sábado, 31 de mayo de 2008

Revelación

Sólo hay oscuridad. Una sila. Una luz. La luz sobre la silla. Una sombra, una forma. La forma de la sombra deforma la forma de la silla. Una persona está sentada, ella es la sombra.

-Abre los ojos - se escuchó, desde el vacío.

Nada pasó. La voz se alzó y repitió:

-¡Abre los ojos!

Nada pasó. Gritó:

-¡Abre los ojos!

Se escucha una respiración brusca, un jadeo desesperado. Ha abierto los ojos, por fin. La voz le comunica:

-Ahora estás acá, entiendes cierto?

Lo entendió. Se vio en la silla, si vio ese vacío penumbroso, se sintió lívido y asustado. No estaba maniatado, pero sus manos no podían desprenderse de sus rodillas.

-¿Estás listo? - preguntó la voz.

Listo de qué?, pensó. Debía estarlo pues, no? En realidad no lo sabía, tenía miedo, ¿estaba pasando lo que el creía? Pero la voz interrumpió sus pensamientos:

-¿Estás listo?

Lo había esperado tanto tiempo, y ahora....

-¿Estás listo? - ahora gritó la voz, exasperada.

Cerró los ojos.

-¿Estás listo?

Cerró los ojos. Ajustó la mandíbula. Apretó los dientes. Trató de recordar: nada, sólo el último momento.

-¿Estás listo? - gritó ya no una, sino miles de voces.

Cerró los puños y...

-Sí, estoy listo - gritó. Abrió los ojos.

Se había acabado la oscuridad, todo lo contrario: frente a él, luminosidad en exceso. Sus ojos se abrieron más, la pupila se le dilató peor. Miles de imágenes, miles... y de él: corría de niño, salía del colegio, mujeres desleales de su pubertad, el trabajo, la última fiesta, el último lugar que pisó materialmente... Pero había más. Miles de imágenes, pero ya no eran sus experiencias, sin embargó él y otras personas eran los protagonistas. A algunos los reconoció, más no reconoció las circunstancias. Además vio escenas de personas adjuntas a él, hechos que le interesaban, cosas que no sabía. También interactuaba con gente que nunca conoció, o con gente que a las justas vio pasar un día por la calle. Habían miles, millones, billones, trillones de imágenes y nunca acababan.

Entonces comprendió todo. Entonces supo que la verdad se le había revelado. Entonces entendió que la verdad no era una, que no era exactamente la que él vivió, sino todas las que él pudo vivir y las demás vidas que se enlazaban a la suya. Y siguió viendo, aún más anonadado.

Pero en un instante la máquina de figuras se apagó. Lo mismo sucedió con la luz. Intentó hablar, mas no pudo.

-Eso fuiste y eso pudiste ser -le dijo la voz- Ahora, puedes estar tranquilo. Todo se ha acabado para ti. Ya no tienes ninguna duda, el revelador no te mostró solo tu destino, si no el del todos los que te interesaban. Ya no tienes ninguna duda. Ahora ve, y conviértete en una estrella. Perteneciste a la configuración del mundo pero ahora pertenecerás a la configuración del universo.

Y, de pies a cabeza, se evaporó. Desapareció de la silla.



***

Apareció una silla. Una luz la iluminó. Otra forma apareció. El ciclo jamás dejará de continuar.

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