lunes, 18 de enero de 2010

Un viaje extraño

Al llegar a Cusco lo primero que se me vino a la cabeza es que era un delito estar en ciudad con características tan autóctonas; sus empedregados y casas con balconcillos y tejados, rodeada de valles en todas las direcciones y dibujos que representaban el curso de una cultura predominante en su época, lúcido. En realidad, últimamente todo me puede parecer un delito refrente a la lucidez, porque ya la olvidé, no sé cómo es. Tardé algunos días en cambiar mi opinión; luego de estar unas horas en Cusco fui a Calca, una ciudad que está a 45' del centro donde debía cumplir con un, digámosolo así, "retiro espiritual". La casa donde me alhojé era confortable y desprendía olor a serenidad y calma. Me recibió una argentina, esposa del "Señor de las Ceremonias". Esa noche dormí, debía hacerlo puesto que al día siguiente empezaba "el trabajo". Estuve cinco días ahí, y tuve que alimentarme sin sal ni azúcares debido a la medicina; eso yo no lo sabía, y cuando me enteré me llevé una mala sorpresa, no obstante, la comida estuvo a la altura. Tampoco podía salir, mis energías estaban siendo calibradas y no podía permitir que los demás se aprovechen de eso. Me molesté cuando me lo informaron -auqnue no demostré el enojo para que no se lleven malas impresiones desde un inicio-; "no puede ser", pensé, "nuevamente estoy encerrado". En el alhojamiento habían dos españoles, uno un joven que terminaba su tesis en biología y otra una mujer de recorrido curioso, muy buena gente ella. Recién a los dos días pude salir a la calle, y cuando pisé nuevamente las afueras me embargué de alegría. Era el simple hecho de caminar lo que me alegraba. Soy un caminante neto, eso ni dudarlo. Dentro de las cosas que debía de hacer figuraba ir a un baño termal con propiedades propicias para una de mis tantas enfermedades. Las noches eran de puro trabajo, introspección y meditación, algo nuevo para mí. Un viaje más, una experiencia más. A comparación de las experiencias y viajes que ya he tenido, ésta era una totalmente nueva, e incluso, como no me suele suceder, le tenía miedo; sin embargo las cosas salieron bien, y si es cierto que fueron cuatro noches seguidas de intenso trabajo, acabado éste sentí una frescura y una vitalidad que me permitían estirar mi cuerpo y sentir el bienestar recorrerlo, un optimisto inédito también fluía. La última sesión fue acompañada de una chica cusqueña que también debía despejar ciertas negatividades para poder seguir su camino con claridad; ella era muy parecida a mi en varios aspectos, pero el más parecido era la antisocialidad. Ella tenía sus motivos, yo, los míos. Simpatizamos, nos gustaban diferentes tipos de música pero éramos afines a películas independientes -de las que me enseñó mucho-, terminamos contándonos nuestra historia: el por qué estaba cada uno de nosotros ahí. Ambas eran impactantes en su ámbito. Esa no fue la única historia que conocí, días antes había intimado con la española de nombre curioso, Elhamiel, que cuando lo escuché me sonó a frencés y por ignorancia o atrevimiento deduje que se escribía "L'Amelie", pero cuando se lo comenté me corrigió. Mayor que yo de edad, había vivido más; sabía más. Me instruyó en el campo de la espiritualidad y sembró, también, varias dudas que aún tengo y que debo resolver. En sus tiempos también había sido consumidora de ácidos, hasta, estando en "viaje", se paraba en las esquinas y le invitaba a los londinenses una taza de té, sin limón pero bien ácida. Una vida loca; un matrimonio con un holandés y una torta de hachís en la ceremonia no es broma, los padres se fueron en sueño cuando la probaron, me contó, no sabían que había sido bien "enderezada". Me provocó algo de envidia eso de la torta, ya que en mis buenos tiempos, tiempos de demencia, deseaba que mi boda -si es que la llegara a tener- fuese así, a lo "hippie", con meseros repartiendo bombas de mdma en sus bandejas y licores con ácido incorporado, sin faltar, claro, la invevitable marihuana, también en bandejas. Ahora yo ya no estoy en eso, una lástima. ¿Ya me tocará? Ja, ¡Quién sabe! Por las noches salíamos a caminar y yo le contaba de mi enfermedad mayor: el amor. Y cada vez que mencionaba a mi amada me daban retorcijones y suspiraba, un encanto, parecería. El español, que también había radicado en Inglaterra, no guardaba una buena impresión de ellos, "pueden estar dándote la mano y por dentro mentándote la madre", decía, "son de lo más frívolos e hipócritas, no se muestran como son". Había pinchado en ese país y tenía hasta sus producciones -de las cuales guardo varias en un cd- bien minimal techno, en sus tiempos había decantado de productores como Richie Hawtin a.k.a. Plastikman, Mathew Dear a.k.a. Audion, Luciano, Ricardo Villalobos, Whignomy Brothers, Aphex Twin y demás -la lista es larga-, pero todos de la vieja escuela del techno. Dejó los sintéticos por sí sólo, pero no sucedió lo mismo con los cigarrillos, que dejaba por temporadas y volvía a retomarlo. De él aprendí a fumar mentolados, no sé cómo pero ahora les encuentro su gusto. Pero no todo debía acontecer en Calca, bueno, debía ser de esa manera, pero estaba en Cusco y no iba a desaprovechar la oportunidad de pasar unos días en el centro de la ciudad, así que terminado el "retiro", alisté mis cosas y, de noche, partí rumbo al centro. En el bus estuve acompañado de Camila, con quien me entretuve platicando durante el camino, y de no haber sido por ella me hubiese tenido que contentar con escuchar uno de mis tantos sets de minimal techno o, quizá, si estaba feeling, con Alejandro Sanz (inédito; así están las cosas ahora) o Aventura (más inédito aún). Bueno, felizmente estaba ella. El camino fue aburrido, se supone que eran 45' pero tardó más. Una vez en la terminal caminamos hacia el centro, ella se dirigía a la casa de su mamá porque en su habitación no había ni comida ni agua caliente y yo me iba a Tambo de Montero, a darle el alcance a Arabia. Nos despedimos en el Market "El gato" -conocido por sus altos precios- y quedamos en mantenernos en contacto. Caminé debajo de la lluvia escuchando a Loco Dice buscando el Illyasray, que quedaba en una subida que me costó escalar. Después de cinco días veía a Arabia, era el reencuentro. Le habia ido, como yo, bien. Nos trasladámos de habitación, estaba bien enchulado el sitio, teníamos speakers y podíamos escuchar música a nuestro gusto. Oh Yeah. Arabia me enseñó unos tracks inauditos, destacaban "The March On Swan" y "Tic Tac", que me sumieron en un viaje expectacular. Tenía buena música, ergo, tenía de qué jactarse. A la mañana siguiente me despertó temprano, era increíble que un consumidor de hierba se despertara más temprano que un no-consumidor, lo digo porque es común que las drogas te aletarguen, pero bueno, él era de los porreros a los que por madrugar Dios los ayuda, y estoy seguro de eso. Mi compañero fumaba hierba con naturalidad, y a veces, cuando lo veía y me situaba a analizar la situación no comprendía com mi vida podía haber dado un giro tan drástico, de no haber desaparecido todo el 2009 la historia hubiera sido otra, y a él y a mí nos constaba ésto, pero así no pasó, así que la historia no es otra que la que estamos viviendo; no puedo caer en la trampa del subjuntivo tampoco, si no viviría lamentándome de miles de cosas. Yo tomaba café en el mercado por las mañanas y durante el día fumaba cigarrillos, esta vez de mentolados, de manera extraña le encontré el gusto a estos y la displicencia a los rojos o a los azules. En fin. Pasear los Andes Peruanos es cansino, estás en una altura diferente a la acostumbrada y el corazón pasa factura. Además, fumando cigarrillos como yo lo hacía era un hecho que me tenía que cansar más de lo habitual. Llovía a cualquier hora del día, sin previo aviso, al menos no para nosotros, un par de limeños que no sabemos leer el lenguaje de las nubes, y cuando sucedía teníamos dos alternativas: una, ir al internet y "matar" el tiempo (una falacia, es imposible asesinar el tiempo o siquiera pararlo) o refugiarnos en el hotel, viendo TV por cable o escuchando algo de música, si es que el dueño del hotel no se había llevado los speakers, lo que no ocurría con mucha frecuencia, felizmente. En el hotel, él fumaba hierba, yo, cigarrillos, pero aprovechaba por olfatear el delicioso aroma de la macoña. Bueno, algo es algo, a nada. Así se pasaron nuestros días, vagando por aquí y allá, buscando el mejor lugar donde comer o acompañándolo a realizar algunas cobranzas (ajustes). Por donde íbamos nos topábamos con carne blanca: argentinas, paraguayas, uruguayes, todas una delicadeza, pero copnocimos una costaricence que quedó encantada con el paisaje cusqueño y que prometía regresar a fin de año a establecer su negocio de comida vegetariana, el cual había visto solvente. Estuvo un rato en nuestro cuarto conversando e intercambiando algunas cosas (ajenas a mí) y contándonos que era promotora de eventos de Psy Trance en su país, y que quizá innove con ese negocio también acá, no era una mala idea, para nada. Me gustó su espalda, la tenía repleta de tatuajes orientales y no pude contenerme a tomarle una foto, es una suerte encontrarse con una persona de mente abierta, de imaginar el grito o el escándalo que hubiese protagonizado una pueblerina de haberle hecho ese pedido, pero ella no se hizo problemas, es más, lo hizo encantada, después de todo, ¿qué había de malo en una foto? ¿acaso eso significaba que íbamos a follar? para nada, yo tenía bien en claro que ella tenía su pareja -que estaba también en cusco. Hay que acotar que no es nada fuera de lo común que una persona saque los pies del plato, es más, es común en nuestras épocas, pero yo no estaba dispuesto a meterme en tremendo embrollo, podía intentar, pero todavía no me siento preparado, hay cosas que me karmean y quiero mantenerme limpio hasta solucionarlas; cuando alguien desea algo de verdad, lo desea y está dispuesto a tener sacrificios, y ese es mi caso, así sea que llevo infinidades sin penetrar una buena concha; si soy ortodoxo o no, no me interesa, yo tengo mi esquema de pensamiento y sé que respetándolo tal vez las cosas no salgan como espero, pero que sí al menos me saldrán bien otras por ser coherente conmigo mismo. Y eso es lo importante. Ella no sabe lo que hago, quizá crea que hago lo peor, quizá debería hacerlo si es que eso es lo que ella piensa, pero yo soy yo, no dependo de los demás, están libres de pensar lo que deseen, si hiciera algún efecto lo que otros erradamente sospechan de mí dados mis antecedentes o creen por las dudas que tanto tiempo les he desatado pues estaría ya debajo de mi tumba y no tendría la oportunidad de contarles nada de lo que les cuento, pero sigo aquí, íntegro, aun después de diez meses en el calvario sin poderla haber saludado al menos por su cumpleaños porque en mi familia todos se hicieron los locos y resulta que de la nada nadie, ni mi primo, sabía como contactarse con una persona por internet siendo esto lo más fácil del mundo, pero me estoy saliendo del tema, me estoy dejando desviar. Retomemos. Los días continuaron, veía a mi partner dopado y por momentos lo envidiaba porque así era yo antes, y de no haber estado donde estuve lo seguiría siendo, cada vez que me encuentro con alguien y me pide para fumar y le digo que no fumo creen que les estoy gastando una mala broma, pero así son las cosas. Cuando no podíamos refugiarnos de la lluvia que Dios nos salve porque terminábamos empapados de piezs a cabeza. En una conversación, el primer día que llegué, con horas sobre suelo cusqueño, me encontré en el msn con una señorita que vale mucho para mí pero que yo ya no valgo nada para ella, tuvimos una conversación creo yo amena, empezó, según ella, grosera, pero al final terminó dándome hasta consejos para mi vida y eso me sorprendió, me preguntó si iba a San Blas y la verdad que yo ni sabía que era eso, no recuerdo que le contestñe, creo que le dije que estaba por "otros asuntos", es que ella, conociéndome como era antes, tal vez lo primero que se le vino a la cabeza es que iba a juerguear como los grandes, ese no era el plan, más tarde, cuando le pregunté a mi amigo cusqueño qué rayos había en San Blas me dijo que era ahí "donde todas las cosas sucedían". Entonces comprendí. No pisé San Blas más que de la mañana y en toda mi estadía no pisé ni un bar, rarísimo para mí. Terminaba refugiado en el hotel escuchando los ronquidos de Arabia y viendo alguna película en FX -canal para grandes hombres- y remataba la noche con una serie animada de mis favoritas, Family Guy. Antes de salir de Calca visité Pisaq y gasté la mayoría de mi dinero pensando en una mujer que no piensa en mí y cuyos regalos los tengo guardados como reliquias tal vez, porque está bien difícil que se los pueda entregar, creo que esa opción no se me vino ala cabeza al momento de comprarlos, solo se me vino lo positivo y no los obstáculos, pero no me lamento, mis intenciones fueron buenas y haré como si los hubiese recogido e incluso como si los llevara puestos. Una mañana que desperte ¿iluminado? la nextelié, pero los resultados fueron negativos, escucharme fue lo peor que le pasó, parece. Me conformé, ¿qué más me queda? Mi compañerop me hizo un par de bromas y las tomé a bien. Al menos había intentado, como en el pasado no lo había hecho de puro cobarde. Probablemente ella tenía razón; ya no había sentido en tratar de comunicarme con ella después de TANTO tiempo, pero entonces, ¿por qué se comunicó ese día conmigo? De no haber existido esa conversación... pero misteriosamente se dio, y por algo ha de haber sido, quizá para que nunca jamás se me ocurra olvidarla de mi memoria y tenerla en el escalón más alto de mis recuerdos, porque a pesar de todo es ahí donde pertenece. Era increíbler porque donde iba veía los aretitos, las pulseras, las vinchas, y a pesar de la negativa que ya había recibido admiraba estos accesorios de mujeres imaginando qué tan bien le quedarían. ¡Ay! ¿Qué sería de mí sin mi imaginación? Nada, creo yo. La imaginación solventa mi esperanza. Si es vana o no me importa un bledo, soy así, un soñador. Cuando se me empezó a acabar el dinero se me acabaron las ganas de estar en Cusco, a nadie le gusta estar a las justas, y felizmente ya se aproximaba el día de mi regreso a Lima; 21 horas de viaje en carro me esperaban plácidamente, no tenía la menor idea de cómo me las iba a arreglar. En las horas de refugio en Internet me dedicaba a mi única labor: la de blogger. Es lo único que soy por el momento. Ya llegará la hora de lanzar la arcana "Serie Rosa - Cuentos de un amor póstumo"" y hacerme conocido como escritor, mi más grande sueño, después de la paz y el amor mundial, claro está. Fumé mi último cigarrillo en el hotel, contento, porque la noche anterior la ciudad se había despedido con una hermosa lluvia y el cielo encantó con rayos y truenos que hasta logré captar con mi cámara digital. Subí al carro y me despedí de Cusco, ciudad que me hospedó durante casi dos semanas y que me sirvió para obtenmer muchas conclusiones acerca de lo que es mi vida, qué más importante que eso pues, que la vida. La vida, mi intrínseca vida. Al menos saliendo de Cusco ratifiqué mi idea de que era un crímen estar lúcido, estar lúcido es una alternativa más en la vidas, no te quema neuronas ni te altera el sistema nerviosos central, será bueno mantenerme en ese estado el mayor tiempo posible, gracias a Dios tengo a mis amigos que me apoyan y que me meten mi tate quieto cada vez que notan que estoy por hacer algo peligroso: "Hey, después de diez meses lo quieres hacer, no seas pendejo". jaja, claro, como ellos si pueden... pero el refrán lo dice: "El que puede, puede; el que no, mira y aplaude". ¿Sí o no? Ahora estoy nuevamente donde pertenezco, en la capital, y después de esos días de vacancia, porque no fueron más que eso, tengo que continuar mi camino. Una experiencia nada extraña en verdad si uno la analiza biensolo que yo soy bastante extraño para un mundo normal, pero qué se puede esperar de un viajante intergaláctico.

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