jueves, 17 de diciembre de 2009

Trayecto

El autor del escrito sale de la tienda y se sienta en una banca del parque Keneddy, mirando "La Casita", escucha un set de Ricardo Villalobos para una radio italiana, prende un cigarrillos y cruza las piernas. Mira el paisaje y se le vienen algunas ideas a la cabeza, saca su libreta de apuntes que le regaló el día de ayer su madre y toma nota de lo siguiente:

"La maldita desesperación de no encontrarla,
y el ya aburrido y cansino sabor a tabaco.
El fastidio de ser controlado,
y la inconformidad de tener vacío el bolsillo.
Las ganas de vivir en un depa rentado,
peor todavía esperando que me llamen de algún trabajo.
Aún no disfruto la sensación de ser libre,
no tengo ni cel para estar comunicado.
No puedo divertirme, sólo resignarme.
¿Hasta cuándo va a durar esta situación?
¿Cuánto más tengo que esperar?
Los versos de mierda que me salen iguales, no tengo nada de auténtico.
¿De qué me sirve escribir?
Si no la puedo conseguir.
Estoy perdido"

El autor se siente, en sus últimas líneas, confundido y menospreciado, recuerda la canción de "The Dirty Mac - Yer Blues" porque en un párrafo dicen que ya ni su rock'n' roll los satisface porque ya no tienen a su amada, le sucede lo similar pero con los escritos. Espera que termine el set de media hora, en ese tiempo ve a varias personas pasar por Miraflores, siempre tan excéntricas. Busca a su madre en Ripley pero no la encuentra, va a Saga y tampoco la encuentra, no quería buscar ropa pero lo hace, se da una vuelta por la sección zapatillas porque son, en cuanto a vestimenta se refiere, lo que más le agrada y toma importancia. No encuentra las Reef, pero ve unas Puma elegantes, sigue dando vueltas y ahora sí encuentra unas Reef agradables. Si tuviese el dinero se las compraría, desea que su madre acceda a comprárselas. Depender de, eso es lo que le hostiga. La libertad que tenía antes ha sido censurada, está bajo estricto control y eso es lo que más le desespera. Se autoanaliza, quiere encontrar el por qué de su estado de ánimo. Está insatisfecho porque no tiene lo que quiere, porque el adicto se frustra cuando no consigue lo que desea, porque es intolerante ante las frustraciones, porque es inmediatista. Sabe todo en teoría, se da cuenta, pero ahí nomás, entonces, ¿dónde queda la práctica de lo aprendido durante tanto tiempo? Sin más esperanzas sale y se regresa. Opta por tomar el camino de Larco, hace meses que no regresa a casa a pie por ahí. Pasa por varios lugares y algunos despiertan recuerdos dentro de él. Piensa en muchas cosas, en su blog, verbigracia, hace un recorrido mental y encuentra que ya no hay "Ocurrencias", que ha perdido el sentido del humor, y que ya no hay textos de rebeldía; la llama se le ha apagado. Extraña a su antiguo "yo", pero sabe que el actual no debe desmoronarlo. Piensa en rendirse, es inexperto en el campo del amor, no sabe qué hacer, si darse a un lado o si seguir batallando, quizá esperar hasta los setenta años, a lo Fiorentino Arizza. No se percata que tiene que dejar que las cosas vengan por sí mismas, no se percata que quiere todo de una vez, no se percata que tiene que rezar "La Serenidad". A mitad de camino, cruzando el puente que une Miraflores de Barranco, puente que caminó innumerable veces con ella, ve un afiche de "Midnite", concierto que, de hecho, en el tiempo de reclusión, se perdió, como tantos otros, en fin, el afiche lo hace vacilar, tal vez el estilo de música que escucha lo esté aturdiendo y no lo esté ayudando a calmarse; entonces cambia a "Richie Hawtin (dios) @DEMF 2007" por "Midnite" con "Weed Burn", "Mighty Race" y más. Fue una buena decisión, el reggaesito tiene otra vibra. Pasa frente a lo que antes era la Lagunita, y se mete por la Av. El Sol. Gente vestida de fiesta transita por las calles: es jueves. Es jueves y él está caminando como un huevón cavilando en cosas sin sentido y solución y se siente impotente, una vez más, de no poder tener la libertad de antes. Ni siquiera tiene llave para abrir la puerta, va a tener que ir a alquilar cabina esperando a que su madre llegue, porque, calculando por la hora y conociéndola, sabe que de todas maneras siguen metidos en los escurridizos y laberintosos pasajes de las tiendas chilenas que han establecido casi un monopolio de malls en el Perú. Ha sido un largo recorrido, le gustó ver ciertas calles otra vez, se sorprendió frente ciertas remodelaciones, siguió, simplemente, su camino. Quiere llegar a casa y tomar su sedante-hipnótico, su antisicótico y su estabilizador de ánimo, pero recuerda una vez más que mamá no está en casa, y lo comprueba. Se va a internet, a perder el tiempo. A perder el tiempo, a perder el tiempo....

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