lunes, 24 de septiembre de 2007

La Nave-Cuarto

Hay un edificio verde en un lugar desconocido donde en cada uno de sus cuatro pisos habitan familias de inquilinos respectivamente. Hasta ahí, nada fuera de lo común.

La segunda planta, creada diferente a las demàs por cuestiones de caprichos saca ventaja a las tras
gracias a que uno de sus baños tiene tina. Al costado del cuarto de baño hay una puerta, y detrás
de ella está lo que definitivamente demuestra la complejidad de un genio. Es que si giras la manívela
y observas el panorama no te encuentras con un cuarto, sino con un módulo de una nave!








Es un espacio pequeño pero posee límites indefinidos, sys caminos son interminables y en vez de estar dando vueltas alrededor del mismo círculo (como sucede en los cuartos que no son naves) estás trazando nuevos caminos que abrirán a nuevas dimensiones. A pesar que su techo (plano pero ovoforme a la vez) es el piso de los inquilinos de arriba, no tiene problema en visualizar las estrellas y las galaxias que seguirá recorriendo.

El ambiente es cómodo, parfecto para una nave personal. Las paredes, de azul eléctrico añadidas al intenso blanco despedido por todos lados, son la perfecta impresión para un viajero espacial. Su nave
no posee controles de dirección ni radar, puesto que es imposible quen salga de su rumbo o que algo la acometa porque el recorrido es totalmente universal, a cambio de esto hay unos artefectaos (similares a las primeras computadoras) que -de una manera extraña- emiten sonidos cósmicos y delirantes, los cuales SÍ dirigen el viaje. Nunca dejan de sonar y siempre son extraños y es ineherente ellos que viajes y viajes, y si es que estos no existieran la máquina se apagaría. Es por eso que esa increíble máquina compuesta de tres cuerpos distintos pero entrlazados y conectos entre sí se convierte en corazón de la nave, de la nave que envuelve toda una galaxia.

1 comentario:

vagabundo dijo...

dios mío ese que se describe allí es mi cuarto... mi tren, tantos años, tantos recuerdos...