lunes, 30 de junio de 2008
Avisos del Blogger
Sueños
Sueño,
Que tomo un carro a la vía expresa y que me bajo en el puente Corpac. Que hace frío y que camino de frente a la derecha, hasta Antquera. Que veo el ying yang que cuelga de la ventana de tu cuarto y que ya se me dibuja la felicidad en la cara. Mi chiquita tierna. Que toco el timbre, que me abres la puerta, me das un besito, me sonríes dulcemente, me dices espérame por favor, que sacas tu chalina y salimos a pasear por el Olivar mientras fumamos cigarrillos.
Sueño,
Que pasmaos la tarde sentados en el sofá, conversando agarraditos de la mano. Que bromeamos mucho y jugamos a montón, que nos besamos y cuando lo hacemos nuestros ojos permanecen cerrados, viajando entre tú y yo. Que te insisto para salir a pasear pero no podemos, que qué importa, que llega tu mamá con tus hermanos y que ellos se alegrarán a verme, tu hermanita me saludará y tu hermano me contará de algún dibujo animado o me pedirá que lo ayude con su álbum. Que saludaré a tu mamá, me preguntará la mía qué tal, y que nos dejarán allí, tranquilos en el sofá. Que cuando llegue tu papá conversaremos de fútbol o política mientras te alistas para ir a dormir, te pones el pijama rosado que siempre soñé, que me despides en la puerta de tu casa, me dices chau amor cuidate mucho nos vemos mañana.
Sueño,
Que despierto y te veo a mi lado, recostada sobre mi brazo derecho. Que te doy un besito en la frente y abres los ojos taciturnamente. Que desayuamos juntos en la misma mesa y estamos dispuestos a pasar un "Saturday I'm in Hiper Love", el último hit dedicado para nosotros especialmente por Robert Smith. Que nada dañó nuestra relación y nos elevamos sobre los campos del Olimpo y más allá, para hacer nuestro amor inmortal.
Sueño,
Pero suena la alarma y tengo que despertar. Es un día más y siento mi triste realidad, mi eterna soledad. Quiero echarme de nuevo a la cama y cerrar los ojos para continuar mi sueño, pero es mi tarde, las circunstancias me lo impiden, ya es muy tarde y se hizo presente la realidad.
Sueño,
Pero tarde o temprano me iba a tener que levantar.
A una chica fugitiva...
A la chica ingrata de cada día...
viernes, 27 de junio de 2008
En busca del olvido
A mí me bastaba, había leído mucho al respecto y sabía que era considerada la "droga del olvido". Cruzaba tiempos de autoexploración. Y consideraba que en mi fuero interno creaba situaciones y comportamientos equívocos que me perjudicaban, entonces necesitba hallar el camino. El opio no me caería mal, los viajes que le atribuían indicaban que tenía el poder de ordenar el universo y comprender las iniquidades del hombre. No obstante, dejé que pasara el tiempo y llegara por sí sola, en las manos del Mocho, sabía también de su poder adictivo, y por esa característica me contuve, no era necesario tanto peligro, lo de la conversación había sido la euforia de la borrachera y otras cosas más.
De todas maneras esperaba que el Mocho sorprendiera con el aceite en uno de sus viajes al puerto norteño. Pero un día me fue mal: se derramó la gota del vaso. Un tormento, una persona, una persona inolvidable, que iba y venía, a efecto de boomerang, sin motivo certero, y que cortaba la corriente del viento de mi vida. Necesitaba olvidar para concebir la tranquilidad, así me tuvieran que extraer un pedazo del cerebro. Mi mente, hábil, me dio la solución y recordó que el opio era la droga del olvido. Necesitaba deleitarme con lo absoluto para quitar la mirada a minimidades como ella. Era la hora.
Inquieté al Tiros y viajamos a norte. Seguimos las instrucciones del Mocho, de manera que demos un paso erróneo y resultemos atacados por los matones de la portadora del icor. Fue arduo. Tres días en la ciudad y no habíamos conseeguido nada, esa señora sí que sabía mantener su mercado negro en la clandestinidad. Preguntamos hasta a los hippies de la plazuela, pero con ellos no era la cosa. Dormimos muertos de cansancio al siguiente día, esperando el nuevo resplandecer y nuevas oportunidades a nuestro alcance.
Después de una semana se nos dio la oportunidad. Nosotros nos sentábamos cerca (no tan cerca y escondidos, lejos de los ojos de los brabucones) y observábamos, esperando la oportunidad. Entonces vimos salir un viejo de pipa, sombrero, traje negro y maletín. A primera impresión supimos de dónde salía y qué llevaría en el maletín. Lo abordamos. Nos confesamos ante él. Una vez terminada nuestra explicación cogió del hombre al Tiros y dijo:
-Te comprendo, yo lo comprendo todo. Son jóvenes, están en el derecho de querer encontrar la relación de lo que nos rodea. Esta es sólo una vía, sean inteligentes o acabarán mal. Yo también busqué como ustedes, el universo y el olvido, y sé que la búsqueda está llena de vigor y de obstáculos, por eso los ayudo -se rascó la barba y nos hizo un ademán para que lo sigamos.
Nos llevó con él a una parte solitaria del camino, y ahí nos sentamos bajo el árbol. Nos platicó una que otra cosa de su vida mientras abría el maletín. Explotó un aura púrpura y vimos copiosos pomos con el mismo resplandor.
-A mí no me cuesta darle algunos de estos, pero primero los acompañaré en su búsqueda -vertió el elíxir en su pipa junto a algo de sativa y aspiró unos toques. Lo rotó a mí y luego al Tiros.
El sabor no era muy agradable. Los efectos, ligeramente inmediatos. Nos sumimos en una especie de sueño, lo miré y le pregunté:
-¿Y ahora, qué?... -me interrumpió:
-Ahora no existen las dudas, impera la coherencia.
Me sumí en un grande sueño. Estaba tirado en el césped, haciendo equis con mis brazos y mis piernas. Reía. Reía que lloraba. El sol brillaba y los pajaros se movían oblicuamente. Mi vida era una historia. La viví de nuevo. Sentí mis errores y mis logros, entendí las razones de las demás personas, era empatía pura. Me extasié con la paz del unvierso. Permanecí así durante un prolongado tiempo y seguro que mi compañero también estaba así. Olvidé mis penas, perdoné a los injuriosos.
Abrí los ojos y caían pétalos del cielo. Me senté cerca al Tiros.
-El hombre no está, -me dijo- desapareció.
Tenían razón. El gentilhombre se había ido. Junto al árbol había un pequeño bolso rojo. Lo abrimos y vimos que nos había dejado tres pomos del elíxir y una nota alentándonos a encontrar lo que buscamos y, una vez encontrado lo perdido, no vayamos más allá. Así, también, nos aconsejaba respeto y prudencia, porque nada era peor que la fueria de la naturaleza y la indecisión del ego. Como nos sentíamos cansados, dormimos esa noche bajo el árbol y bajo algunos efectos del opio, aún. Nos sentíamos bien, fue una buena experiencia. A la maána siguiente despertamos, cogimos el bolso y prometimos cumplir las pautas del caballero.
Caminamos, y así pasó mucho tiempo. Comprendimos muchas cosas, y cuando ésto sucedió retomamos nuestro camino, tranquilos y experimentados. Y con el recuerdo en el olvido, que para mí fue lo mejor.
jueves, 26 de junio de 2008
The Rise and The Fall
miércoles, 25 de junio de 2008
Una chaqueta, unas frases...
Era cómoda, para qué! El frío no me afectño en lo absoluto y me fascinaba su aspecto en modalidad impermeable: inflada y firme. El estilo no quedaba atrás, esta chaqueta sí que era seria.
Entré al salón y me senté adelante de Bicky, una chica super reeeegia del salón. Me acomodé bien en la silla y en un movimiento la chaqueta se infló al contactarse con el respaldar.
-Ayyyy! Qué regia tu casaca -me dijo y aplanó un poco el impermeable -está muy bueno.
-Claro - respondí -tal y como quien lo usa- Lo justo, no? Tú sabes, pues.
Reí. Ella me siguió. Continué con lo mío, pero Vicky, que era parlanchina al extremo, no dejó de detallar:
-Pero si es super gruesa - y agregó: -debe ser super abrigadora.
-Claaaro -respondí y añadí: Tiene que tener la calidad del dueño, pues, tú sabes. Siempre tiene que haber un ambiente caliente.
Vicky siguió en risas, muy coqueta ella. Ahora era mi turno, ya había empezado, unas frases más..
-Y mira -abrí el cierre de la casaca, demostrando el interior reversible- si te aburres, cambia de aspecto, así que ni por error te aburres, y ese lado es aun más cálido. Siempre como el dueño.
Vicky y yo conversamos amenamente toda la clase, a ella le gustaba comer unas hamburguesas que quedaban cerca del instituto y me invitó a acompañarla. Seguimos conversando ahí, con más connfianza y entre más risas.
Esa hamburguesa abrió nuestra relación y después de esa oportunidad seguimos saliendo. Primeor a comer, luego a bailar, y finalmente a todos lados. Vamos a tener ya tres años de noviazgo, estamos a punto de casarnos (faltan sólo tres meses, esperando el verano, por supuesto) y antes de esa plática no habíamos mantenido mucho contacto, no nos llevábamos mal ni bien, en oportunidades intercambiábamos palabras y nos saludábamos (Hola, Chau) cuando nos cruzábamos, mas nada más. Ella ni sabe que la casaca no era mía, que se la quité a mi papá. Pero ahora ya qué importa, jaja, igual la amo, e igual me ama.
Paralelo. Simultáneo
Curioso, entré. Había de todo, pero lo que más me llamó la atención fue el puesto de la gitana. Una carpa enconada, armada de seda roja detallada con figuras doradas y sostenida por palos calculadamente colocados, cumpliendo la función de columnas que desprendía el aroma de una de las más exquisitas fragancias.
En el centro, sentada en un sofa cómodo, una trigueña gitana, con un punto en el centro de la frente y ojos jaladitos, lucía sentada, llena de paz. Poseía una mirada de confianza, de experiencia pero no de sabiduría, y también una cálida sonrisa. Llevaba velos rojos, al igual que su carpa, con detalles en dorado: ondas, serpenteadas, círculos, un sinfín de formas. Alzó el rostro y me vio. Me saludó como forastero y se ofreció, sin que se lo pida, a leerme el cigarro.
-Se te ve confundido. Siéntate tranquilo, ser extraviado - me dijo - yo aclararé tus dudas.
Me senté involuntariamente a su lado. Ella prendió un cigarrillode tabaco y me ofreció a mí.
-Toma -extendió su mano - coge uno y enciéndelo. Una vez así, da tres pitadas, en cada una de ellas piensa hondamente y no botes las cenizas, cuando hayas dado las tres, dame el cigarro.
Así lo hice. Di los toques de tabaco más profundos de mi vida, tranquuilo y seguro. Al tercer toque se lo di. Así hasta que se acabó el cigarro. Cuando se lo devolvía, ella me decía cosas sobre mi vida y semia aclaraba algunos aspectos. Pero nada de lo que yo pueda creer tanto, son cosas, nada más. Pero al terminar el cigarro, botó los ripios de tabaco del filtro y miró la letra que se formó en éste:
-!Es una C! Hay una letra C - dijo alegré.
Me pareé y me fui de inmediato, desilusionado.
Asistí a una feria que se instaló cerca a mi localidad, tenía su público y lo debía a su llamativez, quizá su certeza y las atracciones que anunciaban: hombre con pie de gigante, artista del hambre, artista del trapecio, elefantes hindús, y los comunes gitanos.
Curioso, entré. Había de todo, pero lo que más me llamó la atención fue el puesto de la gitana. Una carpa enconada, armada de seda roja detallada con figuras doradas y sostenida por palos calculadamente colocados, cumpliendo la función de columnas que desprendía el aroma de una de las más exquisitas fragancias.
En el centro, sentada en un sofa cómodo, una trigueña gitana, con un punto en el centro de la frente y ojos jaladitos, lucía sentada, llena de paz. Poseía una mirada de confianza, de experiencia pero no de sabiduría, y también una cálida sonrisa. Llevaba velos rojos, al igual que su carpa, con detalles en dorado: ondas, serpenteadas, círculos, un sinfín de formas. Alzó el rostro y me vio. Me saludó como forastero y se ofreció, sin que se lo pida, a leerme el cigarro.
-Se te ve confundido. Siéntate tranquilo, ser extraviado - me dijo - yo aclararé tus dudas.
Me senté involuntariamente a su lado. Ella prendió un cigarrillo de tabaco y me ofreció a mí.
-Toma -extendió su mano - coge uno y enciéndelo. Una vez así, da tres pitadas, en cada una de ellas piensa hondamente y no botes las cenizas, cuando hayas dado las tres, dame el cigarro.
Así lo hice. Di los toques de tabaco más profundos de mi vida, tranquuilo y seguro. Al tercer toque se lo di. Así hasta que se acabó el cigarro. Cuando se lo devolvía, ella me decía cosas sobre mi vida y semia aclaraba algunos aspectos. Pero nada de lo que yo pueda creer tanto, son cosas, nada más. Pero al terminar el cigarro, botó los ripios de tabaco del filtroro y miró la letra que se habñia formado en éste:
-!Es una C! Hay una letra C - dijo alegré.
Me pareé y me fui de inmediato, decepcionado.
El Romántico
Diatriba: Hola, Qué tal?

sábado, 21 de junio de 2008
viernes, 20 de junio de 2008
Es la sexta hora (Magnífico)
Tuuuuú que muestras la verdadera cara de las cosas tras tanta belleza.
Tú, que me has devuelto el escrutinio y la facultad de ibservar, analizar, y comprender.
¡Oh! Seeexta hoooraa de viajeeee....
Tú que me dices: "Todo es posible, siempre ve más allá (más allá, más allá....)"
Tú que has cultivado en mí la sonrisa desvergonzada y el desinterés por lo originalmente importante.
¡Ohhh Sexta Hora de Via-je!
Tú que me has demostrado mi super yo y me dejas dominarlo.
Tú, que intensificas los sonidos y demás percepciones.
¡Oh-Sexta-Hora-de-Viaje"
Dilate más y máy no te alejes jamás.

miércoles, 18 de junio de 2008
Historia Breve
En el último trabajo que consiguió gracias a su viejo amigo Godofredo, se topó con el hombre con que su novia lo había traicionado. El relacionó el aspecto del sujeto con la imagen que se había formado luego de la culposa descripción que le proporcionó ella dentro de su confesión, y supo certaremente que él era. Y no se equivocaba. Entonces lo vio con encono y pensó despellejarlo ahí nomás, frente a los demás campesinos, no obstante, algo lo contuvo. No se preocupó, tarde o temprano se vengaría.
Al inicio lo eivitó, pero luego, cuanod el trabajo requería de todo el campesinado, supo que quisiera o no tendría que toparse personalmente con él. Preocupado, habló con su amigo:
-Godofredo, necesito tu ayuda -le dijo.
-Dime, estimado amigo respondió Godofredo.
Rigoberto le contó lo del hombre ese, Melquiades, y le preguntó qué hacer. Hablaron largo y tendido sobre el asunto, y después de la conversación se sintió mejor. Optó por esperar la venganza, por sembrarla y cuando esté bien crecida cortarla con mayor placer.
Entonces, según lo que había planeado secretamente, a la siguiente jornada, cuando se topó con Malaquías no lo evitó, produciéndose así su primer contacto. Ambos se presentaron. Rigoberto se hizo respetar sin hacerse conocer y se ganó la confianza del otro. Así fingió ser su amigo, guardando reconcor hacia ese cretino. Muy pronto daría el golpe, esperaba el momento oportuno nada más. Y sabía que por necio que sea su acto de venganza tendría siempre el respaldo de su amigo Godofredo, y eso lo tranquilizaba: saber que alguien lo apoyaba.
Una tarde Malaquías propuso salir una noche a beber por la "camaradería", Rigoberto, sin alternativa para rehusar, aceptó.
Llegada la noche Malaquías debía pasar por la casa de Rigoberto, peor justo esa noche recibió, después de dos meses, una llamada de Celestina, la mujer con la que se habñia acostado a sabiendas de que era comprometida y que solo la utilizaba por fines hedonísticos. La invitó a salir esa noche, ella aceptó con placer, y decidió llevarla a casa de Rigo, presentársela y salir los tres para que después el se abriera con Celestina.
Rigoberto estaba en casa arreglándose y pensando en cuando dar el golpe que defogaría su furia sobre aquel nefasto hombre, ya que a la mujer, por motivos todavía de amor, no la podía lastimar.
Sonó el timbre y cuando abrió la puerta vio a los dos besándose. De inmediato reconoció a la mujer y se seintió más traicionado. Cuando ella lo vio, se quedó perpleja. Rigoberto no vaciló, sacó el arma de su fundillo y dijo:
-Malaquías, tú y esa mujer han mancillado mi honor.
Malaquías entendió todo y supo que el era el hombre al que había participado a sacarle los cuernos. Celestina seguía pasmada. Ya no tenían nada que hacer.
-Y tú, mujer deslead -dijo apuntándola con el revólver- pagarás tu deslealtad y más.
Apretó el gatillo dos veces, hiriendo en la cabeza a ambos. Miró como morían en su suelo y como ensuciaban su alfombra con la sangre. Pensó que todo pudo haber terminado antes, que de nada servía aplazar lo que se puede hacer de una vez, y que esto era tan negativo que acarreaba consecuencias como esa. En vez de matar a dos personas pudo haber matado a una. Finalmente, ni le importó.
Se mudó y nada se supo ni de él ni de los muertos.
martes, 17 de junio de 2008
Se busca: Alter Ego perdido

lunes, 16 de junio de 2008
Écos
sábado, 14 de junio de 2008
Purple Haze (Jueves de Perdón)

jueves, 12 de junio de 2008
Auge
domingo, 8 de junio de 2008
Mira dónde me escondo...

¿Qué les puedo decir? Sólo que tras esa máscara jamás me van a encontrar. Claro que no, puesto que cuando la uso yo ya no estoy acá, sino que estoy allá. No sé qué tengo, pero de cuando en cuando me la pongo, cuando me muero de miedo y no quiero que nadie me vea, cuando me siento extraño, cuando me percibo irreal, entonces la uso y doy solución a mis problemas. De hecho que soy un loquito más del montón, pero ya pues, no te digo que cuando estoy detrás de ella ya no soy yo sino que soy el otro? Ya pues, entiendes de lo que te estoy hablando o no? Rayos, deja de joderme, ¿sabes qué? Me la voy a poner, ablao!