martes, 27 de mayo de 2008

Pánico en la Oficina

Han visto esos miles de cúbiculos, cada uno adyacente al otro, y que son miles dentro de un piso de un gran edificio lleno de oficinas? Esos lugares donde a las personas se les designa trabajar como si fuesen abejas dentro de las celdas de los panales? Bueno, ahora yo trabajo en uno de ellos. En el cubículo, digo, en el grande edificio, no. Alguna vez has recibido una de esas incómodas llamadas de un operador telefónico que te ofrece paquetes, promociones, regalos, y hasta la felicidad? Bueno, si eres hispanohablante y estás dentro del database de mi centro de trabajo probablemente a uno de los que escuches seré yo. Claro que no con mi nombre, Federico García, me dicen por ahí. Es que no te diré mi nombre jamás (aparte muchas veces no lo quiero dar y he dicho hasta que me llamo Winston en alguna ocasión): mi trabajo es estafarte, timarte, sacarte varios números telefónicos y hacerte esperar sentado una playera con el logotipo de radio "Emoción". Vaya cacha, no? Pero hay más cacha aún, pues alguna vez te has imaginado querer olvidar a una mujer y tener frente a ti una lista llena de nombres, dentro de la cual se repetirá varias veces el que tiene ella, y que lo mismo pasará con sus apellidos, y hasta con los dígitos de los números de los celulares que recuerdas que tuvo, todo eso mezclado en varias hojas y saltándote agresivamente para que los leas, los releas, y que tu memoria relacione -en este caso, confunda-? Una pesadilla, no? Pues a mí también me pasa eso! Además, alguna vez, otra vez queriendo olvidar a una mujer, te ha tenido que tocar estar en un lugar donde sabes su carro transitará a diario y quedrás ver por la ventana a la hora clave que supones el carro pasará por ahí, y encima ese lugar es, nada más y nada menos, que tu trabajo? Ahora ya va espantosa la cosa. Yo creía que todo se había acabado, pero el sujeto locutor que está atrás mío habla con un tal "Mijael", y repite su nombre varias veces, y ese nombre sí que me cae espeso. Es una locura, en conclusión. Todo parece indicarme a ella, como si el mundo no fuese el mundo y como si los actos no fuesen independientes y deliverados, y que todo esté relacionado en vez de al universo a a ella? Es como si todo fuese su imagen. La vida es así: te da la contra. Acá hay una ventana, felizmente. Uy! Y está abierta.


No hay comentarios: