miércoles, 1 de diciembre de 2010

La tierra prometida

Estoy cogiendo muerte. Dolor de estómago, dolor de cabeza, ligereza del cuerpo, vértigo, náuseas. Me sugieren vaya al baño y vomite o induzca al vómito, pero de hacer lo que me dicen echaría a la basura los tres vasos de mescalina que me he tomado. Hay cosas que pesan, que duelen, y desprenderse del dolor de ser un humano para convertirse en un monstruo trae otros dolores, en este caso, afortunadamente, corporales y no espirituales. ¿Qué prefieres, padecer del alma o padecer del cuerpo? Yo prefiero lo segundo. Lobsang Rampa dice que los viajes espirituales se inducen con la mescalina, no obtante no es la manera apropiada de hacerlo, y causa, entonces, hoyos en los chacras, así se desequilibra la mente-cuerpo. A mí no me interesa, en mi hoja de vida llevo cuatro años experimentando con psicodélicos fuertes, primordialmente con MDMA, LSD-25, mescalina y psicobilina, además de otras sustancias más ligeras y a la vez más perniciosas, como el floripondio, viaje del cual regresé con fortuna vivo y con fortuna con mi vista intacta. O eso es lo que pienso... Combato el dolor que sufre mi organismo, blanqueo la mente, cierro los ojos y me teletransporto por caminos ágiles y rápidos que siguen caminos sin rumbo aparente. El cuerpo hace lo suyo, y arremece... bebo agua, fumo cigarrillos, por el momento no deseo THC -milagrosamente- temo que empeore la situación. Mis compañeros están preocupados, aparentemente me debato entre la vida y la muerte, y esta es la batalla entre ambos que más reñida está. Los veo difusamente, en derredor mío, cogiéndose el rostro de preocupación, bebiendo ellos también agua y fumando cigarros. Comentan mi situación, o eso creo, puesto que no los ecucho muy bien. Uno de ellos me acerca un falso de cocaína, mas lo rechazo; nunca ha sido lo mío, por lo tanto no tiene por qué serlo. Lo único que me sanaría es... entonces mi visión se aparte de los miles de túneles interconectados que recorro a toda velocidad y visualizo una planta de marihuana en lo más alto del cielo, en la cúspide de este y otros universos. Esa es la salida, la madre me está llamando. Pido un porro, exigo un porro. Me alcanzan el que ellos están fumando, doy un par de caladas y siento el humo expandirse por mi cabeza, la neblina verde apoderarse de mí. Es ahí cuando la imagen de la marihuana se hace más lejana, casi inalcanzable, y es ahí también cuando siento mi cuerpo desprenderse de mi alma, y esta elevarse sobre mi yo-física y volar. Con los brazos extendidos y una mirada anodadada me transporto, me acerco más a la Reina María, la de cabellera verde, la de brazos cálidos, la que tantas veces me ha asistido. Entonces comprendo todo: me está llamando. Exploto de alegría, y recuerdo a mis compañeros; bajo la mirada, siguen donde estaban, esta vez discuten con mucho más preocupación que hace un rato, algunos se lamentan, mi cuerpo yace apoyado en una roca, la mirada vacía, la boca denotando una sonrisa melancólica. Sin embargo, tengo que seguir mi camino. Continuo flotando, y veo cada vez más próxima a la Reina Madre de Todos los Seres de La Naturaleza. "Ahí voy, estoy acudiendo a tu llamado", alcanzo a pronunciar, aunque me doy cuenta que mis palabras n se materializan, que gesticulo la boca y nada más. Escucho una voz estentórea y femenina: "Ven a mí, te acogeré en mi reino". El celeste del cielo y el blanco de las nubes se tiñe de verde y quedan atrás estas imágenes. Veo un bosque flotante, lleno de árboles y de frutas, y de hombres libres que corren desnudos o que se apoyan en los árboles o las piedras, meditabundos pero felices. Es ahí donde tenía que llegar, tarde o temprano, la vida me ha sonreído, he muerto en éxtasis.


1 comentario:

peruavantgarde dijo...

HIPNOASCENSIÓN !!!!


http://hexagonocarmesi.blogspot.com/