jueves, 23 de octubre de 2008

Eternamente

Siempre les dije que yo no me tatuaría, que no me plasmaría toda la vida una imagen que, en primer lugar, cualquier día querría que desapareciese o que cuando sea viejo se vuelva una masa chorreada de carne en apariencia carcosa. Les mentí. Porque yo sí tengo un tatuaje. Sí. Lo llevo en el corazón. Y si me lo hice es porque es más que una imagen, es algo que estrecha lo racional con lo emocional, lo objetivo con lo idealista, porque representa la perfección y el estado más lúcido del pensamiento. Porque llevo la jovialidad, la alegría, porque lo más agradable son miles de caras con sonrisas. Porque soy fiel a la lealtad y mi medida báscia de vida es la amistad. Porque no creo en eso de que como Babilonia nos vamos a quemar, porque creo en la redención de las personas y de la misma humanidad, porque todos llevamos dentro el sentimiento de paz, solo que nos falta encadenarlo a nuestra forma de pensar. Porque sé que algún día nuestras discrepancias desaparecerán. Porque la única salida es que todos seamos uno y mientras tqanto hay que apoyar la moción, porque de granito en granito se pueden construir más que montañas: peldaños mismos al cielo. Porque sí, creo, centralmente, en la redención y en la unión. Paz y Amor.

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