viernes, 4 de noviembre de 2011

Preliminares a la madrugada

Empecé a fumar huiros a los 17 años, el verano adyacente al último bimestre en el cole. Una buena edad. La conexión que se creó desde el primer instante fue tan fuerte que hasta el día de hoy no me puedo despegar (o no puedo dejar de despegar). Esta noche intenté no fumar, pues. Solo fumo de noches. El día lo tengo ocupado y aunque desee fumar debido al sol inspirador que salió, o porque hace frío y hay que estar más cálido, o porque se acabó la semana de clases, o porque son las 4.20, o por tantos otros motivos que se prestan fácilmente para echarle un porro, me abstengo de hacerlo y espero hasta caída la noche y finalizadas las responsabilidades. El resultado es que ya es muy tarde, que debí estar dormido hace 3 horas (como mínimo) y que ya estoy a 4 horas (que se perfilan a ser más) de mis clases. Pocas son las ocasiones que cuestiono mi hábito de fumar, y cuando sucede la respuesta es que no puedo evadirquien realmente soy: un fumeque. Es, tal vez, ya mi naturaleza. Platicaba con un amigo por el internet (hábito moderno) y le contaba que no podía dormir, que no había fumado, me dijo que yo era bien fumón. Es que sí, me gusta echarme mis petardos. No le encuentro problema a ello, pero también me gustaría sentir qué es estar lúcido por un momento. Porque cuando ya fumas a un ritmo, así dejes de fumar un par de días todavía te vas a sentir semi colocado. La limpia debe ser, por lo menos, de una semana. Recién ahí ves los cambios. Y es que las demás personas verán el mundo de la misma manera que yo? Así se ve realmente el mundo? Como yo lo percibo? Creo, también (esto es una sospecha), que ya no lo vovlveré a ver cómo lo veía hasta antes de ese primer toque la madrugada después de varias cervezas con los amigos e intentos infructíferos por darme de fumar por uno de ellos, porque ya tengo un nuevo sistema de realidad instalado, porque la puerta de la percepción (disculpen que lo deba llamar de la misma manera que Huxley) ya fue abierta. No es desagradable de ninguna manera haber empezado a percibir tantas cosas. Yo me siento contento fumando. Termina el día y ah qué rico: ¡Un porro!! Vaya consuelo el de los hombres... Es que ya esto es más que un lazo, una relación, es... indescriptible. Diversos manifiestos a favor de la hierba circulan por la red. Ahora súmenle este. Entre mis brazos la sueño y echando humo en una hamaca con el cabello lleno de canas y la piel arrugada me veo. Debo decir que me cansé hace un rato de dar tantas vueltas en la cama, cuando la solución era tan simple, así que salí del cuarto y en la cocina me metí unos toques en pipa. Y es que no había motivo para haber generado toda esta situción, cuando ya se sabe que me gusta fumar mi marihuana y que llevó días sin dejar de fumarla. Algún problema?? Qué corra por derecha... jaja...



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