El terrible temor de perder la batalla, incesante.
La maldita indecisión de no saber a qué bando pertenecer.
Tener hambre de guerra y agallas, pero no saber cómo usarlas.
El futuro incierto...
Y el pasado agobiante...
Amigos o enemigos... de eso nunca se sabe.
Norte, Sur, Este, Oeste,
las brújulas igual apuntan hacia mí.
La revolución que corrre por mis venas
y la determinación de seguirla, palpable.
La guerra comienza.
Despierta ya, Soldado!
que en el campo de batalla te están esperando

2 comentarios:
Cómo te va. Siempre he tenido la idea de pasar por tu casa y tocar el timbre. "Qué tal. está .... ?". Y no sé, el silencio es personal.
Firmeza y a cerrar filas. Vamos carajo!
Celebro tu retorno y tu poesía combativa.
Estamos en contacto.
abrazo
Publicar un comentario