Por eso que nadie puede confiar en nadie,
Porque no te van a escuchar,
Sólo puedo confiar en el árbol,
en el río, en el cielo.
Sólo ellos te escucharán
y sólo ellos te sabrán hablar.
Pues tu eres parte de ellos,
y porque ellos son parte de ti
Porque ambos jamás se hablaron,
pero se vieron alegremente crecer,
entonces son hermanos de sangre,
son hijos del mismo creador,
son la misma y única materia.
No lo dudarán: te abrazarán,
te arrollayarán, te acogerán, te comprenderán.
Te dejarán hablar, llorar, maldecir,
Te escucharán
Y, al final, te consolarán y por fin sus consejos oirás.
Sólo ellos, sólo ellos son como tú.
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