martes, 28 de octubre de 2008

Not Even Jail

Cómo están mis estimados lectores, esta vez escribo para comunicar algo injusto que me sucedió la semana pasada, porque si bien es cierto que no comunico lo que me sucede y menos de forma personal, esta vez, como "artista", me veo en la obligación de, bajo ésta índole, alzar mi voz para hacer una protesta, porque eso es lo que siempre hacen los artistas pues no? comunicar todo lo injusto que acaece. Estuve, pues, a punto de estar tras las rejas, tal como le sucedió a personajes peruanos como Vallejo o Arguedas sólo por cumplir una tarea más del escritor: ser fiel a sus ideales. Sucede que la semana pasada, después de conectarme a Internet y subir la entrada de paz y amor, busqué a un amigo con barulo en el bolsillo porque, después de varios días de ajetreo finalmente había entregado mi campaña esa tarde, por ende por fin tenía una noche tranquila nuevamente y quería salir a relajarme y por qué no, a conversar. Entonces salimos, pero en vez de ir al parque de la vuelta de su casa o al malecón de nuestro distrito, optamos por dar una breve vuelta por Miraflores, ya que él quería hacer tiempo para no ver a su enamorada, y yo estaba, como ya dije, en pleno hueveo. Estábamos caminando en una de esas calles vacías, por donde de noche no pasa nadie, sólo una que otra alma que se mete a su casa, cuando una pathfinder pasó cerca a nosotros, yo seguí liando y no hice caso, pero cuando dimos la vuelta y cuando justo estaba ensalivando la risla para cerrarla, se estacionó la sigilosa path a nuestro lado y dos desesperados tombos (policía en lenguaje callejuno), de seguro muertos de hambre, bajaron listos para el allane. Yo, que he estudiado derecho y conozco a gente de dicho entorno, sabía muy bien mis derechos, entre ellos que no me podía revisar, que no podía quitarme mi identificación, y que mucho menos podía olbigarme a subir a su pathfinder y peor enviarme a la comisaría. Me negué, entonces, a todos esos requisitos, con los brazos alzados, sin producir revoloteo alguno. Pero esos perros tenían otros planes, y lo único que hicieron fue armar ellos mismos un escándalo y terminar atacándome. Mi compañero veía la situación y me decía que cooperara, pero yo sabía que sólo me querían sembrar (poner ganjah en mi poder) para que les baje algo de coima, mientras tanto, yo me rehusaba a que me "apresen". Finalmente, y luego de haberlos hecho sufrir bastante intentando cogerme, lo lograron: uno de ellos me hizo una zancadilla y el otro me aprehendió de los brazos; así me subieron a la path. Eso no es todo, yo no estaba dispuesto a ceder frente a esos puercos, así que como uno de ellos no estaba aún en el carro, y el que sí estaba se distrajo, abrí la puerta y salí disparado como un cohete. Corrí como cinco cuadras, caminé como tres, porque la respiración y las fuerzas ya se me habían terminado; en ese trayecto el policía sucio me persiguió sin frutos positivos, incluso cuando voltié vi que se había caído al piso como basura y que intentaba disparar al aire, acto que evitó puesto que él sabía la verdad: lo que perseguía era un inocente hombre que salía a relajarse a la calle y que él pensaba sembrar para poder crear una culpabilidad legislativa en él, y si este sujeto en la persecución se negaba de tal manera, ya imaginaba que en la comisaría no iba a dar mi brazo a torcer. Mi escape terminó en mal lugar: una iglesia. Pensé que ahí me refugiarían y que me permitirían llamar a mi padre, quien en el acto daría final a tanta payasada de los puercos, pero esos malditos cristianos no ceden frente a nada, y terminaron desamparándome, permitiendo que el policia, que al momento llegó, me llevé en su carro. Subí y soporté todo tipo de agresiones verbales, compuestas de insultos a mi consumo y cosas que no me importaban, qué le puede importar a uno al lado de un corrupto? Llegamos a la comisaría y me sentaron en una sala, donde veía como mi apresor escribía una sarta de estupideces en su acta. Yo, como había comido antes de salir a fumar ese bate que me tenía en ese momento en la comisaría, estaba muy agotado y recurrí al baño a vomitar cuatro veces, después de lo que me bajó la presión durante media hora y se me agitó el ritmo cardíaco, frente a lo que no se hizo nada, puesto que solicité una aspirina y el tombo, muy encabronado por la mala jugada que había hecho (capturar a un "rebelde") y por la vergüenza de haberse visto tendido en el suelo al no poder atrapar a alguien, dijo que no se me brindaría hasta que él termine su acta, la que demoró más de una hora y fue arrugada más de tres veces. Después de esa hora que me hizo esperar, por fin me subió al otro piso a encargarme a otro sucio puerco pero de un nivel más alto. Fue un alivio, ese sujeto, de aspecto pusilánime y fracciones similares a Mr. Bean, llamó a mi padre. Estuvo ahí, frente a fente, preguntándome por mi consumo y por los lugares dónde adquiría ganjah. Descarté esa pregunta recurriendo a un lugar donde todo el mundo compra ganjah, uno de esos lugares clandestinos que abundan en mi país. Después, llegó mi padre. Entabló conversación con el sucio puerco ese, quien le contó lo "sucedido". En el acta escrita decía que yo portaba más hierba de lo que llevaba en verdad, así que repetí a mi padre, quien por supuesto me creía, que me habían "sembrado". El policía se asustó quizá, y me preguntó si yo de verdad creía que el cuerpo policial compraría droga para sembrarla y así sacar dinero de coimas, a lo que respondí que sí, y a lo que mi padre, asolapadamente, también afirmó al decir que me creía a mí, quien, al respecto, jamás le había mentido. Ahora el policía sucio estaba en un problema, pues toda la mierda que salía de su boca era inverosímil tanto para mí como para mi padre. Entonces, sentado frente a nosotros, no le quedaba más que seguir disimulando y terminar toda la digna acutación del cuerpo policial con una que otra frase que lo haga quedar bien, como aludir que si esto sucedía era porque estaban en búsqueda de los proveedores y porque se preocupaban por la salud de la sociedad. Era mentira, sólo querían unos soles más, ilícitos, por supuesto. Al final, salí de la comisaría al lado de mi papá; no nos llevamos bien, pero sabía que si estaba ahí era porque yo no era un mentiroso y lo que traté fue solo de hacer respetar, verdaderamente, mis derechos. Esto es prácticamente una denuncia a la policía de mi país, netamente corrupta, y es algo que quiero que ustedes, lectores en mayoría de otro país, se enteren: que aquí, en los países tercermundistas, cada quien hace lo que le viene en gana. En otros países las cosas se solucionas de manera simple, te paran, te dan una multa, y listo. En cambio acá no, todos ven que sacar el mayor provecho, así tengan que mentir o no. Lo que no se dio cuenta el policía es que grabé en mi memoria su nombre y la placa de su carro, y no sabe que ahorita mismo mis chacales están investigando dónde vive y quienes son sus familiares, pues se equivocaron de persona, no encontraron un rebelde sino un justiciero que encanta de hacer justicia con sus propias manos. En fin, bueno, eso fue lo que me sucedió, ahí está escrito y ahí se quedará, muchos lo leerán y dirán que todo fue mi culpa etc, y a todos ellos les diría que poco me importa. jaja. Vagabundo en prisión? Jamás.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya tiene tela que en el Perú la policía no tenga otra cosa que hacer que ir a detener a alguien que está fumandose un porro en la calle, en lugar de ir a detener a los corruptos dirigentes de la nación, tipo Fujimori, etc.

saludettes!

vagabundo dijo...

estás en lo cierto, acá los policías se preocupan por inventar todo tipo de infracciones a la ley a las personas en vez de ir a buscar a quienes verdaderamente merecen ser puestos tras las rejas.

saludos!

Bicho de Ciudad dijo...

Disculparás mi falta de crítica social. Lo único que puedo indicar acerca de tus derechos, es que hiciste lo correcto. (Me da urticaria hablar tipo abogado).

Pero no vine acá a dejar ese comentario misio. Porque para mí, esa entrada que has puesto es la mejor de todas. Quizá por el morbo, quizá por la rapidez de tus líneas. Me gustó pues, porque tuve cara de seriedad por momentos y por otros, se me salía la orina por los ojos de tanto reir.

Muy bueno.

Unknown dijo...

Muy bien hecho, primero por como actuaste y segundo por haberlo puesto por escrito. Todo mi apoyo, y gracias por informar de este tipo de sucesos lamentables.

SAludos

vagabundo dijo...

Si hay algo que uno no puede hacer, es callar. Gracias por el apoyo. Y mientras la injusticia siga, yo seguiré denunciándola. (Nunca tan Superman pero así son las cosas)

(Bicho de ciudad es uno de esos compañeros leguleyos de los citaba pertenecían a mi círculo. Grande Fraco!