno, algo es algo, a nada. Así se pasaron nuestros días, vagando por aquí y allá, buscando el mejor lugar donde comer o acompañándolo a realizar algunas cobranzas (ajustes). Por donde íbamos nos topábamos con carne blanca: argentinas, paraguayas, uruguayes, todas una delicadeza, pero copnocimos una costaricence que quedó encantada con el paisaje cusqueño y que prometía regresar a fin de año a establecer su negocio de comida vegetariana, el cual había visto solvente. Estuvo un rato en nuestro cuarto conversando e intercambiando algunas cosas (ajenas a mí) y contándonos que era promotora de eventos de Psy Trance en su país, y que quizá innove con ese negocio también acá, no era una mala idea, para nada. Me gustó su espalda, la tenía repleta de tatuajes orientales y no pude contenerme a tomarle una foto, es una suerte encontrarse con una persona de mente abierta, de imaginar el grito o el escándalo que hubiese protagonizado una pueblerina de haberle hecho ese pedido, pero ella no se hizo problemas, es más, lo hizo encantada, después de todo, ¿qué había de malo en una foto? ¿acaso eso significaba que íbamos a follar? para nada, yo tenía bien en claro que ella tenía su pareja -que estaba también en cusco. Hay que acotar que no es nada fuera de lo común que una persona saque los pies del plato, es más, es común en nuestras épocas, pero yo no estaba dispuesto a meterme en tremendo embrollo, podía intentar, pero todavía no me siento preparado, hay cosas que me karmean y quiero mantenerme limpio hasta solucionarlas; cuando alguien desea algo de verdad, lo desea y está dispuesto a tener sacrificios, y ese es mi caso, así sea que llevo infinidades sin penetrar una buena concha; si soy ortodoxo o no, no me interesa, yo tengo mi esquema de pensamiento y sé que respetándolo tal vez las cosas no salgan como espero, pero que sí al menos me saldrán bien otras por ser coherente conmigo mismo. Y eso es lo importante. Ella no sabe lo que hago, quizá crea que hago lo peor, quizá debería hacerlo si es que eso es lo que ella piensa, pero yo soy yo, no dependo de los demás, están libres de pensar lo que deseen, si hiciera algún efecto lo que otros erradamente sospechan de mí dados mis antecedentes o creen por las dudas que tanto tiempo les he desatado pues estaría ya debajo de mi tumba y no tendría la oportunidad de contarles nada de lo que les cuento, pero sigo aquí, íntegro, aun después de diez meses en el calvario sin poderla haber saludado al menos por su cumpleaños porque en mi familia todos se hicieron los locos y resulta que de la nada nadie, ni mi primo, sabía como contactarse con una persona por internet siendo esto lo más fácil del mundo, pero me estoy saliendo del tema, me estoy dejando desviar. Retomemos. Los días continuaron, veía a mi partner dopado y por momentos lo envidiaba porque así era yo antes, y de no haber estado donde estuve lo seguiría siendo, cada vez que me encuentro con alguien y me pide para fumar y le digo que no fumo creen que les estoy gastando una mala broma, pero así son las cosas. Cuando no podíamos refugiarnos de la lluvia que Dios nos salve porque terminábamos empapados de piezs a cabeza. En una conversación, el primer día que llegué, con horas sobre suelo cusqueño, me encontré en el msn con una señorita que vale mucho para mí pero que yo ya no valgo nada para ella, tuvimos una conversación creo yo amena, empezó, según ella, grosera, pero al final terminó dándome hasta consejos para mi vida y eso me sorprendió, me preguntó si iba a San Blas y la verdad que yo ni sabía que era eso, no recuerdo que le contestñe, creo que le dije que estaba por "otros asuntos", es que ella, conociéndome como era antes, tal vez lo primero que se le vino a la cabeza es que iba a juerguear como los grandes, ese no era el plan, más tarde, cuando le pregunté a mi amigo cusqueño qué rayos había en San Blas me dijo que era ahí "donde todas las cosas sucedían". Entonces comprendí. No pisé San Blas más que de la mañana y en toda mi estadía no pisé ni un bar, rarísimo para mí. Terminaba refugiado en el hotel escuchando los ronquidos de Arabia y viendo alguna película en FX -canal para grandes hombres- y remataba la noche con una serie animada de mis favoritas, Family Guy. Antes de salir de Calca visité Pisaq y gasté la mayoría de mi dinero pensando en una mujer que no piensa en mí y cuyos regalos los tengo guardados como reliquias tal vez, porque está bien difícil que se los pueda entregar, creo que esa opción no se me vino ala cabeza al momento de comprarlos, solo se me vino lo positivo y no los obstáculos, pero no me lamento, mis intenciones fueron buenas y haré como si los hubiese recogido e incluso como si los llevara puestos. Una mañana que desperte ¿iluminado? la nextelié, pero los resultados fueron negativos, escucharme fue lo peor que le pasó, parece. Me conformé, ¿qué más me queda? Mi compañerop me hizo un par de bromas y las tomé a bien. Al menos había intentado, como en el pasado no lo había hecho de puro cobarde. Probablemente ella tenía razón; ya no había sentido en tratar de comunicarme con ella después de TANTO tiempo, pero entonces, ¿por qué se comunicó ese día conmigo? De no haber existido esa conversación... pero misteriosamente se dio, y por algo ha de haber sido, quizá para que nunca jamás se me ocurra olvidarla de mi memoria y tenerla en el escalón más alto de mis recuerdos, porque a pesar de todo es ahí donde pertenece. Era increíbler porque donde iba veía los aretitos, las pulseras, las vinchas, y a pesar de la negativa que ya había recibido admiraba estos accesorios de mujeres imaginando qué tan bien le quedarían. ¡Ay! ¿Qué sería de mí sin mi imaginación? Nada, creo yo. La imaginación solventa mi esperanza. Si es vana o no me importa un bledo, soy así, un soñador. Cuando se me empezó a acabar el dinero se me acabaron las ganas de estar en Cusco, a nadie le gusta estar a las justas, y felizmente ya se aproximaba el día de mi regreso a Lima; 21 horas de viaje en carro me esperaban plácidamente, no tenía la menor idea de cómo me las iba a arreglar. En las horas de refugio en Internet me dedicaba a mi única labor: la de blogger. Es lo único que soy por el momento. Ya llegará la hora de lanzar la arcana "Serie Rosa - Cuentos de un amor póstumo"" y hacerme conocido como escritor, mi más grande sueño, después de la paz y el amor mundial, claro está. Fumé mi último cigarrillo en el hotel, contento, porque la noche anterior la ciudad se había despedido con una hermosa lluvia y el cielo encantó con rayos y truenos que hasta logré captar con mi cámara digital. Subí al carro y me despedí de Cusco, ciudad que me hospedó durante casi dos semanas y que me sirvió para obtenmer muchas conclusiones acerca de lo que es mi vida, qué más importante que eso pues, que la vida. La vida, mi intrínseca vida. Al menos saliendo de Cusco ratifiqué mi idea de que era un crímen estar lúcido, estar lúcido es una alternativa más en la vidas, no te quema neuronas ni te altera el sistema nerviosos central, será bueno mantenerme en ese estado el mayor tiempo posible, gracias a Dios tengo a mis amigos que me apoyan y que me meten mi tate quieto cada vez que notan que estoy por hacer algo peligroso: "Hey, después de diez meses lo quieres hacer, no seas pendejo". jaja, claro, como ellos si pueden... pero el refrán lo dice: "El que puede, puede; el que no, mira y aplaude". ¿Sí o no? Ahora estoy nuevamente donde pertenezco, en la capital, y después de esos días de vacancia, porque no fueron más que eso, tengo que continuar mi camino. Una experiencia nada extraña en verdad si uno la analiza biensolo que yo soy bastante extraño para un mundo normal, pero qué se puede esperar de un viajante intergaláctico.

Meditaciones en el Sur


El panorama terrestre es repetitivo, invariable, pequeños y medianos cerros de arena bien establecidos (dunas); desiértico, aparece tras la ventana. Las únicas variaciones las presenta el cielo, que, por la hora, casi las seis de la tarde, luce su apogeo. Por ratos el brillante sol en el centro, alejado de todas las nubes (dando más bien la impresión de que este, con su fuerza, las aleja) o iluminando perpendicularmente el mar sureño; y por otros, cubierto y tratando de desligarse de las nubes , que nuevamente son obstáculos a tan majestuosa vista y no le permiten mostrarse, le niegan su plenitud. El sur, con su interminable panorama de mar se presta para la nostalgia. Para pensar en tantas cosas, pasadas y las que están por pasar. Al igual que el paisaje, soy un mar, sólo que lleno de incertidumbre y no de peces. El cielo cambia, se pone rojizo, deja de ser celeste y, con el tiempo, seguirá cambiando. De la misma manera, 0las personas cambiamos llegado nuestro tiempo, sólo que nuestros periodos son más largos, no tan inmediatos como el cielo del día y la noche. No existe persona que no cambie, es un planteamiento absurdo, así se alegue la existencia de los necios yo puedo afirmar que ellos también cambian, sea a bien o a mal, aunque yo creo que a bien, que todos tenemos oportunidad a la redención. Nosotros no somos el foco del mundo, allá, traspasando los cristales, el cielo ha seguido cambiando, poniéndose más ígeno mientras yo he ido escribiendo; así es la vida, nosotros actuamos y el tiempo pasa, no porque nos detengamos a hacer algo el universo va a dejar de funcionar, sigue, como la máquina que es, avanzando, sin esperar o preocuparse de que nosotros avancemos. (El bus sigue su camino, le quedan horas para llegar a su destino todavía).

sábado, 16 de enero de 2010

Valparaíso (Mezcla Original)




"el caso es que bueno, traté de raptarla pero fue muy difícil; Lope de Vega dice que el amor tiene fácil la entrada y difícil la salida. Y a aquel garito debía ocurrirle algo parecido porque aquella mujer llevaba muchas noches encerrada... en aquel bar, y muchos más días; cien días. La mitad de nuestra vida transcurre de noche, y hay quien piensa que es la mejor mitad, supongo que porque la noche debilita los corazones...."

miércoles, 13 de enero de 2010

Fluir







Como el río, hay que dejar que las cosas fluyan. El río sabe lo que hace, es más que sabio. Él sólo sigue su curso. Lo que debe quedar, queda, y lo que no, no. Aquellos salmones que luchan contra la corriente mueren en su mayoría, y sólo llegan a su destino los que deben, es decir, los que son más fuertes. Las piedras se quedan en su lugar, inamovibles; otras, las más pequeñas, son arrastradas al gusto de la corriente. De la misma manera sucede en la vida, quienes están preparados sobreviven, quienes no, se quedan a mitad de camino, inconclusos, incompletos, mediocremente estancados, pero quizá porque ese es su destino, o porque quisieron que ese sea, o porque no fueron lo suficientemente valientes para enfrentar a la corriente que es la vida, o simplemente porque no fueron aptos o no tuvieron desde su nacimiento la prediscposición para lograrlo. Por eso hay que ser más que una piedra o un salmón, el río mismo, y dejar que lo demás no nos preocupe, que por más que se presente ante nosotros no debe afectarnos, ya que nosotros tenemos nuestro camino, y es sólo nuestro, de nadie más. Que fluya nomás, que fluya, sin problemas, sin preocupaciones, sin alteraciones, sin contraposiciones, hay que dejar que fluya. Déjalo fluir... y todo saldrá bien, si algo tiene que salir, saldrá y punto, a su debido momento o no, pero saldrá, sin forzarlo ni nada, el universo es sabio, las estrellas no giran en vano, no somos producto de la casualidad ni nada, aquí todo está planeado. Claro que sí.

lunes, 11 de enero de 2010

El Sueño de la Tentación

Y ella me dijo:

Qué haces ahí parado?
Qué estás contemplando?
No ves que ya me estoy yendo?
Deberías estarme persiguiendo
o es que no tienes agallas?
El que no arriesga no gana

Ven,
Corre por el sendero
Atraviesa la densa oscuridad
Ubícame en la nocturna ciudad
y atrápame!

Cógeme entre tus brazos y
hazme tuya, otra oportunidad
no te voy a dar
rápido que me voy a desanimar
luego no me supliques y vengas a rogar



Miré sus ojos extasiados y me perdí en su profundidad, saborié mis labios -ya casi soldados de piedra- con mi lengua, frote mis manos y le dije:

A que no sabes a quien acabas de tentar,
a que no sabes el ánima animal que se va a despertar,
a que ni sabes con cuántas ganas te sigo deseando,
bebo de tu veneno y me endiablo,
pero qué importa si condena me espera,
eso no es suficiente para contenerme o preocuparme
¡Corre lejos!
Porque vas a lamentar haberme despertado,
a mí,
tremendo perro,
que se encuentra demasiado insaciado



Y corrió mientras su risa estrepitaba la oscuridad. Y yo fui tras ella, rumbo a mi perdición, pero cual león persigue a un jubiloso venado, venado que ya ha saboreado... y que quiere volver a probarlo.


Preguntas incómodas

y que hacían allá? - me pregunta, añade:- de hecho que les hablaban de Dios y les hacían cantar alabanzas y todos eso.

"Qué hacían allá" es una pregunta muy general, además de muy desagradable. Recordar lo que hacíamos allá puede ser calificado fácilmente como un "mal viaje" que rápidamente puede traer trastornos de un pasado no muy lejano (10 meses atrás) a tu cabeza. ¿Cómo explicarle? Pero ella había deducido algo. Alabanzas y hablar de Dios. Eso hubiese sido bueno... teniendo en cuenta que me hablaban de algo peor:

-¿De qué te hablaban "allá" - me pregunté, frunciendo el rostro y recordando con bilis en la garganta:

DE LA ETERNIDAD DE LA SOBRIEDAD Y LA LUCIDEZ PARA TODA LA VIDA.

NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!


Qué recuerdo para más desgraciado. El peor de todos. Deprimente. Denigrante.

sábado, 2 de enero de 2010